Queridos lectores, acompañadme en un viaje a Territorio Lovecraft, la nueva serie de HBO, creada por Misha Green y Jordan Peele (Déjame Salir, Nosotros) y producida por J.J. Abrahams.
Enlace a los otros episodios de Territorio Lovecraft.
De forma puntual, y solo para este capítulo, voy a tomar el relevo del gran Fernando y traeros mi opinión sobre el segundo episodio de esta esperada serie de HBO. Como jugador de rol desde mi adolescencia y habiendo dedicado muchas sesiones de juego a La Llamada de Cthulhu, esta serie se había convertido en uno de esos títulos de 2020 que no pensaba dejar que se escapase junto con The Boys de Amazon. Así que con todo mi cariño hacia la obra de Lovecraft voy a hablar de este segundo capítulo.
El Blanquito está en la luna
En este episodio retomamos la historia casi donde se quedó en el segundo, con los protagonistas ya en la mansión disfrutando de los placeres que esta les brinda. Unos placeres creados expresamente para cada uno de ellos: todo un armario repleto de ropa para Leti y todos los libros inimaginables para George. Esta mansión es tan idílica como sospechosa, al igual que la hospitalidad recibida por parte del inquietantemente afable William, socio y amigo de la familia Braithwhite.
Aunque esta serie se aproxime de forma relativamente directa a los mitos que Lovecraft creó, continúa en este segundo episodio dando una mayor importancia a la América de la segregación y de la diferencia de razas. Me resultó curioso el comentario de Christina Braithwhite sobre la diferencia entre ellos y el Ku Klux Klan, dejando claro que pese a la amabilidad expendida a esta familia negra, no había simpatía en sus acciones.
La búsqueda de Atticus prosigue con una visita al pueblo cercano donde se nos presenta a la figura de la “Sheriff”, más cercana a ser la líder de una partida de caza que a una agente de la ley. Su silbato atrae a nuestros personajes a lo que podría ser una cárcel/matadero en la que piensan que podría estar encerrado el padre. Creo que esta Sheriff con sus dos perros guardianes han estado algo desaprovechados, yo personalmente esperaba algo más de ese personaje. Ardham, en general, no nos revela ninguna de las incógnitas que se están comenzando a plantar en el espectador ya que esta ciudad es muy hermética.
Al menos, descubrimos el motivo por el que Leti y George no recuerdan nada de lo sucedido la noche anterior en el bosque: un hechizo de Christina. Durante la primera parte del capítulo se juega con la posible locura de Atticus al ser el único que mantiene su memoria intacta.
Esta familia Braithwhite y sus simbolismos bíblicos nos dejan algunos interrogantes que no sabemos si son desvaríos de unos cultistas algo trastornados o algo más místico. Con Samuel Braithwhite autoproclamado como Adán y dando su carne a sus anfitriones, ¿quién es Cristina? ¿Por qué nacen criaturas de las vacas? Un inciso, la aparición de Christina a caballo con el silbato para controlar a esos “sabuesos” me recordó mucho al villano de El Pacto de los Lobos de Christophe Gans, pero eso es un mero apunte.
George, Leti y Atticus son meros peones, aunque el verdaderamente importante es el último, en los planes de este culto secreto. Y se nos demuestra que son prescindibles y moneda de cambio para conseguir que el protagonista acceda a participar en el ritual.
Sinceramente me ha sorprendido que la mansión haya sido únicamente la protagonista de un capítulo, algo en mi interior quería que este lugar hubiese acaparado la atención en varios episodios, pero la trama sigue avanzando y a muy bien ritmo.
Atticus por fin ha recuperado a su padre pero ha perdido a una figura paterna que guardaba un secreto. Un misterio que me atrevería a decir que tiene que ver con la identidad del verdadero progenitor del protagonista. ¿Cómo afectará esta experiencia cercana a la muerte a Leti? Ya vimos ese ataque de nervios sufrido cuando trataba de limpiarse la sangre.
Territorio Lovecraft me está atrapando por la forma tan real que nos muestra una América racista y clasista mientras trata de adentrarnos en los horrores cósmicos del escrito de Providence. Unos personajes muy reales (pese a lo excéntrico de alguno de ellos) que le dan mayor peso a la historia que nos están contando. Estoy deseando ver qué más criaturas de la mente del creador de este universo veremos en los siguientes capítulos.
La pieza de Gil Scott-Heron de 1970 como banda sonora y como título del episodio ha sido una muy buena elección. Aunque sus primeros compases en el clímax me han dejado un poco descolocado, me ha parecido muy inteligente.
Enlace de filmaffinity de Territorio Lovecraft.
Un saludo desde Arkham
