Todo un hombre (A Man in Full) es la nueva serie de Netflix para echarse un maratón de una tarde. Con apenas 6 episodios, la nueva producción de David E. Kelley y Regina King es una propuesta que seguro que entretendrá a más de uno. Aviso: hay que verla en versión original sí o sí, porque el doblaje es nefasto. Vamos al lío.
Erase una vez un magnate
Todo un hombre (A Man in Full) cuenta la caída de Charlie Croker (Jeff Daniels), un magnate inmobiliario de Atlanta que, tras usar los créditos que pidió para su empresa para darse todo tipo de caprichos, debe más de mil millones a los bancos. Raymond Peepgrass (Tom Pelphrey) es uno de los empleados de esos bancos que, tras años de continuas humillaciones, quiere ver caer a Croker sea como sea.
Pero Croker es perro viejo e intentará todo tipo de trucos para sobrevivir a su caída, desde captar nuevos inversores a traicionar a su mujer (Diane Lane) y a la mejor amiga de esta (Lucy Liu) y ya de paso aliarse con un alcalde sin escrúpulos que quiere destapar un antiguo caso de abusos sexuales.
Todo un hombre se basa en la novela del mismo título de Tom Wolfe, autor que se dedicaba a diseccionar con saña el sueño americano. Algo de eso hay en la nueva serie de Netflix pero 6 episodios no dan para mucha crítica social, así que la historia se ha simplificado bastante. Quizás demasiado.
Mientras se nos cuentan las desgracias de Charlie Croker, se nos intercala una trama carcelaria en la que se ve envuelto uno de sus empleados, Conrad Hensley, a su vez el novio de su secretaria. Croker se compromete a sacarle de la cárcel pero su falta de liquidez limita sus opciones, por lo que la defensa de Conrad queda en manos del abogado de la empresa que, al no ser criminalista, no hace más que complicar la situación de Conrad.
Pese a que el protagonista de Todo un hombre es Charlie Croker, las desventuras de Conrad y su abogado cobran cada vez más protagonismo y se convierten en lo más interesante de la historia, lo que de verdad hace que nos enganchemos. No es de extrañar ya que la especialidad de David E. Kelley son las series de abogados, series que domina como nadie.
Donald Trump en versión Netflix
Y es que el personaje principal de Todo un hombre, Charlie Croker, no es alguien con quien el espectador pueda sentirse identificado o pueda empatizar. Croker, magnate inmobiliario que no se priva de nada pero que no deja de ser un paleto de pueblo, es un nada disimulado reflejo de Donald Trump, tanto en actitud como en su representación física. Uno se pasa la serie esperando que caiga.
Sin embargo, gracias a la gran interpretación de Jeff Daniels, el personaje resulta fascinante. Daniels despliega todo un repertorio de gestos, poses y acentos que lo convierten en lo mejor de la serie. De ahí que la versión original sea obligada, porque al ponerse nervioso, a Croker le sale el paleto que lleva dentro y en versión doblada resulta lamentable. El caso es que, al final y sobre todo gracias a un pequeño gesto de redención que en la vida le veremos hacer a Trump, acabas por cogerle cariño.
A eso contribuye también que quienes quieren verlo caer, no son precisamente un dechado de virtudes, especialmente ese Raymond Peepgrass encarnado por un excelente Tom Pelphrey, un tipo miserable y patético, lleno de odio y rencor que, en realidad, lo que quiere es ser Charlie Croker.
En resumen, como versión de la novela de Tom Wolfe, Todo un hombre se queda algo corta en cuanto a crítica social pero eso no impide que sea una serie a tener en cuenta. El buen hacer de David E. Kelley como productor y guionista de todos los episodios hace que nos enganchemos a ella, sus 6 episodios pasan en un suspiro y un gran Jeff Daniels hace que merezca la pena pasar la tarde con ella. Un saludo, sed felices.
