Han pasado dos años desde el final de la tercera temporada de Westworld. Unos episodios que sacaron a relucir todas las flaquezas de una serie llamada a hacer historia en la ciencia ficción en su primera temporada. Ahora, la serie de HBO Max creada por Jonathan Nolan (hermano de Christopher) y Lisa Joy vuelve para continuar haciéndonos reflexionar sobre humanos y máquinas.
Enlace a los análisis de todos los episodios de Westworld.
¿Queréis saber qué me ha parecido este segundo episodio?
SPOILERS A PARTIR DE LA IMAGEN
El tercer episodio de esta cuarta temporada abre una nueva vía narrativa. La de Bernard, uno de los personajes más queridos de la serie, al que dejamos en la tercera temporada accediendo a lo Sublime, el cielo de los robots.
Pues bien, resulta que durante estos siete años, Bernard ha estado allí. Lo sublime, como todo lo que tiene que ver con los anfitriones (¿Y con los humanos?), también es un algoritmo en el que cada uno puede establecerse en el mundo que desee, como aclara Akecheta, el indio líder de la Nación Fantasma que adquirió la autoconsciencia antes que nadie en Westworld allá por el octavo capítulo de la segunda temporada.
Pero Bernard ha pasado todo este tiempo analizando la única variante de este algoritmo (a esto le tendrán que dar más explicaciones) que le permita salvar al mundo de los anfitriones. Porque el amigo Bernard ama a los humanos.
Así, tras siete años, Bernard vuelve a despertarse en el mismo motel, vigilado durante todo aquel tiempo por Stubbs.
Tenemos a una nueva pareja viajando por lo más profundo del país con la excusa argumental de que Bernard sabe exactamente lo que tiene que pasar para poder salvar al mundo en la única variante (algo parecido a lo que Doctor Extraño hace con Tony Stark en la duología Vengadores: Infinity War y Endgame).
Tras ir demostrando la capacidad de Bernard para prevenir lo que va a ocurrir, la pareja que ya vimos en la tercera temporada entra en contacto con un grupo subversivo que parece querer encontrar un arma en un yermo conocido como las tierras condenadas. Allí, Bernard les ofrece una alianza a cambio de ayudarles a encontrar dicha arma. ¿Será esta lo que William mandó esconder al principio de esta temporada?
MAEVE Y CALEB
El paso por esta Westworld de los años 30 ha sido, cuanto menos, decepcionante. Prácticamente, las mismas misiones y variantes de personajes que en el parque original. Y, como en los primeros episodios, su presencia ha sido, por lo que parece, prácticamente testimonial.
Rápidamente, Caleb y Maeve, quien conoce el funcionamiento del parque, acceden al subsuelo para asistir, sorprendidos, a que las instalaciones de Westworld son objeto de un nuevo nivel del parque que recrea la masacre de Westworld, con su propia Dolores y todo.
La segunda pareja de oro de la serie accede al subsubsuelo, donde contemplamos por fin el propósito de aquellos bichos que contemplamos al inicio de esta temporada. Parece que Charlotte, desaparecida también en este episodio, no solo pretende suplantar humanos por anfitriones en lugares de poder, sino controlar a los mismos humanos a través de unos parásitos.
Caleb es engañado por una anfitriona que simulaba ser su hija. La real ha conseguido escapar con su madre de un anfitrión que había asesinado al compañero de Caleb para secuestrarlas y poder atraer al humano.
Pero, al final, Delos consigue su propósito al introducir los parásitos en el cuerpo de Caleb que, presumiblemente, comenzará a estar controlado por él.
Mientras, Maeve se enfrenta no a uno, sino a dos Williams que acaban por derrotarla. Las cosas no pintan muy bien para la pareja…
TERCERAS IMPRESIONES
Seré sincero. De momento, estoy decepcionado. Puede que Westworld siga manteniendo un buen diseño de producción, un reparto interesante o incluso una premisa atrayente…pero este no es el Westworld que nos fascinó allá por su segunda temporada. En esta cuarta, las escenas se suceden y el ritmo es más rápido. Entretiene…pero no cala.
Ni rastro de los grandes temas con los que nos fascinó allá por 2018. Es más, incluso cae en la repetición de algunos, como ese parque anclado en los años 30 o, nuevamente, las tramas buddy con Bernard- Stubbs o Maeve- Caleb. Todavía queda mucho, pero mucho (valga la redundancia) por mejorar esta temporada para reencontrarme con aquella serie que tanto me enganchó.
¡Un saludo y sed felices!
¡Nos leemos en Las cosas que nos hacen felices!
Hola Fernando. Primera vez que comento aquí. Antes que nada te quiero agradecer y felicitar por tus análisis. Empecé a ver Westworld hace poco, tenía pendiente esta serie, y fui viendo cada capítulo leyendo luego tus aportes. Soy seguidor de algunas páginas de las cosas que nos hacen felices, y es un gusto inmenso leerte y leer los comentarios posteriores, aunque varios ya tengan sus cuantos años.
Bueno, quiero dar mi simple aporte, como he visto todos los capítulos y temporadas en estas últimas semanas, la sensación que me queda de la tercera y cuarta es que me siento como uno de los visitantes a los parques de Delos, disfrutando de un entretenimiento que busca dar una experiencia novedosa y atrapante, pero en realidad termina siendo una trama repetitiva y prefabricada. Y lo peor, es que me da la sensación que la “trama profunda” no existe, no hay un nivel del juego oculto que nos permita cuestionarnos la “naturaleza de nuestra realidad”. Habrá que ver cómo termina esta temporada, y si logran darle un cierre digno a las pretensiones originales de la serie.
Saludos!