A los 94 años y tras larga lucha con el Alzheimer, falleció Gena Rowlands, legendaria y superlativa actriz de Hollywood y del cine independiente a la cual en 2015 la Academia había entregado el Oscar honorífico por su rutilante carrera.
Y se nos fue Gena. Cierto es que a la edad que tenía, era algo que podía ocurrir, pero para mí Gena Rowlands (1930-2024) era una de esas personalidades a las que inconscientemente uno creía inmortales. Una verdadera gloria, haciendo honor tal palabra al título de uno de sus filmes más recordados.
Virginia Cathryn Rowlands había nacido un 19 de junio de 1930 en Madison, Wisconsin. Su padre era banquero y legislador, lo cual hizo que la familia atravesara distintas mudanzas por varias ciudades de Estados Unidos hasta que en 1950 y por cuenta propia, decidió trasladarse a New York para estudiar actuación en la Academia Estadounidense de Arte Dramático.
Su debut en Broadway le llegó en 1952 con La Comezón del Séptimo Año (The Seven Year Itch), obra de George Axelrod que sería unos años después llevada al cine por Billy Wilder, aunque con Marilyn Monroe en el papel femenino principal (en España se la conoció como La Tentación vive Arriba). También protagonizó en 1956 Middle of the Night junto a otra leyenda de la actuación: Edward G. Robinson.
Del teatro dio el salto a la televisión protagonizando la serie Top Secret entre 1954 y 1955, así como apareciendo en episodios de series clásicas del oeste como Bonanza, Laramie o El Virginiano, además de Alfred Hitchcock presenta o el drama médico Dr. Kildare.
Su debut cinematográfico le llegó en 1958 con la comedia El Alto Costo del Amor, en la cual compartía cartel con José Ferrer, que también oficiaba de director. Y en 1962 protagonizaría el western Los Valientes andan Solos que, bajo dirección de David Miller, tenía en su elenco nada menos que a Kirk Douglas y Walter Matthau.
Pero fue a partir de 1963 que se convirtió en musa y actriz fetiche de John Cassavetes, director con el cual había contraído matrimonio unos años antes y con quien compondrían una dupla que ayudaría a fortalecer las bases del cine independiente. Treinta y cinco años duró el matrimonio hasta la muerte de John en 1989, dejando un total de diez películas juntos y actuaciones inolvidables de Gena en Ángeles sin Paraíso (1963), Rostros (1968), Una Mujer bajo la Influencia (1974), Noche de Estreno (1977), Gloria (1980) o Love Streams (1984), entre otras.
Se especializó en personajes en conflicto o atormentados a través de interpretaciones crudas, realistas e intensas. En mi caso personal atesoro como uno de los más recordados el que encarnó en Una Mujer bajo la Influencia, donde daba vida a un ama de casa emocional y psíquicamente inestable a la que su esposo (Peter Falk) veía tristemente decaer día a día sin poder hacer nada para detener el proceso. Ese papel, de hecho, le valió su primera nominación al Oscar y la obtención del Globo de Oro como mejor actriz dramática.
Y no solo tuvo actuaciones consagratorias en películas de su esposo sino también de su hijo Nick Cassavetes como El Diario de Noa (2004, conocida en Latinoamérica como Diario de una Pasión), o de respetados realizadores independientes como Paul Mazursky (La Tempestad, 1982), o Jim Jarmusch (Noche en la Tierra, 1991). Su última aparición cinematográfica fue en la comedia húngara-estadounidense Seis Clases de Baile en Seis Semanas (Arthur Seidelman, 2014), donde interpretaba a una mujer octogenaria que quería aprender danzas y compartía cartel con otra veterana gloria de Hollywood: Rita Moreno.
En televisión y además de las series antes mencionadas, ha sido también parte del exitoso culebrón Peyton Place (inspirador de otros posteriores como Dallas, Dinastía o Falcon Crest) y participado en episodios de Monk, NCIS o Colombo (Columbo para Latinoamérica), en donde le tocó volver a actuar con Peter Falk (enorme actor al que le quedaron debiendo el Oscar y ya es tarde).
A lo largo de su carrera ha cosechado elogios que la han convertido en una de las actrices más respetadas, siendo su nombre sinónimo de garantía en calidad interpretativa. Dos veces fue nominada al Oscar sin ganarlo, deuda que, como con el recientemente fallecido Donald Sutherland, la Academia de Hollywood buscó subsanar con un Oscar honorífico, que recibió en 2015. Además, ha ganado dos Globo de Oro, tres Emmy y una Concha de Plata en el Festival de San Sebastián.
Según reza el comunicado familiar y luego de cinco años de lucha contra el Alzheimer (exactamente como el personaje al que interpretaba en El Diario de Noa), Gena falleció este miércoles a la edad de noventa y cuatro años en su residencia de Indian Wells, California, rodeada de sus seres queridos y entre ellos su hijo Nick. Deja detrás suyo una carrera brillante que la eleva a esa constelación inalcanzable que ocupan las igualmente desaparecidas Katharine Hepburn, Jessica Tandy y Lillian Gish. O Joanne Woodward y Meryl Streep, que todavía siguen entre nosotros.
“Yo me muero por Gena Rowlands” decía Fito Páez en la letra de Circo Beat y no es para menos. Hasta siempre, inolvidable Gena. Gracias por tan inmenso legado. Gracias por todo. Gracias por tanto…