Con el episodio titulado El Enemigo de la Mano en Alto, hemos llegado al final de la primera temporada de Dune: La Profecía. Algunas de las preguntas han sido respondidas, pero otras no, aunque ello queda compensado por la buena noticia de que tenemos segunda temporada. Creada por Diane Ademu-John y emitida por Max, la serie oficia como precuela del universo de la saga Dune nacido de las novelas de Frank Herbert y recreado por las películas de Denis Villeneuve.
Hola otra vez, duneros. Con la sensación de que debieron ser más capítulos, hemos llegado al final de Dune: La Profecía, aunque por fortuna habrá segunda temporada ya que las cifras de audiencia, según parece, han superado las expectativas. No deja ello de ser una alegría porque este episodio de cierre no ha respondido todas las preguntas que la serie ha planteado y podemos, por lo tanto, esperar más respuestas en el futuro.
Pero pasemos a ver qué nos ha dejado entonces esta sexta y última entrega, además de hacer, por supuesto y hacia el final del artículo, balance general de la temporada. Cumplo en advertir que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA y en recordar que pueden leer aquí nuestros análisis previos.
Masacre en la Hermandad
Volvemos a tener flashback. Así, nos enteramos al comienzo del capítulo que algunas acólitas, entre ellas Tula y Kasha, vieron aquel día a Valya usar la Voz para hacer que Dorotea se quitase la vida. A partir de allí hubo un pacto de silencio, especialmente con Tula, que además confesó a Valya estar embarazada de Orry Atreides. A pesar de estar claro que ello no cae bien a Valya, se compromete a apoyarla si quiere tener el niño y ambas se juramentan ser “hermanas por sobre todo”, parafraseando ligeramente el lema de la Hermandad.
Pero resulta que las discípulas de Dorotea jamás se creyeron el cuento del suicidio por no condecirse con la personalidad de la fallecida líder y están a punto de sublevarse contra Valya, quien, sin embargo y valiéndose de la Voz nuevamente, provoca una masacre masiva haciendo que todas se quiten la vida y le quede así allanado el camino para controlar la Hermandad, incluso con el apoyo de la hermana Avila, única a quien perdona la vida y que parece más guiada por el terror que por la lealtad.
Dorotea regresa
En la actualidad, Tula está investigando el virus encontrado por Raquella durante su corporización como Lila. A través de la transmutación, encarga tal tarea a Nazir (aquella que alguna vez llegó para investigar la muerte de Kasha, pero no aportó mucho). Sin embargo, ello solo activa el virus al punto que, para espanto de Tula, Nazir se termina quemando. Antes de morir, turbada por visiones, alcanza a decir que vio al gusano y que los ojos no son humanos.
Tula está apesadumbrada y llena de culpas, pues es la segunda vez que uno de sus experimentos cuesta la vida de una acólita. Preocupada y teniendo ya suficiente información, parte de inmediato hacia Salusa Secundus.
En su ausencia, Lila, quien es mantenida atada debido a sus últimas experiencias, consigue mediante engaño que Jen la libere. Al llegar ante el resto de las acólitas, estas se sorprenden de verle con vida, pero resulta que no es Lila sino Dorotea, quien no solo las pone al tanto de lo ocurrido con ella y sus seguidoras (a las que encuentra muertas en el fondo de una piscina), sino que además les enseña la inteligencia artificial que controla la memoria genética y, junto a ellas, se aboca a destruirla.
Plan de Rescate
Desmond Hart somete a torturas a Kieran Atreides para que delate al resto de los rebeldes, pero este se mantiene firme. Poco le importa que pretenda convencerlo (no sin razón) de que ha estado siendo un idiota útil de la Hermandad, pues el maestro espadachín dice odiar al Imperio más que a la misma. Devuelto a la celdas de suspensión, la princesa Ynez intenta liberarlo, pero es sorprendida por Natalya y acaba arrestada.
A Javicco no le gusta nada enterarse de ello y ya no cree tan ciegamente en Hart. En privado, se sigue revolcando con la reaparecida Francesca y ello introduce un eje de conflicto en la corte que podría servir a la Hermandad para reposicionarse nuevamente.
De hecho, la fuerza de la impronta es tan grande que el emperador está planeando sacarse de encima a Natalya para devolverle su lugar a Francesca y a las Bene Gesserit, lo cual, obviamente, preocupa tanto a su esposa como a Hart. El plan de Francesca, por otra parte, incluye valerse de su influencia para sacar a Ynez de las celdas de suspensión y reinstalarla otra vez en la línea sucesoria para que las cosas vuelvan al rumbo planeado.
Pero resulta que el plan de Valya es ya para esa altura otro. Javicco ha revelado ser un emperador débil y manipulable, por lo cual lo mejor es quitarlo de en medio y acelerar los pasos para que Ynez llegue al trono. Eso, claro, le crea conflicto a Francesca, quien ha desarrollado con él un fuerte vínculo más allá de la tarea asignada.
Valya urde entonces un plan para entrar en las celdas de suspensión y rescatar a Ynez. Sorprendiendo al emperador sentada en su trono, le pone al tanto de que siempre ha estado bajo los designios de la Hermandad y que Francesca ha sido solo una herramienta en el proceso.
La noticia es para él devastadora y acaba haciéndola arrestar, lo cual es exactamente lo que Valya esperaba que hiciera para poder llegar a prisión. Una vez allí, usa la Voz para hacer que los guardias actúen en su defensa o bien se maten entre sí. Hart, enterado de la presencia de Valya en el lugar, llega con más efectivos, pero es herido en el vientre por uno de sus guardias que se revela en realidad como Theodosia, el danzarín rostro.
Valya se lleva a Ynez dejando en su lugar a Theodosia para que tome su forma, pero la princesa no quiere marcharse de allí sin Kieran, así que tienen que llevarlo, aun con todo lo que cueste a Valya salvar un Atreides.
Mientras Ynez y Kieran se abren paso a pura espada, Francesca va a ver a Javicco y, dolida, le manifiesta que el vínculo que tenían era real. Pero la crisis existencial de no ser dueño de su vida ha hecho ya presa en el emperador que, de modo trágico, decide poner en práctica el único acto posible regido por su libre albedrío: quitarse la vida. Francesca, desconsolada, se arrodilla a su lado y una aguja mortal le es ensartada desde atrás por Natalya que, decepcionada con su esposo, ve a ambos agonizar en el piso…
Arrakis
En Salusa, el combate entre Valya y Hart tiene terribles consecuencias para ambos. Está claro que la Voz no funciona ante él y, mientras ella comienza a quemarse, se le cruzan imágenes de su hermano Griffin, de cuya muerte se culpa. En ese momento y por demás oportuna llega Tula para auxiliarla diciéndole que no intente luchar contra el miedo, sino que, por el contrario, deje que la atraviese: cantinela muy Bene Gesserit por cierto, aunque quizás algo adelantada en el tiempo…
Valya logra recuperarse, en tanto que a Hart, caído y vencido mientras se consume por dentro, se le cruzan imágenes de máquinas pensantes extrayéndole un globo ocular para reinstalárselo nuevamente. Un flashback nos muestra cómo, a los fines de evitar que fuera utilizado por Valya para sus propósitos, Tula le entregó prácticamente a sus enemigos y le reemplazó por un bebé nacido muerto.
Cuando Valya está a punto de acabar con Hart, Tula la pone al tanto de que es su hijo y decide quedarse junto a a él mientras el resto parten, decisión que su hermana termina aceptando. A pesar de haber abrazo de encuentro entre madre e hijo, Hart, ya repuesto, hace arrestar a Tula sin complejo alguno.
En la escena final, vemos llegando a Arrakis a Ynez, Kieran y Valya, quien les dice que es allí “donde inician el camino hacia sus enemigos”.
Balance de Temporada
Como decíamos al principio, algunas preguntas han sido respondidas pero no todas. No se podía esperar otra cosa cuando le restaba a la temporada un único episodio y quedó clarísimo que seis fueron pocos, habiendo incluso algo de apresuramiento o apretujamiento en este último a pesar de su duración de ochenta minutos.
Por lo pronto, sabemos el origen de Hart y podemos formarnos una opinión acerca de qué tan justificado o no pueda estar su resentimiento pues, después de todo, su madre actuó para protegerlo: no deja de sonar algo banal, de todas formas, que el destino de una galaxia quede atado a un trauma infantil. Pero seguimos todavía desconociendo el verdadero carácter de su interrelación con el virus y más aún con el shai-hulud, que se le aparece en cada visión.
También hemos conocido más en profundidad el conflicto interno de la Hermandad, así como el modo sangriento en que se las arregló Valya para convertirse en Madre Superiora. Está claro que hacer participar a Lila de la Agonía acabó por ser un acierto a la vez que un error, pues así cómo permitió contactar a Raquella para conocer mejor al virus y su comportamiento, también terminó trayendo de vuelta a Dorotea y me pregunto si la del “ajuste de cuenta” no será ella, aunque no se la ve muy cerca de ojos mecánicos o máquinas pensantes, salvo para destruirlas.
Por cierto, la invasión corporal por parte de antepasadas es lo que en los libros se conoce como “abominaciones” y sabemos que en el futuro estarán prohibidas. Se me ocurre que la historia de Lila pueda entonces llegar a tener que ver con esa futura prohibición, así como que quizás veamos en algún momento una guerra entre Raquella y Dorotea por el control de Lila y, por ende, de la Hermandad.
Hemos tenido a lo largo de la temporada grandes actuaciones y hay que decir que quienes interpretaron a las versiones juveniles de Valya y Tula (Jessica Barden y Emma Canning) han estado a la altura de las adultas (Emily Watson y Olivia Williams), al punto incluso de hacer por momentos más interesante su trama: sin ir más lejos, el tercer episodio, básicamente un flashback, ha sido a mi juicio el mejor. Y la química entre hermanas, tanto en una versión como en la otra, ha sido formidable y hecho que el lema “la hermandad por sobre todo” adquiera en su caso un significado diferente…
En cambio, quienes no han estado a la altura son los antagonistas. Jamás Desmond Hart generó demasiado interés y ahora que conocemos el origen de sus resentimientos, menos. A ello hay que sumar un Travis Fimmel que ha estado bien en Vikingos pero sobreactuado aquí: si no hablé antes de él fue porque esperaba que me sorprendiera con la evolución de su personaje, como lo hizo Chloe Lea (Lila), por ejemplo. No ocurrió…
Y ahora tenemos una nueva antagonista a quien dábamos por muerta (y de hecho lo está), pero tampoco es que hayamos conocido tanto a Dorotea como para que terminemos de captar su personaje. Sabemos que odia a las máquinas y que tiene una venganza pendiente, pero no es alguien que tuviera gran desarrollo antes de ser llevada por Valya a quitarse la vida. La hemos conocido tan poco que hasta me costó determinar si Chloe Lea la estaba emulando igual de bien que a Raquella al ser cuerpo de Lila invadido por ella.
Más allá de disparidades, exceso de personajes y lo apretujado de su desarrollo, Dune: La Profecía ha sido una serie correcta, aunque no brillante. Por establecer una comparación con otra serie basada en una afamada saga literaria de ciencia ficción, no alcanza todavía la dimensión de Fundación (aquí los análisis de quien suscribe), pues por mucho que esta última se haya apartado de los textos de Isaac Asimov, no se puede negar que ha sabido construir una historia sólida y capaz de ser seguida incluso por quien nunca se ha cruzado con los libros.
En Dune: La Profecía (al menos hasta aquí) no ocurre eso. La cantidad de referencias a los libros o a las películas generará siempre un plus y provocará las delicias de los fans, pero falta ese eje que termine de hacer a a historia independiente del material de origen. Dune: La Profecía es una serie para fans o lo que podríamos llamar “de nicho”, pues no solo la comprensión sino el compromiso emocional de la historia está casi exclusivamente ligada a conocer el material de origen.
La buena noticia, como hemos dicho, es que hay segunda temporada y eso siempre es motivo de alegría al tratarse de series que, por su presupuesto, corren peligro de cancelación en cuanto los números de audiencia (seguramente excelentes para una sitcom) no corren a la altura de los gastos. Por suerte, parece no ser el caso y ello nos permite abrigar esperanzas de que las preguntas pendientes se respondan finalmente. Me estremece pensar que se hubiera pensado originalmente en Dune: La Profecía como miniserie porque de ser así, estaríamos hablando ahora del peor final imaginable…
Pero bueno, de momento estamos ante una serie de nicho, pero decente, correcta y con posibilidades de mejorar si los guionistas toman nota de algunos errores de esta primera temporada que acaba de finalizar.
Nos encontraremos pues aquí cuando llegue la segunda. Hasta entonces y sean felices…
Muy buenos los análisis de la temporada Rodolfo. Coincido que los seis episodios le quedaron cortos, con un par más hubiera estado mejor. Pienso lo mismo de que al compararla con Fundación, Dune: La Profecía es inferior. Que tan fiel es al contenido original, no lo puedo decir por qué solo leí los primeros tres libros que escribió Frank Herbert.
Tampoco me gustó la actuación de Travis Fimmel y pienso que le pasa lo mismo que le ha pasado a Johnny Depp, quien tras hacer de Jack Sparrow, ha repetido el personaje en otros papeles. A Fimmel después de hacer de Ragnar le viene pasando lo mismo repitiendo los gestos en otros papeles que ha tenido.
Hola Diego: muchas gracias por leer, por comentar y, desde ya, por el concepto. Con respecto a los libros estoy como tú. Bah, he leído tres libros más, pero ninguna precuela, así que para el caso es lo mismo; solo he leído las dos trilogías de Frank Herbert.
Y aunque no lo había pensado de ese modo, es posible que, como dices, a Travis Fimmel se lo haya devorado su personaje de Ragnar.
Muchas gracias por el aporte!!
Ah. Se te ha pasado de comentar, aunque es algo más anecdótico, de que Tula tiene el mismo don con la voz que Valya.