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Análisis de El Ministerio del tiempo. Temporada 3. Capítulo 9: El cisma del tiempo

Hola, buenos días, hoy sustituiré a Fernando en el análisis del Ministerio del Tiempo.

Análisis de capítulos anteriores

El ministerio del tiempo vuelve a dejar un buen sabor de boca con este último capítulo, marcando una muy buena tercera temporada que aun con todo sigue pareciendo estar en la cuerda floja en lo que respecta a su financiación.

Éste ha sido un capítulo especialmente movidito, con varias subtramas que se abren y desembocan en un mismo final, o al menos, así ha sido por el momento. Mientras que es de agradecer cómo te van explicando poco a poco las motivaciones de los personajes y su evolución también es un poco frustrante saber con tanta claridad cómo se va haciendo el camino hace el gran conflicto final. Y no hablo de otra cosa que del ya renombrado Pacino, que poco a poco va sacando su lado más oscuro y secreto por el que traicionará al Ministerio en cuanto vea algo que le parezca demasiado mal, al más puro Sasuke Uchiha, pero no os preocupéis, porque al final se dará cuenta de qué es lo correcto y volverá por la senda del bien. En ésto la verdad es que los guionistas de la serie no han acabado de cuajar la idea.

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Por otra parte se siguen desarrollando los dos personajes, en mi opinión, más interesantes de la serie. Salvador cada vez está más cerca del abismo y vemos como a pesar de sus buenas intenciones todo se le va yendo de las manos mientras se sumerge en una batalla interna que parece no tener fin. Su buena cualidad para el puesto que ostenta pero también su mayor problema, la sangre fría, va haciendo mella. Por otra parte está el personaje de Alonso, al que igual me equivoco, pero cada vez duda más de sus ideales y por lo que ha luchado toda su vida, con el pilar roto de su abuelo y la constante y dura realidad del dolor que parece que Dios ignora. No quiere ser la mano que empuñe el mazo ni contra la historia y su deber, ni contra sus convicciones, como demuestra la escena de la moneda. ¿Qué hará al final?.

Si una cosa me gusta de esta serie es que se critica el fanatismo desde todos los posibles ángulos, o al menos ese es su objetivo, y sobre todo, se razona. Se respeta la historia, no hay ni buenos ni malos ni preferencias. Se intenta reflejar toda postura desde un contexto que la apoya y sin ridiculizarla, por difícil o absurda que nos parezca dicha postura. Los personajes del Ministerio de Tiempo son de alguna manera, el propio espectador, al que se representa con distintas posiciones y debates internos encarnados en todos los personajes, dándosenos la posibilidad de elegir cuál es nuestra respuesta pero exponiéndonos todos los problemas que acarrea la misma. Aquí no hay postura oficial, no hay respuesta correcta.

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En cuanto al personaje de Lola en la patrulla, no puedo dejar de pensar que no tiene el efecto ni el empaque de Amelia, siendo una especie de copia de la misma cuando no debería ser así, puesto que creo que el personaje tiene lo necesario para marcar su propio ritmo y características. Sin embargo tampoco ha quedado mal, y a pesar de su fantasmagórica presencia podría funcionar según como avance la cosa.

Si de algo no ha estado exento el capítulo ha sido de acción y dinamismo, y lo digo por las bien conseguidas escenas de acción, los momentos cómicos del episodio, como la de Angustias en la máquina de café y los efectos especiales, con una merecida mención de cómo el presente revierte al pasado en la costa de manera digital cuando el Papa Benedicto XIII decide volver a su tiempo, finalizando con el fantástico efecto de la carpa. Por otro lado, y como de costumbre, quizá compitiendo con Pacino en esta ocasión, Salvador copa los buenos diálogos y las mejores frases.

El ingenio de los Olivares, un buen equipo y el dinero de Netflix está dando su fruto, trayéndonos un buen apartado técnico, con una muy cuidada y conseguida ambientación, unas más que decentes escenas de acción y una historia que se está llevando con cuidado para traernos este magnífico producto, no lo desaprovechemos.

Un saludo y sed felices.

Carmen
Carmen
Mi nombre es Carmen, pero me llaman Kitayu. En los fríos inviernos me muevo sedienta de tinta y ocio. Bueno, a quién vamos a engañar, en verano también.
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3 COMENTARIOS

  1. Lo de renombrado Pacino suena a broma xd. Con las ausencias de dos personajes esenciales como Julián y Amelia, el capítulo solo me ha interesado por Salvador y Alonso.

  2. Hola Andrés,
    antes de nada, gracias por escribir. Respecto a lo de Pacino, en efecto, era sarcasmo (no es un personaje que me acabe de gustar en lo absoluto). Y coincido plenamente contigo en que los personajes más interesantes son Salvador y Alonso.
    Un saludo.

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