Hemos llegado a los penúltimos coletazos de la temporada. En esta ocasión, la patrulla viaja al siglo XIX en una misión con una estructura de reality show. Fernando VII necesita ser operado en el presente y el Ministerio busca a un actor de tercera para sustituirlo en su lecho de Palacio. Donde deben protegerlo de las intrigas y conspiraciones de la corte para que no firme la ley sálica en beneficio de su primogénita.
En la misión, los protagonistas principales son Pacino y Alonso; en detrimento de Julián, que pasará a ocupar un segundo plano dentro de las tramas.
Una tendencia que llevamos observando a lo largo de la temporada y que continúa en el presente capítulo, son el rodaje en exteriores y espacios reales, sin recurrir a sets de plató. Ya pudimos asistir en anteriores episodios a la grabación dentro del mismo Museo del Prado, y en el capítulo presente los escenarios se trasladan al Palacio Real de la Granja de San Ildefonso.
Tanto los escenarios en exteriores como las recargadas decoraciones de estilo francés de sus habitaciones y aposentos, enriquecen notablemente el valor de la producción y hacen creíble y realistas para el espectador las tramas que tienen lugar entre sus paredes.
Koldo Serra dirige este penúltimo capítulo de la temporada en el que asistiremos al reality histórico protagonizado por el doble de Fernando VII, con guion de Daniel Corpas, Jordi Calafí, Isa Sánchez, Carolina González y Olivares.
Otro de los puntos que llama notablemente la atención es la cuidada elección del reparto. Con actores como Juano Cucalón, parecidos físicamente a los personajes históricos reales que interpretan. Fernando VII, María Cristina y Carlos María de Isidro, protagonizan los acontecimientos históricos de los que parte el capítulo, el conflicto sucesorio que desencadenó la descendencia femenina de Fernando VII. Aprovechando este hecho, Carlos María Isidro, hermano del monarca se rebela contra la promulgación de la Ley Sálica, que permitiría reinar a la futura Isabel II.
El episodio se desarrolla en el lecho de Fernando VII, al que intentan envenenar los aliados a la causa Carlista por medio de los platos y bebidas que le llevan a su habitación.
Pacino y Alonso, haciéndose pasar por médico y escolta respectivamente, intentarán controlar el flujo de visitas al monarca, intentando frenar la revuelta y permitir que la historia siga su curso.
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El capítulo trata de nuevo uno de los temas abordados en episodios anteriores. Salvar a un personaje histórico cuestionable, a costa de no alterar la historia. Aún sabiendo que quizá una intervención, habría desembocado en devenires históricos mejores de los que acabaron sucediendo. El desarrollo de las tramas abraza esta vez la comedia, con referencias narrativas a otras series o realities de la cadena, chistes y cierta retranca.
Los miembros del Ministerio que se quedan en el presente, atienden a la grabación de la misión, como si fueran espectadores de un culebrón. Mostrando una faceta divertida y fresca, alejada de la seriedad que solemos asociar a personajes como Irene o Ernesto.
Quizá las tramas relativas al presente han sido las que más descuidadas han quedado respecto a la trama principal. El rol que han adoptado los personajes como Irene, Angustias o el propio Salvador, ha sido meramente pasivo y sus líneas narrativas han desembocado en la apuesta por los gags cómicos y la mera anécdota.
Paralelamente a la trama principal, Julián viaja de forma clandestina al pasado, abriendo un nuevo conflicto a modo de cliffhanger que preparará el terreno para el final de temporada. En la presente, se han abierto múltiples líneas narrativas y tramas que todavía no se han cerrado, como el secuestro de Lola por el Anacronópete y que la proximidad del final de la serie, hacen entrever una más que probable renovación.
El personaje de Amelia, apenas presente en la cuarta temporada, aún tiene conflictos sin resolver. A pesar de habernos puesto la miel en los labios con el imaginario beso que se dio con Julián en la puerta de entrada a su época, y que nos hizo intuir el final de su línea narrativa, la relación de los personajes todavía tiene un recorrido con mucho potencial. Sobre todo porque apenas se ha explorado las posibilidades de las facetas del nuevo Julián.