Nos acercamos al final de la quinta temporada de Fargo y analizamos el noveno y penúltimo episodio cuyo título es La Mano Inútil. La serie, creada por Noah Hawley, puede ser vista por FX y para España por Movistar+.
Hola fargueros. ¿Cómo vienen viendo esta quinta temporada de Fargo a falta de un único episodio? La novena entrega ha estado cargada de tensión y no ha dado respiro, pero a la vez es cada vez más clara la intención de privilegiar mensaje sobre historia y poco tiene eso que ver con el tono que hiciera distintiva a la serie en temporadas previas. Y lamentablemente, no da impresión de que pueda haber algún sustancial en el único capítulo que nos queda.
Pero veamos pues qué nos ha dejado este noveno episodio no sin antes advertir que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA ni dejar de recordar que pueden leer aquí nuestros análisis previos.
Ojo por Ojo
En el episodio anterior habíamos visto a Munch en el asiento trasero del coche patrullero de Gator y, al iniciarse este, ya lo tiene atrapado en una casucha en medio del hielo, atado a una silla y pidiendo clemencia. El incauto joven, en su desesperación, le ofrece dinero o chicas, pero nada de eso interesa a Munch: lo suyo, bien sabemos, va por otro lado…
Con lenguaje críptico y metáforas místicas, le habla de madres y conejos mientras Gator, en su muy básica comprensión, no entiende palabra hasta que lo ve calentar un cuchillo al fuego y acercarlo a sus ojos. Sea donde sea que se encuentren, nadie escuchará en esa soledad el alarido de dolor…
Tigre en el Sótano
La otra recluida es por supuesto Dot, que sigue aguzando su ingenio para escapar y parece increíble que, después de tanto momento MacGyver, Roy no le haya hecho poner una vigilancia permanente. Intenta alcanzar un clavo que está cerca del techo y le puede servir para abrir sus esposas pero la cosa acaba en caída y el catre metálico rompe de las tablas del piso…
Ese hecho fortuito, sin embargo, le hace tomar conciencia de que hay un sótano y puede ocultarse allí, por lo que se dedica a terminar de romper las tablas. En el exterior, Roy confiesa a Bowman que por ninguna mujer sintió lo que por ella y acto seguido le da orden de matarla o mejor dicho, sin tanto trámite, que la entierre…
Pero cuando este entra en el lugar de encierro, no ve rastro de Dot por ningún lado, pues ella se ha ocultado en el sótano y cubierto el agujero con el catre y la manta. Creyendo que ha escapado, Bowman regresa con la noticia a Roy mientras Dot, que siempre encuentra exactamente lo que busca, halla en el sótano un tornillo que la puede ayudar a liberarse y hay que ver con qué facilidad lo hace…
La Habitación del Dolor
Escapando de su escondite, Dot logra llegar al cuarto de Roy y se le nota turbada por volver a ver el mismo lugar en que ocurrieron los violentos episodios del pasado y encima el sheriff, como luego sabremos, lo ha mantenido prácticamente igual. Encuentra un teléfono, pero en lugar de llamar a la policía o a los federales, llama a Wayne (???).
Tanto este como Scotty se alegran de oírla y de que esté bien, pero Dot no llega a decirles mucho ni darles alguna ubicación porque en ese momento entra a la habitación Karen, furiosa y rifle en mano…
Luciendo un ojo negro, la acusa de haber traído nuevamente el pasado a la casa. Dot intenta hacerla reflexionar y sonsacarle las circunstancias en que él le hizo ese golpe. Busca convencerla de que juntas podrían acabar con tanta violencia y mandar a prisión a Roy. Por un momento pareciera conmoverla, pero Karen termina concluyendo que si así fuera, también ella acabaría presa, por lo que, haciendo oídos sordos, se dispone a matarla de una buena vez…
Su momento de vacilación, no obstante, fue aprovechado por Dot para acercársele y en cuanto la tiene suficientemente a tiro le quita el arma y la deja inconsciente de un golpe. Hay que ver con qué facilidad…
Nuevo Empleo
Así como vimos sin trámite ni anestesia que Gator había sido atrapado y maniatado por Munch, del mismo modo nos encontramos ahora con que Indira ya trabaja para Lorraine con traje, auricular y todo: está claro que ha terminado por aceptar su ofrecimiento y dejado la policía, al punto de incluso decirle en una conversación telefónica a Witt que ahora está “en otro bando”.
Lorraine está nerviosa por no tener noticias de Danish, pero triangulando sus últimos llamados, Indira determina que debe estar en el rancho Tillman o en sus cercanías, lo que hace a la anterior ponerse de inmediato en comunicación con sus contactos de gobierno y las fuerzas federales (considerando que estamos en 2019, es probable que esté hablando con alguien del entorno de Donald Trump).
Momentos después, suena el teléfono y es Dot, que esta vez ha mostrado mejor criterio al elegir a quién llamar. Indira le pasa el llamado a Lorraine, cuyo rostro se ensombrece ante la noticia de que Danish está muerto (soberbia una vez más Jennifer Jason Leigh). A pesar de la conmoción, busca calmar a su nuera y la pone al tanto de que ya está en camino la ayuda.
Dot le pregunta por qué ahora sí y antes no, ante lo que Lorraine solo desliza que “ese entrometido” (obviamente por Roy) tocó a quienes no debía. Le dice que se prepare para luchar, pero Indira, por el contrario, sugiere a Dot ocultarse en algún sitio hasta que todo pase…
Equipo de Rescate
Mientras Munch lleva a Gator a campo traviesa con una soga al cuello y una venda sobre sus ahora ausentes ojos, los federales van camino del rancho y Roy, puesto al corriente, emite en vivo un comunicado convocando a las milicias que, por fuera de cualquier injerencia gubernamental, ha venido armando por cuenta propia. Les remarca que si lo asesinan, irán luego por ellos…
La respuesta no se hace esperar: desplegando equipos y armamentos dignos de un ejército, los milicianos van llegando en masa al rancho Tillman mientras, en divertido contraste, suena de fondo Village People con YMCA: la mejor utilización de esa canción desde Divina pero Peligrosa (Harald Zwart, 2001, conocida en Latinoamérica como Un Ángel Seductor).
Cuando llegan las fuerzas federales, Roy sale a recibirlas o, mejor dicho, a informarles que nada tienen que hacer en su propiedad. El jefe a cargo de las mismas se comporta de modo socarrón y como sobrando la situación: se me ocurre que puede terminar mal…
Roy, en tanto, se muestra impasible cuando le mencionan a Danish Graves e incluso, como lo hiciera cuando este aún vivía, vuelve a bromear con el nombre. Su expresión, sin embargo, cambia por completo cuando le preguntan por Dot o, como Witt corrige, por Nadine…
La situación está tensa y presagia lucha o más bien batalla. Roy no está dispuesto a entregarse ni a dejarles pasar: vuelve a citar la Biblia y habla de Lot convirtiéndose en estatua de sal. Cuando da media vuelta y vuelve a su rancho, los federales se abocan a diagramar los pasos a seguir, pero son entonces puestos al tanto de que hay una rehén. No es posible, dicen Joaquín y Meyers, entrar simplemente a sangre y fuego poniéndola en riesgo porque es testigo clave en cualquier acusación que se vaya a librar contra Roy.
A pesar de ser un simple policía patrullero entre tanto cuerpo especializado, Witt se ofrece a conducir un equipo de rescate para sacarla del rancho y se justifica en que está en deuda con esa mujer por haberle ella salvado la vida. Hay que ver con qué facilidad se lo permiten…
Fantasma en la Niebla
En la casa, Roy descubre señales del paso de Dot. Ve el cuerpo de Karen tendido en el piso de la habitación, pero poco le importa. Distinta es su reacción cuando encuentra, en el cuarto de Gator, el bolso con el dinero que antes le diera a Munch: rápidamente entiende que su hijo, una vez más, ha metido la pata y esta vez en grande…
Sus hombres, en tanto, están a la caza de Dot, pero no logran dar con ella. Él sospecha que puede estar en algún lugar donde supone que nunca la buscarían y, a tal fin, envía a Bowman y los suyos a la tumba de Graves (valga la redundancia) mientras él se dirige al refugio. Ninguno de los dos sabe que se cruzará con Munch, pero así será en ambos casos…
Roy no halla rastros de Dot y para colmo una intensa niebla se ha apoderado del lugar: en medio de la misma ve avanzar dos siluetas, en las cuales reconoce a Munch y Gator. Apretados los dientes y arma en mano, pregunta qué le pasó en los ojos pero Munch, al igual que él, cita la Biblia: habla de eliminar la mano que ha robado.
Arrojándole a Gator encima, desaparece en la niebla como un fantasma mientras Roy, abandonando a su hijo con el argumento de que ahora es inútil del todo, se marcha.
Dot, siguiendo el consejo de Indira, ha optado por buscar dónde esconderse y decide hacerlo en el foso donde echaran el cuerpo sin vida de Danish. Al hacerlo, deja el rifle olvidado arriba: increíble con lo minuciosa que parece ser en todo. Tal como es de prever, Bowman llega con sus hombres y encuentra el arma. Descorriendo el falso tanque que cubre el foso, reconoce a la luz a Dot y está a punto de dispararle cuando es súbitamente muerto por la retaguardia. Y allí está Munch…
“No es una pelea justa si el tigre está enjaulado” manifiesta este mientras la ayuda a salir y Dot, que no sabe si temerle o no, comprueba que los alrededores del foso están sembrados con los cuerpos sin vida de Bowman y sus hombres.
“Ahora el tigre es libre” cierra Munch tras hacerle entrega del recuperado rifle y antes de desaparecer nuevamente en la niebla mientras, ya con los créditos finales, comienza a sonar gloriosamente el riff de Whipping Post en la versión original de los Allman Brothers de 1969.
Balance del Episodio
Ya nos queda una única entrega para cerrar la temporada y se sigue acentuando el mensaje obvio y sin sutilezas que tanto hace chirriar los dientes y por momentos, hay que decirlo, subestima nuestra inteligencia. Por si todavía no entendiéramos que no podemos simpatizar mínimamente con Roy, vemos ahora que también golpea a su actual esposa y ni se mosquea cuando la ve sin sentido en el piso. Y si con eso no nos alcanzara, nos muestran además sobre el final del episodio que también es capaz de abandonar a su propio hijo. ¿Es necesaria tanta obviedad?
Son llamativos, por otra parte, algunos cambios de situación sin anestesia. No tanto en lo tocante a Munch y Gator, donde poco importa de qué modo procedió el primero a capturar al segundo, pero hubiera sido bueno que nos contaran siquiera algo del proceso de asimilación de Indira a los Lyon en lugar de mostrárnosla súbitamente y de buenas a primeras trabajando para ellos como si lo hubiera hecho durante toda su vida.
También son desconcertantes las acciones de Dot, contradictorias por cierto con la inteligencia y sagacidad que durante toda la temporada nos hicieron creer que tiene. La persona que se las ha ingeniado para esconderse de Roy durante años, burlar a sus esbirros y escapar cada vez que tuvo oportunidad es la misma que, torpemente, deja el rifle fuera del foso o llama a su esposo en lugar de hacerlo a la policía. Ni qué hablar del absurdo intento de matar a la gente de Roy dejando abiertas las llaves de gas, tan inconducente que ni siquiera me pareció que valiera la pena mencionarlo en la reseña.
Son demasiados además los momentos en que los protagonistas, y particularmente Dot, logran salir de situaciones embarazosas merced a una simple acción que, por lo general, requiere algo de estupidez del otro. Es del todo increíble que Roy tenga a su servicio a tipos tan inútiles que no pueden encontrar a Dot mientras se mueve prácticamente a sus anchas por todo el rancho o que el FBI permita que un cuerpo especial de rescate sea liderado por un policía local de calle al que ni siquiera conocen.
La trama de Munch, en cambio, sigue siendo la más Fargo. Era realmente impensable que fuera a matar a Gator sin más y, en efecto, le ha hecho quizás algo peor, pero lo interesante e imprevisible no ha sido eso sino el discurso con que se justifica. Parecía en principio no encajar que le quitara los ojos tras hablar de cercenar una mano, pero en su lenguaje lleno de metáforas tiene sentido, ya que ve precisamente al joven como la mano de Roy y, de hecho, la mano inútil…
Además, su presencia fantasmal de ángel vengador que aparece y desaparece todo el tiempo entre la niebla agrega un toque entre fantástico y surrealista también característico de la serie. Sería bueno que su personaje pudiera darnos algo más, pero habrá que ver si el episodio que nos queda alcanza para ello y ya de por sí no parece que vaya a ser él quien acabe con Roy pues por algo liberó al tigre…
En fin: la quinta temporada de Fargo tiene una trama entretenida, atrapante y cargada de contenido, pero a falta de una única entrega nos está debiendo mucha de la imprevisibilidad que nos ha hecho seguir la serie y que solo aparece en pinceladas y por momentos. Las actuaciones, no obstante, son siempre magníficas y los diálogos nos siguen dejando frases gloriosas del tipo “¿De qué sirve ser multimillonaria si no puedes conseguir que mates a alguien?” (Lorraine), o “¿Eres Hitler en el Reichstag o Hitler en el búnker?” (de Odín a su yerno Roy).
Pero yo sigo esperando más y ojalá el último episodio logre al menos sorprendernos. Hasta la próxima y sean felices…
