El quinto episodio de Fundación la confirma como una de las mejores propuestas de ciencia ficción de la actualidad. Creada por David S. Goyer y basada en la saga de novelas de Isaac Asimov, la serie de Skydance se emite por Apple TV.
Bienvenidos a un nuevo análisis de Fundación, hoy con el quinto episodio, cuyo título es Al Despertar (Upon Awakening) y que marca un claro quiebre nodal con una calidad para quitarse el sombrero. Una entrega en la que no tenemos noticias de la familia imperial (de hecho, primera vez que no pisamos Trantor), pero sí las volvemos a tener de Gaal Dornick, cuyos dos arcos, temporalmente separados, se llevan dos tercios del episodio.
Básicamente, la historia se desarrolla en tres escenarios: Synnax, Términus y el espacio exterior.
Pasemos ya mismo al análisis advirtiendo que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA y recordándoles que pueden leer aquí los anteriores.
Synnax
El episodio comienza con relato en off de Gaal diciéndonos que de todas las historias que su madre le contaba para dormir, ninguna le aterraba tanto como la del agujero negro: ese enorme foso de descomunal gravedad cuyo horizonte de eventos, una vez traspuesto, no permite vuelta atrás.
Como para graficarlo, la vemos despertar de una pesadilla que es también metáfora de lo que está ocurriendo con su planeta natal y en la cual ella es cubierta por una enorme ola. Estamos, en efecto, en Synnax, lo cual significa que se trata de un flashback que nos muestra más en detalle la historia familiar de Gaal, así como el teocrático y oscurantista contexto cultural en que ella oficia como Acólito y va camino de ser ascendida a Devota.
Su pasado la muestra aferrada con fuerza a su religión, pero una luz de duda se le enciende cuando, en el vedado predio de la universidad, descubre al instructor Sorn rescatando textos prohibidos. Se produce un intercambio en el cual él le advierte que el planeta se está inundando, pero que el proceso puede ser detenido si se actúa a tiempo; ella, repitiendo la cantinela oficial, le replica que las aguas son una bendición a través de la cual se expresa el Durmiente.
Sorn termina detenido y, con rocas atadas a los pies, es arrojado a las aguas, pero Gaal, en plena noche y llena tanto de culpas como de dudas, se sumerge hasta llegar a su cuerpo para rescatar los pergaminos de sus vestiduras: la imagen es impactante ya que en el fondo están todos los que han sido arrojados por herejes. El agua parece serlo todo en Synnax: también verdugo.
Desplegando luego los pergaminos, Gaal descubre la Conjetura de Abraxas, la complicada operación matemática de la cual se nos había hablado al inicio de la serie. Clandestinamente, se las arregla para hacer llegar un mensaje a Trantor y poner al tanto a Hari Seldon de que ha logrado resolverla.
Cuando, en respuesta, el fundador de la psicohistoria le envía un mensaje invitándola a Trantor, ello genera prejuicios y resquemores a su alrededor, particularmente en sus padres que la ven apartarse de los dogmas religiosos que le han inculcado y con los que ha crecido. Aun así, temiendo que acaba con un destino similar al de otros herejes, terminan aprobando su viaje y enviándola de incógnito a Trantor, tal como vimos en la entrega inicial.
Todo este primer tercio del episodio es brillante en su concepción visual: si la recreación de Synnax ya nos había sorprendido, aquí directamente nos deja con la boca abierta y la excelsa banda sonora de Bear McCreary (The Walking Dead, Battlestar Galactica, Black Sails, Outlander) contribuye a ello.
Por otra parte, los cambios con respecto a la historia original son bien Asimov. Gaal está ahora convencida de que Synnax va camino a una catástrofe y que las explicaciones son racionales y no sobrenaturales, deviniendo ello en enfrentamiento con los preceptos bajo los cuales se crió.
Términus
Saltamos en el espacio y el tiempo para volver a la tensa situación en que habíamos dejado el confín de la galaxia, donde la colonia de discípulos de Seldon es acechada desde este y oeste, pero el escudo protector parece resistir bien los disparos de los anacreonianos.
La nave imperial enviada por Dusk ha llegado a Términus y la gente de la colonia ve en ello un alivio, salvo Salvor (jeje, perdón: supongo que insistiré con ese chiste idiota por algún tiempo), quien ya había deducido que eso era justamente lo que la cautiva Phara había buscado que ocurriese.
Desde la nave, el comandante Dorwin imparte instrucciones de que la prisionera sea llevada a la torre para ser interrogada, a lo que Salvor se opone por ser la torre precisamente el lugar adonde ella quería ir antes de ser capturada y debe tener una razón para ello. Sus palabras, no obstante, no son oídas y pronto cae en la cuenta de que en la torre se hallan los transmisores que mantienen activo el campo de fuerza de la colonia.
En efecto, una vez allí, Phara se quita un falso ojo y debajo tiene un pequeño inhibidor que hace que el escudo cese de inmediato. Los anacreonianos entran desde ambos flancos y se produce un desigual combate, más escaramuza que batalla, al enfrentarse guerreros de cepa con milicias casi improvisadas: final prácticamente anunciado…
Para colmo de males, la ayuda de la nave cae en saco roto cuando los atacantes utilizan el cañón de artillería para derribarla: queda entonces claro que lo habían llevado para eso y no para mellar el campo de fuerza como supusimos. Por cierto, la escena de la caída y destrucción de la nave imperial es absolutamente magnífica: ojalá la serie siga manteniendo esa factura visual en futuras temporadas y no empiecen a mermar los presupuestos.
Los anacreonianos toman control de la colonia y Salvor es hecha prisionera. Cuando pregunta a Phara por qué actúan de ese modo siendo que son inocentes del atentado contra el Puente de las Estrellas que falsamente les han endilgado, la respuesta es que ven a los psicohistoriadores como responsables de la masacre de Anacreonte desde el momento en que los cálculos de Seldon desequilibraron al emperador y provocaron el genocidio.
Este segundo arco ha hecho estallar la tensión que se venía respirando desde el episodio anterior que, visto ahora, constituyó un preámbulo. Aporta la acción que la serie venía pidiendo ya que las novelas, en general, no describen ninguna batalla o enfrentamiento sino que, prácticamente, las comentan en off y casi como si fueran titulares de periódico.
Se abre, por lo tanto, un interrogante acerca de qué ocurrirá con la colonia de Términus y cuál será el destino de los discípulos de Seldon. Lo que sí podemos decir es que esta subtrama nos mantiene con el aliento contenido y que el suspenso a lo largo del episodio está muy bien llevado.
Espacio Profundo
Al cierre de la entrega anterior, veíamos a Gaal en sueño criogénico mientras una nave extraña se acoplaba a la suya. Volviendo a su actualidad tras el flashback, la vemos, justamente, despertar en una nave desconocida, sin seres humanos a la vista y controlada por una inteligencia artificial.
Por mucho que lo intenta, no logra que esta le aporte datos sobre el sector de la galaxia en que se encuentran o el destino que llevan; tampoco que envíe un mensaje y mucho menos trace un curso, pues no la reconoce como comando autorizado. Lo que sí sabe Gaal, cotejando fechas, es que ha pasado la friolera de treinta y cuatro años en criogenia.
Valiéndose de su sagacidad, pregunta si puede realizar búsquedas y obtiene respuesta afirmativa siempre que se trate de datos del registro público imperial. Obtener respuestas haciendo preguntas sin relación directa: otro detalle que los lectores de Asimov identificamos con muchas de sus obras.
Gaal pide al ordenador que le muestre la posición de la colonia de Términus y comprueba, con alivio, que la misma existe, lo cual significa que el resto de sus compañeros lograron llegar y establecerse. En oposición, constata con tristeza que Seldon fue efectivamente asesinado y Raych fue ejecutado por ello. Peor aún: ella fue considerada cómplice.
Consultando posiciones de ciertas estrellas y cuásares, traza vectores y logra establecer una posición aproximada, pero no un rumbo. Hay una ventana pero, tal como el propio ordenador le informa, es falsa, por lo que debe hacer una excursión al exterior para obtener más información.
Consigue determinar que van hacia una estrella negra, lo cual es preocupante ya que el único planeta conocido que gira en torno a una es Helicón, mundo natal de Seldon: nada alentador si ella está acusada de haber sido cómplice de su asesinato.
Casi como una invocación, manchas de sangre se dibujan y desdibujan aquí y allá, mientras un holograma del propio Seldon aparece de espaldas sobre el suelo como el día en que fue asesinado.
Balance del Episodio
Entrega perfecta: soberbia visualmente y cargada de suspenso, angustia y emoción. Los tres arcos presentados son igualmente atrapantes y el hecho de que dos de ellos avancen alternándose no les quita clima en absoluto, pues ambos nos mantienen expectantes.
En Synnax, hemos entendido cómo y en qué momento se produjo el quiebre de Gaal con su religión para acercarse a una ciencia considerada por sus congéneres como herética.
En Términus, nos ha quedado el profundo interrogante acerca de si la colonia logrará sobrevivir.
En el arco espacial, por último, nos preguntamos si Seldon murió realmente y hasta qué punto no sería todo parte de su plan, ya sea que esté muerto o no: de hecho, así lo dan a entender algunas palabras de Raych en la grabación del juicio a que fue sometido.
Como hemos venido señalando, es un gran punto que los cambios con respecto a las novelas respeten rasgos que son esencia de Asimov y están presentes en sus historias más allá de la saga Fundación en particular.
El antagonismo entre ciencia y superstición, por ejemplo, se puede encontrar en Anochecer (también conocido como Cae La Noche), relato de 1941 en que los habitantes de un planeta con seis soles vivían un pánico colectivo ante la llegada de la noche, fenómeno que su civilización no conocía por producirse una vez cada dos mil años. Los roles, eso sí, están invertidos, ya que allí eran los líderes religiosos quienes, en contraposición a los astrónomos, predecían una gran catástrofe.
En buena medida, la serie pareciera acercarse a temáticas de actualidad mundial, tales como el terrorismo islámico fundamentalista o la pandemia que nos viene afligiendo durante estos dos últimos años.
También es muy asimoviana, como hemos dicho, la trama detectivesca a bordo de la nave y el obtener respuestas a partir de preguntas en principio sin relación. Difícil no pensar en otro de sus grandes relatos: La Última Pregunta (1956).
Por cierto, todo el arco a bordo de la nave es muy climático e intenso, a lo cual ayuda el gran trabajo de Lou Llobell, que logra transmitirnos toda su angustia haciendo que nos frustremos cada vez que choca con una barrera o nos alegremos cuando logra dilucidar un enigma.
El interior de la nave, por otra parte, está magníficamente recreado y la sensación de soledad ante el espacio y ante la máquina remite a 2001: Odisea del Espacio o bien a Alien. Las escenas de espacio exterior también se lucen.
Y así como en análisis previos comentábamos que lo de los tres emperadores clonados era un inteligente recurso para resolver saltos temporales utilizando a los mismos actores, otro tanto puede decirse de haber puesto a Gaal en sueño criogénico y permitir que la sigamos viendo.
El episodio marca un claro quiebre y corona los procesos que veíamos gestarse: la primera mitad de temporada se ha resuelto de modo coherente y cohesionado, a lo cual ha ayudado que los cinco episodios tengan un mismo director: Alex Graves. Lástima que no vaya a estar en los cinco que siguen, pero Jennifer Phang, quien estará a cargo, ha demostrado también su oficio en episodios de The Expanse, The Boys, Capa y Puñal, Quantico, Riverdale o Agents of S.H.I.E.L.D. Casi nada…
Y ya que hablamos de fojas de servicios, este episodio está escrito por Leigh Dana Jackson, responsable de varios de Helix, Sleepy Hollow, 24: Legacy o la injustamente infravalorada serie de Scream. De crear clima sabe algo, digamos…
Desde ya que cinco episodios son pocos como para dar un veredicto definitivo, pero por el camino que llevamos, Fundación tiene grandes posibilidades de subirse, junto a The Expanse y Westworld, al podio de las mejores series de ciencia ficción de los últimos diez años. Esperemos que el futuro devenir así lo confirme.
Ah, un detalle más: por fin apareció la frase “la violencia es el último recurso del incompetente”, muletilla que caracteriza a Salvor Hardin en la novela de origen. Les espero para analizar el próximo episodio; gracias por leer y sean felices…
Tal cual como describes el episodio, no tengo más que decir que sobre su factura, la forma de llevar la historia, aunque con dudas de a donde nos lleva, y los personajes y escenarios, todo concuerdo.
Lo único que me dio pereza fue el primer tercio, algo que en cierta forma ya sabíamos por conversaciones o relatos de Gaal en episodios anteriores. Me pareció un desperdicio de tiempo, cuando hay tanto por contar (hasta donde nos llevarán en esta temporada en contraposición a los libres?), ya que vamos por la mitad y aún no llegamos al primer despertar de la bóveda por así decirlo. No veía la hora de que terminara y me llevaran donde nos dejaron en el capítulo anterior, tanto en Trantor, como en la nave de Gaal o en Terminus. Al menos cumplieron con dos de ellos.
Luego lo de la nave está muy bien, pero también me lleva a preguntarme a donde terminaremos con tanta diferencia sobre la historia original. Una cosa son licencias en detalles y otra distinta es cambiar radicalmente lo que sucede en los libros. No digo que esté mal, sino que me produce mucha intriga y espero que el resultado sea satisfactorio.
Hola Diego: gracias por comentar. Me alegra que coincidamos. Con respecto al arco de Gaal en Terminus, a mí al comienzo también me produjo algo como decir “¿otra vez esto?”, pero luego me terminó pareciendo interesante porque ayudó a entender el conflicto que ella tiene con la religión y se me ocurre que puede ser importante en el desarrollo futuro del personaje.
Con respecto a hacia dónde irá la historia, desde ya que también me genera mucha intriga, pero me parece interesante cómo vienen resolviendo algunas cuestiones, como por ejemplo mantener a los mismos personajes, algo que en una serie es casi condición necesaria. Y además, como digo en el artículo, me parece que algunos de los cambios introducidos son bien Asimov, aun cuando no estén en los libros. Pero bueno, comparto tu intriga y habrá que ver qué es lo que se viene. Muchas gracias por el valioso aporte y que estés bien. Un saludo!
Estoy de acuerdo con @Diego en que me sobró la parte de Synnax, o al menos tanto tiempo allí. En todo caso, me hubiera interesado más saber cómo pudo estudiar matemáticas Gaal, y sobre todo a ese nivel, en un planeta donde la ciencia está prohibida. ¿Desde cuándo está prohibida? ¿Hubo hace poco un cambio de régimen que la prohibió?
En cuanto a si la muerte de Seldon fue parte de su plan, a mí me dio la impresión de que la actitud de Raych cambió en cuanto Gaal le dijo que había fisuras en las matemáticas del Plan. Y según lo que dijo en el juicio, lo que hizo lo hizo para asegurar el cumplimiento del Plan. ¿Quizás para evitar que salgan a la luz pública esas “piezas que faltan en el puzzle”, y eso pueda suponer una progresiva desconfianza en el Plan que pueda hacer que este acabe fracasando? Y, para ello, borra del mapa a las dos únicas personas que pueden atestiguar que efectivamente el Plan está incompleto. No me queda claro, sin embargo, a qué viene la discusión de la cena sobre el padre de Raych.
De todos modos, en los libros sí se hace referencia a que en Términus no hay ningún psicohistoriador, y Salvor teoriza que eso fue dispuesto así por Seldon para evitar que alguien pudiera comprender la verdadera intención o naturaleza del Plan (spoiler: básicamente, que la creación de la Enciclopedia es un fraude y que el único objetivo de la misma era limitar la libertad de acción de los dirigentes de Términus para encarrilarlos hacia la consecución del Plan). Así que también puede ser que fuera premeditado.
Lo que no me está haciendo gracia es que se haya substituído una crisis política con Anacreonte por una militar, cambiando interesantes diálogos sobre cómo debe manejarse esa crisis por escenas de acción. Tampoco se está haciendo ninguna referencia al momento en que la Bóveda se abrirá (entiendo que en la serie no saben nada del tema, pero esto, de nuevo, impide otras interesantes discusiones acerca de los peligros de la inacción o de encomendarse a un poder superior). Tampoco me gusta que no se esté mencionando ya la decadencia tecnológica en las regiones exteriores del Imperio, que están dejando de lado la energía nuclear y volviendo a usar combustibles fósiles, mientras que en la Fundación sí disponen de energía nuclear.
Todas estas cuestiones llevan implícitas problemáticas que podrían estar dando lugar a interacciones muy jugosas entre distintos personajes, como se vio, por ejemplo, cuando discutían qué sistemas de numeración debían ser conservados, o algunas de las reflexiones que se vieron acerca de la triple naturaleza de los clones del emperador. Pero me da la impresión de que estas reflexiones van a verse a cuentagotas y que la serie va a tirar más hacia la acción y a simplificar las crisis que se avecinan.
Iremos viendo por dónde van los tiros.
Hola otra vez Nexus, gracias por comentar! Que la serie va más por el lado de la acción, queda demostrado en el simple hecho de que en la novela Salvor es alcalde y aquí guardiana. Pero entiendo que, quizás, una trama demasiado política y sin tanta acción, podría ahuyentar a una parte de la audiencia y eso nos dejaría sin serie. A lo que me refiero es que esto no es House of Cards donde prácticamente el único gasto son los sueldos de los actores; este es un tipo de propuesta que si no consigue ciertos números se cae por imposiblidad de solventarlo. No veo mal que se haya entonces guiado la trama más hacia la acción, sobre todo tratándose de una historia que el propio Asimov definía como “inadaptable”.
Pasa que, claro, cuando uno quiere convertir la política en acción, está el riesgo de que se convierta en basura comercial y punto, pero no creo que este sea el caso. A mi modo de ver, se las han apañado para que la serie mantenga una cierta profundidad filosófica y buenos diálogos; no es poca cosa. Inclusive hay planteos que son muy asimovianos, aunque no estén en los libros de la daga y de hecho, hasta que llega el episodio 5, la acción es mínima y aun después tenemos apenas una escaramuza.
Es difícil desde ya evaluar si se hubiera podido hacer otra serie diferente, pues la que tenemos es la que es, pero a mí me parece que han logrado un gran resultado y no veo mal que hayan buscado una trama con más acción si eso garantiza que la serie llegue a las ocho temporadas que, según el showrunner, tienen pensadas. Ojalá sea así.
Gracias una vez más por el valioso aporte y por el extenso comentario, tanto en este como en otros análisis. Un saludo!
Entiendo tu postura, pero el caso es que si para que se puedan hacer 8 temporadas de Fundación hay que eliminar lo que para mí es más interesante de los libros y quedarse solo con la cáscara, entonces no tengo claro que me interese ver 8 temporadas de eso. Pero no digo que estén haciendo eso, lo cierto es que por ahora la serie me está gustando bastante, pero tengo la mosca detrás de la oreja :p
Es como The Expanse, las 3 primeras temporadas son pura maravilla, cómo conjuga la ci-fi hard con batallas espaciales y, sobre todo, con intriga política. Me habría tragado 10 temporadas de eso, pero en cuanto Amazon tomó el control, la intriga política despareció y todo se volvió más convencional, y ahora ya solo espero que acabe dignamente.