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Análisis de Outlander. Temporada 7: Parte 2. Episodio 10

Continuamos analizando la séptima temporada de Outlander y analizamos hoy el décimo episodio, cuyo título es Amor Fraterno. La serie, creada por Ronald D. Moore a partir de la exitosa saga de novelas de Diana Gabaldon, es emitida por Starz y puede ser vista en España por Movistar+ y en Latinoamérica por Disney+.

Hola otra vez, forasteros y viajeros del tiempo. Bienvenidos sean a analizar un nuevo episodio de Outlander con la particularidad de que el mismo se desarrolla en tres arcos, pero en dos escenarios y otras tantas líneas temporales. Mientras Roger y Buck siguen perdidos en cualquier época y teniendo más problemas con sus antepasados que noticias de Jeremiah o de su captor, Claire y Jamie han separado caminos y, como adelantábamos, eso nunca conduce a nada bueno.

Pasemos a ver pues qué nos ha dejado este décimo episodio de la séptima temporada de Outlander no sin antes advertir que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA ni dejar de recordar que pueden leer aquí nuestros análisis previos.

Despedida

El episodio comienza con un corto flashback que nos muestra a Ian y Jamie de niños y siendo entrenados en esgrima por su padre, que alecciona al primero acerca de proteger siempre los flancos débiles de su hermano.

Vueltos al presente (lo que sea que eso quiera decir aquí), los encontramos a ambos sentados en el mismo lugar y recordando el pacto de sangre que alguna vez hicieron. El tono es de clara despedida por la inminente muerte de Ian, quien se pregunta cuántos milagros le esperarán en el Cielo siendo que Jamie, en la Tierra, vivió el suyo con Claire. Su hermano bromea con que al menos le devolverán la pierna.

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En momento altamente emotivo, Ian acaba muriendo y Jamie cavando la fosa. Dice que irá a América, previo paso por París para visitar a Joan en su convento. Pide a Jenny que le acompañe, pero esta dice que su lugar está allí hasta que sus hijos crezcan algo más y ya verá después si considera la idea, aunque claramente deja la puerta abierta.

Cirugía Mayor

En Filadelfia, soldados ingleses piden identificación a Ian y Claire. Los dejan pasar al ver que la del joven incluye un libre paso firmado por el general Burgoyne mientras que a ella ni siquiera le miran la suya, de lo que Claire interpreta, algo molesta, que no consideran a las mujeres como una amenaza: ya sabrá que no es tan así…

En el domicilio que le han dado, a Claire le abre la puerta una mujer afro de nombre Mercy Woodcock (Gloria Obianyo). Contra su primera impresión, no es esclava ni criada, sino dueña de casa. Llevada ante John Grey (David Berry) y el convaleciente Henry (Harry Jarvis), Claire se entera que este ya estaba como prisionero de guerra en esa casa antes de que la ciudad fuera recuperada por los británicos y que Mercy lo atendió tan bien que decidieron seguirle dando crédito. Madre mía, mejor sigamos…

Entre los médicos que le han visto antes se halla Denzell Hunter (Joey Phillips), quien informa a Claire que ha logrado sacar una bala del abdomen, pero hay otra a la que no puede llegar. Claire dictamina que la única forma es una cirugía y, para tranquilizar a Hunter, le habla del éter del cual sigue haciendo uso y abuso fuera de época y sin medir las consecuencias.

La cuestión es que termina practicándole la cirugía y dándose cuenta que la bala está alojada en el intestino, cauterizado el orificio por la misma. Pero ya sabemos que Claire todo lo puede, así que logra quitarla de allí y Henry luce increíblemente recuperado tras dos meses o más con una bala adentro.

Carta para Ian

Ian y Rachel (Izzy Meikle-Small) andan por las calles de Filadelfia sin saberlo ni encontrarse. Él está dispuesto a partir hacia el campamento de Valley Forge porque ha escuchado que ella está allí, pero la realidad es que aún permanece en la ciudad y, de hecho, se ha encontrado con William (Charles Vandervaart).

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En un momento, a la joven se le escapa Rollo y, si bien lo persigue durante un momento, el perro lobo acaba perdiéndosele entre el gentío. Cuando dice a William que solo puede haber un motivo para ello, una sombra cruza el rostro del joven oficial porque la tácita referencia, claro, hace obvia alusión a Ian…

Él le comenta que hay nuevamente preparativos de guerra y ella lamenta que vuelvan a ser enemigos, pero William objeta que nunca será así y siempre será su amiga. Pareciera querer decir algo más, pero las palabras no le salen y prefiere dejarlo para otra oportunidad.

No lejos de allí, Rollo encuentra a Ian para igual alegría de can y humano, pero ninguno de ambos sabe que está viendo la escena un ominoso enemigo que es, por supuesto, el vengativo Arch Bug (Hugh Ross).

Rachel, no habiendo encontrado a Rollo ni a Ian, regresa a casa al tiempo que William pareciera arrepentirse de no haberle dicho lo que quería y vuelve en su búsqueda. Ian llega antes, pero Bug aún más. Al arribar el joven, le dicen que ella ha ido a los establos y en efecto ha sido allí atrapada por el anciano que, como buen malo de película B, le explica meticulosamente que piensa matarla pero no todavía, sino una vez en presencia de Ian.

Ella ensaya inútilmente un discurso sobre lo vano de la venganza e intenta convencerlo de que Ian nunca pudo haber matado a su esposa, pero en ese preciso momento hace presencia el joven aludido y, al ver a Bug a punto de ensartar un hacha en la humanidad de Rachel, se le arroja encima pero recibe un hachazo en el brazo y, disminuido en el forcejeo, acaba en el suelo y con Bug a punto de matarle mientras Rachel solo mira. En uno de los más trillados clichés para situaciones de este tipo, el atacante es muerto por un disparo desde atrás: obviamente de William…

Con el brazo en cabestrillo, Ian tiene una charla de reencuentro con Rachel. La cosa pareciera ser más fácil ahora que no hay más peligro para ella, pero Ian manifiesta que puede llegar a vivir como cuáquero, pero en el fondo nunca lo será.

Claire, en tanto, le trae carta de Escocia con la triste noticia de que su padre, finalmente, ha fallecido. No es que no lo esperase, pero al joven le vuelven a asaltar culpas por no haberlo acompañado en su final y Claire lo consuela con que esa fue justamente la voluntad de su padre, quien quiso que fuera a ver a Rachel.

Pero hay más noticias: Jamie anuncia que embarcará en Brest con destino a América y, habida cuenta de las semanas transcurridas desde la carta, tanto Claire como Ian se entusiasman con la idea de que ya podría estar allí…

Conociendo a mis Padres

Roger y Buck siguen perdidos en 1739 y, recibidos por Geillis Duncan, esta cree conocer a ambos. Obviamente, Roger nada le dice del vínculo familiar, aunque ella nota algo extraño en su modo de mirarla y él se justifica en que esperaba una curandera de más edad.

Pero Geillis va un paso más allá y lo aborda con intenciones lascivas, lo cual tiene mucho morbo por ser él su tataranieto, aunque ella no lo sepa. Roger le informa que está casado y Geillis dice que también, pero no lo ve como impedimento; él replica que en su caso sí lo es y asunto terminado…

En privado, Buck le pregunta luego por ella y Roger le cuenta de su prontuario de asesinatos, aunque sin hacer referencia al árbol genealógico para no tener que explicarle que es su madre biológica.

Pero Roger (¡aleluya!) no olvida que lo que les ha llevado allí es el pequeño Jeremiah, del cual siguen sin noticias al igual que de su captor. Creyendo que Geillis podría saber algo, le lisonjea los oídos con que la ve como un hada, pero es en vano porque no conoce a ningún Robert Cameron. No obstante, sí le anoticia de que ha llegado alguien con información sobre el supuesto “mago” y cuando el hombre se presenta, no es otro que Kevin McDugal (Graham McTavish) gran impacto para nosotros el verle nuevamente con vida…

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Lo que este ha hallado es un supuesto amuleto que podría pertenecer a quien buscan, pero cuando Roger queda a solas con Buck, le cuenta que es en realidad una identificación militar: la misma que usaba su padre cuando, desempeñándose como piloto durante la segunda guerra mundial, desapareciera sin dejar rastro.

A la decepción de Roger por no tener noticias del niño, le sigue entonces la alegría de saber que quizás pueda conocer a su progenitor, en otra de esas casualidades increíbles que son moneda tan corriente en la serie.

Carta para Washington

Volvemos adelante en el tiempo y, como si no hubiera ya suficientes casualidades, Mercy termina siendo la esposa de aquel soldado de Ticonderoga que, antes de morir, fuera asistido por Claire. Tristemente, esta debe anoticiarla de su viudez, pero no deja de expresarle lo mucho que él dijo que la amaba y lo devastado que estaba por haber quedado en malos términos.

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No es es la única revelación sobre Mercy: se desempeña como espía y entrega cartas en código para George Washington, por lo que, sabiendo del historial de Claire con los rebeldes, le pide pasar una por los controles británicos que a ella están vedados. Dado que Claire cruza todos los días para recoger hierbas medicinales, acepta de buen grado y, como siempre, mete la pata…

Tensa situación se genera en el puesto por lo llamativo de que pase por allí dos días seguidos, lo que ella justifica diciendo que necesita más hierbas para los muchos heridos. El oficial accede, pero claramente su cara no es de conformidad…

Claire deja la carta en el lugar asignado y emprende el regreso pero, al llegar, un mortificado John Grey la espera en compañía de un capitán de navío para ponerla al tanto de una devastadora noticia: el barco en que viajaba Jamie se ha perdido en alta mar.

Ella entra en crisis y se entrega a la negación. Dice que Jamie no puede estar muerto porque ella lo sabría y, en giro de lo más telenovelesco, manifiesta que su corazón dejaría de latir junto con el de él . De poco sirve que John le muestre la nómina de pasajeros desaparecidos o que el capitán le cuente que ha navegado infructuosamente a la búsqueda de sobrevivientes. Envuelta en lágrimas, se encierra en la habitación, pero sus problemas ni siquiera acaban allí…

Un oficial británico llega para hablar con John y ponerle al corriente de que ella es una espía y tiene orden de arresto. Ahora es John el de la negación y ni siquiera quiere ver la nota que el hombre le muestra.

Sacando entonces un as de la manga tan inesperado como absurdo, va a ver en su habitación a la compungida Claire para informarle de la situación y no solo eso, sino además a pedirle matrimonio por ser la única forma en que podría salvarse (???). Ante la incrédula mirada de Claire, John dice hacerlo como último favor a Jamie…

Balance del Episodio

Otro capítulo que no hace avanzar la trama principal y que, abusando de los detalles fortuitos, se pierde en resolver conflictos del pasado que no sé si alguien tenía ganar de revisitar y menos en un momento en que solo vienen a hacer de relleno o, peor aún, a cortar clima cuando las urgencias son otras.

Buck y Roger han ido a parar a cualquier año buscando al pequeño Jeremiah, pero seguimos sin pista de este y cuando alguna aparece se diluye con prontitud. Eso sí: en cuestión de horas uno, sin saberlo, se ha encontrado con sus padres biológicos y el otro, sin buscarlo, va camino de conocer al suyo propio, de quien (que yo recuerde) nunca supimos que tuviera su momento Saint-Exupéry durante la segunda guerra mundial. Por cierto, ¿qué le pasó? ¿Se estrelló contra las piedras? Ojo: allí puede haber un disparate superior a todo lo visto…

Puede tener lo suyo ver a Geillis Duncan intentando seducir a su tataranieto, lo mismo que los primeros coqueteos entre esta y McDugal o el extraño loop de ver a Graham McTavish no solo interpretando nuevamente a un personaje largamente muerto, sino además encarándose con su propio hijo que, por otra parte, fuera interpretado en algún momento por él mismo: uff, hasta me costó explicarlo. Pero, al menos hasta aquí, no hay traza de que algo de eso sirva a la trama principal o quizás sea que en realidad ya no hay ninguna.

Y si hablamos de casualidades, ni qué decir de Bug llegando a Filadelfia prácticamente en coincidencia con Ian y en medio de una trama de venganza resuelta de modo torpe y poco imaginativo para el tiempo que nos tenían pendientes: todo terminó sin clima, en forma apresurada y con el peor de los lugares comunes, como lo es el manido y consabido disparo desde atrás hecho por alguien que llega en el momento justo.

Y es una lástima porque la historia del trío Rachel-Ian-William podría ser en este momento una de las más interesantes de la serie si supieran explotarla mejor: es tan creíble ella en su puritanismo religioso como Ian en sus dudas sobre la relación o William en su conflicto interno por no avanzar más decididamente sobre Rachel antes de perder toda chance. Si lo que se busca es el melodrama y el culebrón, allí tienen un arco suficientemente poderoso por sí mismo que nunca necesitó (y ahora queda todavía más claro) estar ligado a una subtrama tan prescindible e inconducente como la de Bug.

Hubo en el capítulo, eso sí, una buena ambientación a la hora de reconstruir la Filadelfia de finales del siglo XVIII, pero cuesta encontrarle una lógica de guerra a cómo se mueven las piezas en el contexto de una ciudad que viene cambiano de manos en pleno clima revolucionario. Más que antagonistas, los bandos en pugna parecen simpatizantes de equipos rivales de fútbol que se cruzan todo el tiempo en una misma ciudad y hasta se mueven con cierta comodidad, pudiendo hablar de que pronto recomenzará la guerra del mismo modo que si hablaran del inicio de la nueva liga.

Y en medio de todo ello, la casualidad de que Claire caiga en una casa perteneciente a la viuda de alguien a quien atendiera en el campo de combate y que esta, además, sea una espía que le envía cartas a Washington. ¿Y qué pasa con el giro del final? Bueno, digamos que el del naufragio es un suspenso innecesario, pues todos sabemos que Jamie no morirá y menos aún cuando ya ha firmado para la temporada siguiente.

No sé si se nos vendrá por parte de Jamie un momento Robinson Crusoe o será que a último momento no subió al barco (qué bueno: los muertos serían un montón de gente que no conocemos), pero la sensación es que ese giro está solo destinado al morbo de que Claire se case por tercera vez y eso introduzca un nuevo eje de conflicto en cuanto Jamie reaparezca.

Y no entiendo, de todos modos, por qué el casamiento salvaría la vida a Claire. Las palabras del oficial inglés parecieron apuntar a que nadie duda de la lealtad de John Grey, pero si tienen evidencia de que su eventual esposa le pasa mensajes a Washington, ¿qué cambiaría si estuvieran en matrimonio? Creo que hasta sería más creíble que John sobornara al oficial para mantener silencio.

En fin, a pesar de haber tenido su momento fuerte y emotivo con la despedida de un personaje de la serie que nos acompañaba desde la primera temporada como era el caso de Ian (padre), hemos visto un capítulo flojo e inconsistente por todas partes. La salvación de la temporada solo podría venir de la mano de que se enfoquen nuevamente y de una vez por todas en el secuestro de Jeremiah o que se le dé más lugar al triángulo Rachel-Ian-William sin conectarlo con subtramas del todo inconducentes.

Ojalá que el próximo capítulo traiga algo de ello, aunque la impresión es que la súbita desaparición de Jamie funcionará como nuevo elemento de distracción para seguir exprimiendo el mismo limón y no sería extraño que nos vinieran con un flashback centrado en él y en lo que ocurrió con el barco…

Hasta la próxima y sean felices…

 

Rodolfo Del Bene
Rodolfo Del Bene
Soy profesor de historia graduado en la Universidad Nacional de La Plata. Entusiasta del cine, los cómics, la literatura, las series, la ciencia ficción y demás cosas que ayuden a mantener mi cerebro lo suficientemente alienado y trastornado.
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