Con un cierre a la altura, Ozark llegó a su fin. Analizamos los últimos siete episodios de la cuarta temporada y hacemos balance de tan soberbia serie que, creada por Bill Dubuque, forma parte de la plataforma de Netflix.
Duele decirlo, pero bienvenidos sean a nuestro último análisis de Ozark, hoy para desbrozar los siete episodios finales de la cuarta y última temporada, que se cocinaron a fuego lento entre el 8 y el 11, pero se aceleraron vertiginosamente de allí en adelante para dar a la serie el cierre memorable que merecía.
Hay mucho para reseñar y analizar, así que mejor comencemos no sin antes advertir que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA ni dejar de recordarles que pueden leer aquí nuestros análisis anteriores.
La Venganza de Ruth
Devastada por lo de Wyatt, Ruthsolo piensa en vengarse de Javier Elizondro. Para protegerla, Marty no quiere decirle cómo ubicarlo, pero tampoco pone sobre aviso a Javier a pesar de que Wendy le ruega que la delate o estarán en problemas.
Ruth acude entonces a los hijos del matrimonio y alude especialmente al vínculo que tenía Charlotte con Wyatt: tocada, esta la pone al tanto de que Javier se reunirá en Chicago con sus padres y con Claire Shaw mientras Jonah le pasa una fotografía para identificarlo.
En Chicago, Ruth lo reconoce en la calle y, teniendo oportunidad de matarlo, no lo hace. Se encuentra con Marty, quien quiere hacerla desistir e intenta convencerla de que no lo mató porque ella es buena persona. Ruth parece acusar recibo, pero es una sensación fugaz…
En plena reunión entre los Byrde y Shaw en el despacho de esta última, irrumpe armada exigiendo que hagan venir a Elizondro. Resignada, Wendy lo llama y, apenas llega, Ruth le vacía el cargador. Tarea para los Byrde en la que ya tienen experiencia: hacer desaparecer el cuerpo…
Lo que no habíamos visto
Nathan, el alcohólico padre de Wendy, se halla en Ozarks tras la pista de su desaparecido hijo Ben y ha contratado a tal fin al detective Mel Sattem. Un flashback nos muestra cómo siguió la noche tras ser dejado por Wendy en la cafetería: le habíamos visto salir a buscarla y toparse con un sujeto desconocido; después, solo supimos que había muerto.
Pues el sujeto era Nelson, matón del clan Navarro. Llevado en auto a las afueras, Ben no paraba de maldecirse por haber causado tantos problemas y rogaba que pidieran disculpas a Wendy en su nombre. En un lugar apartado y sin decir palabra, Nelson le disparó a la cabeza. Si ya nos había dolido su muerte, ahora también sabemos cómo fue…
La Sangre en el Foso
Muerto Elizondro, Wendy intenta de todos modos concretar trato con Shaw, pero esta ha arreglado por su cuenta con Ruth, quien ahora puede proveerle la materia prima: ya no necesita a Wendy.
La situación se sigue complicando: Marty busca a la agente Maya Miller para reflotar su oferta original de ir a prisión, pero ella ya no está interesada y, además, Sattem la visita para mostrarle fotos en que se ve a Wendy salir en auto a la carretera en la noche de la desaparición de Ben.
Los Byrde visitan a Omar Navarro en prisión, pero este está furioso por creer que ellos lo pusieron allí. Recurren a sus contactos para sacarlo de aislamiento y que él sepa que fue obra de ellos. Da resultado: vuelve a confiar y envía a Marty a México para hablar con el cártel y decirles que fue él quien mató a Javier por traidor. Le da instrucciones precisas de mostrarse seguro y confiado, pero también, llegado el caso, frío y despiadado.
Revisando cuentas del cártel, Marty provoca enfrentamientos internos por alguna diferencia en los números, pero hay problemas al otro lado de la frontera: Navarro ha sido atacado con cuchillo por otro preso y, aunque ha logrado estrangularlo, terminó en coma. Por teléfono, el matrimonio Byrde acuerda no mencionar eso último al cártel para dar imagen de que sigue en control de la situación.
Todo el arco de México es notable: por la gran actuación de Jason Bateman (su mejor momento en toda la serie) y por los simbolismos y analogías: Marty mira con aprehensión el foso en que fuera torturado y en que ahora hace torturar a Arturo Cabrera para que confiese haber ordenado el ataque. En otras escenas, camina por el patio mano en la cintura y móvil en la oreja, tal como otras veces viéramos hacer a Navarro.
Cabrera no es trigo limpio, pero Marty sabe que no tuvo nada que ver con lo que le obligan a confesar y cuando oye el balazo final, la pantalla se oscurece al igual que su conciencia: una mujer de limpieza friega la sangre del piso mientras el sonido aumenta en intensidad como si martillara su cabeza.
Para colmo de males, quien ordenó el fallido asesinato de Omar ha sido su propia hermana Camila por creerlo responsable de la muerte de su hijo Javier. Una serie de malentendidos con fatales consecuencias…
Nueva Sociedad
Ronnie Wycoff (Brad Carter) ha quedado como sheriff interino tras el asesinato de Nix. Prometiéndole influencia para quedar permanente, Wendy le pone al tanto de los negocios entre Ruth y la también asesinada Darlene. Investigando, Ronnie llega al Lazy-O y encuentra a Jonah trabajando y viviendo allí. Inicia un interrogatorio, pero Nathan llega molesto y se lleva a su nieto.
Ruth descubre que Ronnie le anda a la zaga y arma una trampa para que intercepte su camión y encuentre solo unos pocos efectos personales de Wyatt mientras la mercancía, en otro lugar, es retirada por Frank Jr.
En Miami, Ruth contacta a Rachel Garrison, antigua dueña del Blue Cat Lodge. Con ella, visita a los Byrde y les ofrece convencer a Shaw de mantener las donaciones a cambio de que ellas administren el casino. Marty ofrece un diez por ciento, pero se niegan. Wendy, más pragmática, espanta a Rachel poniéndola al tanto de que su flamante socia ha matado a un narco.
Éxito efímero: Rachel se decepciona, pero no tanto como cuando descubre que Marty ha dejado prácticamente abandonado a su amigo Tucker (Evan George Vourazeris), el joven con síndrome de Down del cual había prometido hacerse cargo. El descuido de Marty hace que Rachel regrese con Ruth.
Hijos al Rescate
Investigando cámaras de seguridad, Sattem logra reconstruir el camino de Wendy y descubre que aquella fatídica noche estuvo con Ben más tarde del horario declarado. Puesto Nathan al tanto, va furioso a pedirle explicaciones y ella le cuenta que estaba llevando a Ben para una internación en Memphis, pero lo terminó dejando en una cafetería de Kentucky porque discutieron y lo buscaba la policía. Nathan no queda conforme y cuando Wendy le pregunta por qué siempre prefirió a Ben, dice que ella nunca fue fácil de amar.
Por otra parte y habiendo fallado el intento con Ruth, Wendy va por Camila para convencerla de ser la “heredera” de su hijo fallecido y usarla para extorsionar a Shaw. Marty lo ve riesgoso: no puede confiar en una mujer que mandó matar a su propio hermano y además les mintió, pero se van quedando sin opciones y los estados de ánimo están alterados: acaba detenido junto a Wendy tras tomar a golpes a un conductor que, en medio del tráfico, les tocaba bocina con insistencia.
En lo que parece el reino del revés, Jonah y Charlotte deben sacarlos de la cárcel con una fianza de veinte mil dólares.
Quid pro Quo
Sattem informa a Nathan que seguramente ya no volverán a ver a Ben: las cámaras lo muestran subiendo al auto de un matón de cártel. La reacción del consternado Nathan es ir por sus nietos y sacarlos de allí: les ofrece mudarse con él a Carolina del Norte y están de acuerdo, por lo que, como si no tuviesen ya problemas, los Byrde son notificados de juicio por tenencia.
Deben lograr que Sattem no vaya a la audiencia, pues su testimonio es esencial. Recurren al senador Randall Schafer (Bruce Davison), quien viene moviendo hilos para sacar a Navarro de la lista de la OFAC. Usando siempre el as de espadas del fraude en las máquinas de votos, le solicitan que contacte a la policía de Chicago para que readmita a Sattem, pero Schafer les replica que es una cosa o la otra: saca a Navarro de la lista o consigue la readmisión; no hay dos por uno.
Marty duda: si Navarro no sale de la lista, será muy difícil sacarlo de la cárcel, pero Wendy está enceguecida por lo de sus hijos (enorme Laura Linney, ninguna novedad), así que optan por lo segundo al costo de un barco para el jefe de policía.
Audiencia con Ausencia
Camila visita a su hermano en la cárcel y ello inquieta a Marty: tienen que sacarlo y ponerlo al tanto de que fue ella quien le mandó matar. Navarro, por cierto, está cada vez más impaciente con su liberación y los Byrde no avanzan, tal como ha estado husmeando su hermana. Les da un plazo bien exiguo de apenas días…
Llega el día de la audiencia por los hermanos, pero quien no llega es Sammet, que ha optado por reincorporarse a la policía. La jueza, de todas formas, dicta veredicto y, sorprendiendo a los Byrde, declara inestables y peligrosos, por lo que deja a sus hijos elegir con quién vivir: a Charlotte por estar ya próxima a cumplir dieciocho y a Jonah porque bien puede vivir en Carolina del Norte si lo viene haciendo en un motel.
Los Byrde han sacrificado el caso Navarro en vano: sus hijos quieren ir con el abuelo. Wendy se arrodilla , implora y llora, pero solo logra enfurecerlo más y que se mantenga firme. Está abatida: el problema de sus hijos ha pasado a estar por encima de la fundación, el cártel o el FBI.
En el auto, se golpea la cabeza contra el vidrio en idéntico gesto al que en más de una oportunidad le viéramos a Ben: quizás no eran tan distintos y por ello decide acudir a la misma clínica psiquiátrica en que él estuviera internado, pero no hay cupo. Fiel a su estilo, intenta en vano sobornar al encargado…
Cazador Cazado
Como tutora del fallecido Wyatt, Ruth se encuentra con que ha heredado mucho dinero de Darlene. Ronnie la visita para informarle que han arrestado a un tal Tom Wheeling, que tiene la guitarra de Wyatt en su poder, por lo que el móvil del asesinato sería robo. El rostro de Ruth se llena de sombras: sabe que el detenido es inocente y su culpa guarda paralelismo con la de Marty con respecto a Cabrera. Pero declarar en contrario implicaría admitir que sabía quién asesinó a Wyatt, además de echarse tierra encima por la muerte de Elizondro.
Su flamante riqueza le permite pensar en cambiar de vida pero necesita limpiar su frondoso prontuario. Todos sus delitos fueron cometidos siendo menor y ello permite contactar a una jueza para que los borre. Le causa gracia ser la única en su familia sin antecedentes.
Se aboca a la construcción de una casa con piscina incluida. No tiene gran sentido porque vive a orillas del lago, pero se justifica con que así viven los ricos. En cuanto al desvencijado y ya icónico sillón, ordena mantenerlo en su lugar…
Pero le atormenta el tal Wheeling: necesita visitarle en prisión y verle la cara. El sujeto no hace demasiado por su pena: insulta a su familia y dice haber robado la guitarra para venderla y comprar drogas, pero Ruth viene cruzada por contradicciones y se hace difícil saber qué piensa…
Como heredera de Darlene, va al casino a reclamar su parte. Marty intenta hacerle entender la importancia de que el mismo siga lavando dinero o todo el plan Navarro se desplomará, pero mucho no le importa y a los Byrde se les siguen cerrando caminos.
Wendy contacta a Nelson para que saque a Ruth de en medio, pero quien está en el tráiler no es ella sino Rachel. Ruth alcanza a ver al matón yendo hacia allí y, desesperadamente, la pone sobre aviso telefónico para que tome el rifle y salga al exterior. Nerviosa pero decidida, Rachel se trepa al techo y dispara a Nelson apenas lo ve descender de su auto para luego rematarlo con un segundo disparo. Otro plan le ha fallado a los Byrde o, en este caso, a Wendy…
Internación
A instancias de Wendy, optan por cambiar de estrategia y buscar alianza con Camila: ya quiso sacar de en medio a su hermano y no hay motivo para que no piense en hacerlo otra vez. El plan es contarle todo y, en connivencia con el FBI, ponerla al frente del cártel en lugar de Omar, que sería eliminado. Acepta, aunque pide ver una vez más en prisión a su hermano…
Pero lo que más preocupa a Wendy son sus hijos: tomando dos millones de dólares de la cripta de Buddy, los ofrece a su padre para que no se los lleve, pero este sigue firme. Echándole en cara su presente alcohólico y su pasado abusador, Wendy acaba amenazándolo de muerte y, colapsada, se interna en la clínica tras presionar al empleado con que cometerá un asesinato si no se lo permiten.
Padre e Hijos al Rescate
Camila sigue tras el asesino de su hijo, pues sabe que no fue su hermano. Marty dice no saber nada pero usa el asunto a su favor: yendo a ver a Ruth, quien acaba de enterrar a Nelson bajo la piscina en construcción, la amenaza con delatarla a menos que consiga que Nathan no se lleve a sus hijos.
El peso de la situación cae ahora sobre hombros de Ruth, quien, primero que nada, cuenta a Ronnie la verdad sobre Wyatt y le anoticia de que tienen en prisión a un inocente: pareciera querer librarse de culpas ante una posible y eventual muerte…
Va luego a ver Nathan con la excusa de brindar por el recuerdo de Ben y, whisky de por medio, logra sacarle información sobre su pasado familiar, admitiendo él no solo que golpeaba a Ben, sino que además no le interesan en lo más mínimo sus nietos y solo quiere hacer daño a Wendy. Ruth lo apunta con su arma y, al momento de llegar ellos, le obliga a repetir lo que acaba de decir.
Charlotte y Jonah se desencantan de su abuelo y, con Marty, van a buscar a su madre para sacarla de la clínica y así llegamos a lo que fuera la escena inicial de la temporada…
Accidente y Vuelco
Los Byrde van por la carretera diagramando pasos a seguir con el FBI. Wendy intenta compartir alguna broma con Jonah, pero no se ríe: la decepción con su abuelo no implica aceptar las cosas que su madre ha hecho. Marty se distrae y debe dar un repentino golpe de volante al venírseles un camión encima: el auto derrapa y queda en posición invertida.
Quizás en aquel inicio de temporada hayamos pensado que era un anticipo del final de los Byrde, pero no: salen bastante indemnes del vuelco, con apenas algunas magulladuras. Perfecta analogía de su vida: aun con el mundo patas para arriba, siempre acaban de pie…
Traslado y Trampa
Navarro ha sido visitado por Camila y está convencido de que fue ella quien le mandó matar y planea volver a intentarlo: le estuvo hablando del pasado como si se despidiera y, además, Nelson está desaparecido, lo que significaría que le sacó de en medio para allanar camino…
A Ruth se le cruzan imágenes de Wyatt, con quien sostiene conversaciones imaginarias; hasta termina viendo a toda su familia en “tiempos felices”: es la única sobreviviente y sus visiones parecieran anunciar algo…
Mientras en el casino se realiza la velada benéfica, en la cárcel es dispuesto el traslado de Navarro. Este sospecha, pero en el camino ocurre algo que parece cambiar todo: el conductor del vehículo mata de un tiro a su compañero y le da un arma para que escape y llegue hasta un avión que, dice, le está esperando.
Pero en cuanto recorre unos pocos pasos, escucha amartillarse un arma a su espalda y entiende todo: el arma que recibió no tiene balas y con la escena perfectamente armada, el oficial lo liquida…
Tarro sin Galletas
Camila, que no se rinde, encara en la fiesta a Shaw para preguntarle por la muerte de su hijo. Esta manifiesta no haberlo visto en Chicago y que esa noche solo cenó con Marty y Wendy, pero cuando Camila la amenaza con abrirla al medio si descubre que le ha mentido, termina acusando a Ruth Langmore. Los Byrde fingen sorpresa. A la salida, el auto de Ruth es interceptado por la propia Camila. Ruth decide morir como vivió y la llena de improperios hasta que le dispara…
Vueltos a casa, los Byrde hallan un cristal roto y sentado afuera al detective Sattem, sosteniendo el tarro de galletas con forma de cabra que, según dice, no tiene galletas… Son, claro, los restos de Ben…
Ellos se ofrecen a pagarle para olvidar el asunto, pero por tercera vez en poco tiempo alguien les rechaza el dinero por convicciones. Como alguna vez Marty había averiguado, Sattem nunca para hasta llegar al fondo del asunto y aunque se haya reincorporado a la policía, su cruz personal es una historia sin resolver…
Se oye un arma amartillarse en la oscuridad y, al girarse, Sattem descubre a los hermanos Byrde, con Jonah rifle en mano. Marty y Wendy dejan escapar un gesto de orgullo mientras, con total tranquilidad y ligera sonrisa, Jonah dispara…
Balance de la Serie
Nos va a costar olvidar esta serie. Apena despedirla, pero también es cierto que no tenía sentido estirarla como goma de mascar y la historia, aunque parezca en algunos puntos abierta, está lo suficientemente cerrada.
Vuelvo a la escena del accidente: puede parecer innecesaria o hasta inconducente, pero su fuerza reside en lo simbólico. Los Byrde logran salir a flote de absolutamente todo con la unidad familiar. Pueden ser el peor ejemplo de ciudadanos pero el mejor ejemplo de familia, entendida esta en sentido nuclear como padre, madre e hijos: nadie más….
Émile Durkheim decía que el delito cumple una función social y en Ozark queda claro. El mundo del crimen no solo es parte de la sociedad sino que funciona del mismo modo: con jerarquías, normas, prejuicios, afectos, traiciones, premios y castigos. Y en medio de todo ello, poder del hampa y poder político se entremezclan, confunden y autojustifican. “No es robar si te lo llevas rápido”, decían en Los Simpson; “no es delito si el FBI lo autoriza”, dice Marty… Es la misma idea…
Porque hasta el peor delincuente crea para sí, como diría Freud, un escudo antiestímulo que prepara su conciencia para dar sentido a lo que venga. El problema es cuando no encuentre ese sentido al hallarse ante algo para lo que no estaba preparado, como que un inocente acabe muriendo por las consecuencias colaterales de sus actos. Le pasa a Marty y le pasa a Ruth, pero no a Wendy, cuyos actos son más bien guiados por un instinto maternal que, previo a cualquier estructura mental, raya en la bestialidad: no necesita de justificación para proteger a sus hijos; está en su misma naturaleza y hasta se horroriza de verles hacer lo que ella misma hace, como lavar dinero.
En Marty, en cambio, es el legado generacional lo que da consuelo a su tormento. El premio a tanta culpa lo encuentra en ver a sus hijos seguir sus pasos e incluso superarle, pues es entonces cuando nada ha sido en vano. Al ver a Jonah apuntarle a Sattem en la escena final, su gesto está diciendo algo así como: “después de todo, valió la pena”. A propósito: ¿me falla la memoria o Jonah termina siendo el único de la familia que ha matado por mano propia a alguien?
¿Debía morir Ruth? No lo sé, pero creo que no cabía otra posibilidad. Desde ya que la suya es una de las muertes de la serie que más nos duele, junto con la de Ben, la de Buddy, la de Wyatt o, en lo personal… la de Sattem, que pagó por su honestidad y por ser leal a su conciencia. Pero así como los Byrde salieron siempre a flote, los Langmore fueron cayendo uno tras otro y solo quedaba ella: imposible imaginar cómo podría haber seguido su vida entre tanto desmadre en que se había metido…
Los imponderables y accidentes han sido también parte de la serie desde un comienzo: hechos fortuitos que acaban en consecuencias impensadas y que se enmarañan hasta lo irreversible. ¿Se han puesto a pensar qué hubiera pasado, por ejemplo, si Ben nunca pisaba los Ozarks?
Pero la historia no hubiera tenido la misma fuerza sin un elenco increíble: a las ya impagables Laura Linney y Julia Garner, debemos agregar la enorme labor de Jason Bateman, sobre todo en esta temporada final. Pero en sí, todos han estado muy sólidos y sería injusto mencionar solo a algunos.
No es que no quede alguna cuestión a la deriva, particularmente en el caso de Jonah, tal vez el personaje menos desarrollado. En la primera temporada mostraba obsesión por las aves carroñeras y la foto sin vida de una de ellas era ícono de la serie: luego no supimos nada. En la tercera, lo vimos obsesionado con los drones: en la cuarta, ni noticias…
He extrañado en esta última temporada algunos toques de humor negro que, a lo Coen o Tarantino, habían caracterizado a las anteriores, pero en parte ha tenido que ver con que los personajes fueron llevados a límites mucho más dramáticos en su desarrollo. También me hubiera gustado saber qué pasó con el pequeño Zeke, huérfano dos veces.
Pero son nimiedades en el conjunto de una serie que está en el mismo nivel que Breaking Bad, Better Call Saul o Fargo. Si no se la ubica en ese plano, temo pensar que sea por prejuicio contra Netflix.
En fin, hay mucho más que decir y quizás merezca artículo aparte. Por cierto, recomiendo el visionado de El Adiós de Ozark, entrega especial de media hora que agrega muchos datos útiles y que también está disponible en la plataforma.
De mi parte, solo me queda la satisfacción de haber cubierto una serie inolvidable y, desde ya, agradecerles por haberme acompañado todo este tiempo, ya sea comentando, aportando o simplemente leyendo. Nos encontraremos por algún otro lugar de la web. Hasta entonces y sean felices…