Bienvenidos, una semana más, a este rincón del universo donde un cura, una delincuente y un vampiro irlandés buscan a Dios para pedirle explicaciones sobre la vida, el universo y todo lo demás. Si. Predicador ha vuelto una semana mas, y si no sabéis que Tulip se ha metido en lío, o que un secta secreta busca detener a Jesse, es por que no habéis pasado por este enlace y no habéis leído mis anteriores análisis. Si ya habéis hecho los deberes, vamos allá con el análisis del cuarto capítulo de la segunda temporada de Predicador. Conozcamos a Viktor.
Viktor
El tal Viktor, que tiene una casa alucinante, resulta ser un hombre de mediana edad, calvo, con una gran nariz y bastante serio. Parece muy decepcionado con Tulip, y verla llorar de esa manera es algo perturbador. Un personaje como Tulip intimidado es una cosa muy difícil, pero verla tan débil es algo que me sorprende. Maravilloso el papelón de Ruth Negga.
Tulip intenta congraciarse con su antiguos… ¿Compañeros? Lo que sea. Pero no le sale bien. Algo hizo que tiene a toda la mafia muy mosca. Y debió de ser grave, por que hasta una dulce y pequeña niña que está dibujando le escupe a la cara. ¿Que hizo Tulip? ¿Que enfureció tanto a todo el mundo? Desde luego, no va a ayudar a que le perdonen el hecho de que intente matar al tal Viktor.
Menos mal que el Predicador, con ayuda de Genésis, aparece en el momento adecuado. Adecuado para saber que el tal Viktor es el marido de Tulip. Auch
Dios es esquivo
Jesse ha vuelto de su primera e intensa noche de búsqueda en Nueva Orleans, y no le preocupa demasiado que Tulip se fuera en mitad de la noche sin decir nada, y que no le llame en todo el día. Tampoco parece preocuparle que estén viviendo en casa de un hombre tan evidentemente enfermo como evidentemente molesto por su presencia. No. Le importa ver clubes de jazz. Y va a volver a ellos, de no ser por un publireportaje de Frankie Muniz en el que aparece el tío que fingió ser Dios en la parroquia de Annvile.
¿Cómo hablas con un actor que no quiere ser visto? Fácil, finge ser de la HBO y finge que es para Juego de Tronos. Pueden hacerlo, son de la misma cadena. Aún así no lo encuentran, pero si la prueba de que alguien lo contrató para hacer el papel de Dios cuando llamaran al cielo. Un contrato indefinido en el Cielo (muerte terrenal de por medio, claro). He visto muchas cosas en esta serie, y aunque esto tenía sentido, os juro que me pilló totalmente por sorpresa.
Cassidy, el vampiro irlandés que cree que los reptilianos y los rosacruces dominan el mundo, no está convencido de que haya una organización ultrareligiosa de gente vestida de blanco que persiga al Predicador. Pero si está preocupado por Tulip, y por la falta de interés de Jesse en su desaparición. Así que al final, le convence.
En el infierno
Por si no lo recordáis, Eugene esta en el infierno, en un momento de baja tensión donde los presos infernales aprovechan para socializar. Presos como Hitler. Adolf resulta ser un tipo agradable, que defiende a Eugene y le ayuda cuando el club de los cinco del averno se mete con él como si estuvieran en el cole. Nunca pensé que diría esto, pero parece un buen tipo, y su peor recuerdo es una amable tarde de te con su prometida, Elsa. Pero vamos, es Hitler. A bien seguro que no trama nada bueno.
Los electricistas van a su rollo incluso en el infierno, por lo que Eugene necesita otro sitio en el que estar mientras arreglan su castigo eterno. La gobernanta del infierno (que tal vez sea el mismo Diablo) es una mujer que no admite discusión. Así que Eugene va a tener que sobrevivir a otro tipo de infierno. La sala de detención es otro tipo de infierno, si. El que viven los marginados en el instituto. Pero Eugene cuenta con un amigo, el viejo Adolf. Pero Hitler, así en persona, no es tan imponente como uno espera. Y Eugene tiene que sobrevivir al infierno de la única forma que se puede… siendo parte de él.
La opinión de Sofía
Bien. Vamos por partes. Me encanta la parte de Eugene. Tenía muchas ganas de recuperar a este personaje y la concepción del infierno, así como de los que lo habitan me ha gustado mucho. Me parece que es están poniendo los cimientos de lo que será un personaje muy atractivo. Y, hablando de personajes atractivos, que mal llevado está mi querido Cassidy en este capítulo. Los pocos minutos que sale en pantalla lo hace para mayor gloria de Dominic Cooper, que parece volver de nuevo a sentirse cómodo en sus papel. Vemos a un Jesse obsesivo, pero dispuesto, como en la primera temporada. Inmejorable el papel de Ruth Negga.
¿Que falla? En mi opinión, dos cosas: el malo, y el malo. Me explico. Han abierto dos frentes a los que enfrentarse.Por un lado el pistolero, que solo aparece en un par de minutos casi anecdóticos al final, tal vez para recordar que existe porque de lo contrario nadie recordaría a este personaje, que pasa desapercibido en la trama. Por otro lado, la secta, que tanto interesa a Jesse, pero que tan poco interés despierta en el público. Tal vez sufran del agravio comparativo de uno de los mejores villanos de series, que fue Odin, pero la contraparte de los protagonistas esta temporada está dejando mucho que desear.
Si mejora o no, lo veremos la semana que viene. Hasta entonces… sed felices.