Nos vamos acercando al final de la segunda temporada de Star Trek: Picard y continuamos analizando sus episodios, hoy el octavo. La serie, que tiene como showrunner a Terry Matalas, puede ser vista en Prime Video.
Bienvenidos una vez más, trekkies y no tan trekkies, a analizar otro episodio de Star Trek: Picard. Hoy nos ocupa es el octavo, intitulado Misericordia (Mercy): una entrega que nos devuelve a la historia principal luego de viajar por el inconsciente de Picard, aunque avanza de manera un poco confusa en algunas subtramas que, esperemos, sean reencaminadas en lo que nos queda de temporada.
Pasemos a analizarlo, advirtiendo que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA y recordándoles que pueden leer aquí nuestros análisis anteriores.
Quiero Información…
Comenzamos con un niño que, linterna en mano, corre asustado por los bosques y tropieza. En sus perseguidores reconocemos inconfundibles rasgos vulcanos, pero no volvemos a saber de ellos hasta avanzado el episodio y nos queda la intriga de quién será el niño. La escena que sigue tiene la clave…
Regresamos a Picard y Guinan, detenidos en una sala de interrogatorios ante el mismo hombre que les arrestara en el bar y que se presenta como agente Wells, quien, a bocajarro y para romper el hielo, pregunta si son alienígenas…
Picard sonríe y Guinan suelta una carcajada. Wells dice venir hace rato dedicándose especialmente al tema e inevitablemente se nos cruza la imagen de Fox Mulder: de hecho, parece trabajar bastante “por su cuenta”, como lo demuestra el desvencijado sótano en que están y una cámara que ni siquiera funciona, cosa que Guinan le hace notar.
Quiero Energía…
Siete y Raffi andan por las calles de Los Ángeles a la caza de Agnes y, por ende, de la reina borg, quien controla sus actos. Por el testimonio de un empleado de comercio, se enteran que fue vista en compañía de un hombre barbado y pelirrojo a quien, momentos después, encuentran muerto.
Raffi quiere que Siete, dado su pasado borg, intente pensar como tal para entender qué pretende la reina o por qué actúa de esa forma. Ya sabemos lo poco que le gusta a Siete que le enrostren ese pasado, por lo que, molesta, acusa a Raffi de manipular a la gente y, sorpresivamente, esta le da la razón…
Nos enteramos que fue ella quien convenció a Elnor de sumarse a la flota en momentos en que el joven quería regresar a Vashti, donde había sido criado por las Qowat Milat, con quienes se consideraba en deuda. Raffi le disuadió de ello y entendemos entonces por qué su muerte le atormenta tanto: karma y culpa…
Vaya a saber si es en reciprocidad por su honestidad, pero Siete accede a pensar como borg e interpreta que la reina ha matado al sujeto por fallar en asimilarlo: hacerlo con toda la humanidad, como planea, puede estársele convirtiendo en un objetivo más complicado de lo que preveía. Todo indica que busca energía a partir de metales estabilizadores para crear nanosondas y pasar a una etapa masiva de asimilación: lo hace en teléfonos móviles y luego en autos, como lo demuestra la larga fila de vehículos humeantes con el capot levantado.
Con pesar y angustia, Siete y Raffi se preguntan si deberán matar a Agnes llegado el momento, pero antes de siquiera esbozar una respuesta, se les aparece saltando de auto en auto y, en un corto enfrentamiento, deja maltrecha a Siete y está a punto de matar a Raffi pero, por alguna razón, no lo hace y se oye un “no” interior que pareciera darnos la pauta de que algo de Agnes subsiste y, por momentos, entra en conflicto con la reina.
Lo que está claro es que las fuentes de energía del siglo XXI no le sirven y ello hace pensar que irá por La Sirena…
Quiero Intimidad…
Ríos, como vimos en el episodio anterior, ha cometido la imprudencia de llevar a Teresa y su hijo Ricardo a bordo de La Sirena. Tal como había adelantado, el niño está tocando todo y ello preocupa a su madre, pero Ríos le tranquiliza con que la nave está en modo diagnóstico para remover subrutinas borg. Bueno, digamos que quiere tranquilizarla, porque el rostro de ella evidencia, obviamente, no entender palabra…
Él le pregunta por la vida junto a su hijo y Teresa la define como un caos: el dato importante para Cristóbal es que están aparentemente solos, sin familia ni afectos a la vista, menos aún pareja… ¿Estará pensando en llevarlos al futuro ante el nulo peligro de que alguien les extrañe?
Con ojos de asombro, los invitados ven porciones de pastel replicarse de la nada y mientras Ricardo da cuenta de ellos, los adultos conversan en español: a pesar de que ella es supuestamente mexicana y en el audio original Sol Rodríguez hace el esfuerzo por parecerlo, se le advierte el acento argentino.
Ella le hace imaginar una escena que no entendí del todo, donde primero supone que llevan diez años casados y, luego, que se encuentran en un bar para un affair circunstancial: no terminé de captar si cabe a Ríos el papel del esposo o del ocasional partenaire.
En cualquier caso, ella quiere saber qué le contaría sobre sí mismo y él se muestra vacilante una vez más, pero lejos de molestar ello a Teresa como anteriormente, la escena conduce a un beso interrumpido por el inoportuno dolor de estómago de su hijo…
Quiero Libertad…
Como vimos en la entrega anterior, Kore está al tanto de los experimentos del doctor Soong, a quien siempre tomó por su padre y resultó ser su creador. No solo eso: calzándose lentes especiales, ve a Q, quien le acerca una ampolla con una sustancia azul semejante a la que antes diera a Soong, acompañada por la palabra “libertad”. ¿Se trata del antídoto permanente que prometiera? Si es así, queda en el aire saber por qué se lo entrega cuando Soong no cumplió con lo encomendado.
Por lo pronto, al llegar este, Kore le echa en cara haberle ocultado la realidad, a lo que Soong, visiblemente turbado, responde que la realidad es solo una construcción social de unos cuantos tontos: le brota todo el tiempo su “complejo de Dios” y hay que destacar la actuación de Brent Spiner en este tramo.
Despidiéndose en malos términos y gracias a la dosis recibida, Kore sale al exterior mientras, desesperado, él intenta detenerla pero comprueba, con sorpresa, que no sufre perjuicio alguno al contacto con la luz diurna y el aire libre.
Quiero creer…
Las especulaciones de Wells acerca del posible origen alienígena no solo se basan en que las cámaras callejeras han capturado a Picard materializándose de la nada. Además tiene en su poder fotografías que lo muestran en la fiesta de gala de la NASA y encuentra coincidencia entre uno de sus acompañantes y el sujeto detenido en la clínica de inmigrantes ilegales, es decir Ríos: hasta le lee aquella declaración en que dijera toda la verdad sin tapujo alguno pero tampoco alguien que le creyera. Por último, también tiene la insignia, hallada durante un allanamiento a la clínica…
El problema es que Wells interpreta que están intentando sabotear la Misión Europa cuando es justamente lo contrario. Caemos en una paradoja: la sospecha de sabotaje podría llevar a la suspensión del lanzamiento y, de ser así, Jean-Luc y los suyos terminarían por evitar el viaje que buscaban salvar.
El agente quiere que Picard no solo admita su origen sino que, además, le explique por qué están, según él, queriendo sabotear la misión. Guinan, aislada momentáneamente, se halla en otra habitación, en la cual se le presenta Q con chaqueta del FBI. Descartado que él y Wells pudiesen ser la misma persona, aunque sí anda infiltrado en la fuerza.
La conversación entre él y Guinan vuelve a sacar a relucir un pasado de conflicto y cuentas pendientes que nunca terminamos de conocer del todo (¿lo haremos finalmente?) pero, además, ella percibe en Q algo que no se condice con su supuesta inmortalidad: está, justamente, muriendo…
Él no solo lo admite, sino que ve a la muerte como concepto intrigante por abrirse hacia algo desconocido. Cuando ella le indaga qué tiene que ver eso con la prueba a que somete a Picard, responde que Jean-Luc está en el siglo XXI por decisión propia y lo que está atravesando guarda relación con la inminente muerte que a él se le avecina.
Guinan le recrimina haber recurrido a una trampa y él, de modo críptico, replica que “la clave no está en la trampa, sino en el escape”. No es su única frase misteriosa: también habla de que “todos los humanos están atrapados en su pasado”.
Guinan interpreta que allí puede haber una clave para Picard, que está siendo interrogado en otra sala por Wells, quien, en lo que parece actuación, amenaza con llamar a colaboradores no tan amables si persiste en no darle la información requerida. Guinan se comunica telepáticamente y le transmite la frase de Q, con lo que Picard sabe que debe apuntar a los recuerdos de Wells: algo que le ocurrió en su infancia y lo afectó de por vida.
Volvemos entonces al flashback inicial y nos enteramos que el niño era Wells: al parecer, descubrió una noche en los bosques a una pareja de vulcanos que, en su mente infantil, asoció con monstruos; huyó de ellos, pero tropezó y fue alcanzado. Uno de ambos le apoyó una mano sobre el rostro y Picard relaciona con el clásico ademán de la fusión mental vulcana.
Una vez que Wells ha dicho lo suyo, es el turno de Picard (y seguimos violando reglas): no solo le cuenta de los vulcanos sino también de su condición de viajero temporal y el objetivo del viaje. Interpreta que aquel vulcano quiso borrarle sus recuerdos pero, por alguna razón (¿cuál?) falló y quedaron en algún rincón de su mente.
Sorprende la rapidez con que Wells se convence, pues al poco rato se dispone la liberación tanto de Picard como de Guinan e incluso se les devuelve la insignia. Por otro lado, el hombre fue despedido por sus métodos poco convencionales y su obsesiva búsqueda de extraterrestres, con lo que ya sumamos tres coincidencias con Fox Mulder: no hay hermanita abducida, pero sí trauma infantil alienígena, obsesión por la búsqueda y alejamiento del FBI. De cualquier modo, no se le ve triste: parece satisfecho y hasta agradecido de haber resuelto su trauma.
¿Qué ocurre con las filmaciones y demás? Pues, según dice, fueron incautadas y enviadas a alguna instalación secreta estilo Área 51. No tiene demasiada lógica que se queden con la filmación pero dejen libre a la persona que allí aparece materializándose en la calle.
Quiero una Nave…
Ríos descubre que el transportador de La Sirena o, que la reina borg ha tomado control del mismo y algo está planeando…
Mientras tanto, Soong, desolado tras la partida de su hija, recibe una nueva visita y esta vez no es la de Q, sino la de Agnes/borg, siempre enfundada en su vestido rojo. Tras chequear la red de satélites y descubrir que no le sirven por ser primitivos y lentos, le dice a Soong que en el lugar de donde ella viene él es famoso, pero que se halla ahora ante una bifurcación con dos destinos posibles: quedar en la gloria u olvidado para siempre.
Intrigado Soong sobre cómo tomar el primer camino, la reina le cuenta que, en caso de realizarse la Misión Europa, regresará a Tierra con un hallazgo que dejará obsoletos sus experimentos; por el contrario, si no se hace, el desastre ecológico caerá sobre la Tierra y sus estudios tendrán un lugar clave para que la humanidad sobreviva: perdería una hija pero sería el “padrino del futuro”.
El ego de Soong es demasiado grande para dejar pasar la opción, pero a cambio de ayudarle en tan magno destino, la reina requiere su colaboración para eliminar al principal obstáculo: Picard. Sabiendo que tiene contactos militares, le pide un favor especial y, momentos después, un grupo militar de operaciones se halla a la espera de órdenes. La reina comienza a asimilarlos a los efectos de tomar La Sirena por asalto y continuar asimilando a toda la galaxia…
Balance del Episodio
Hemos visto una entrega con aciertos y desaciertos, en la cual lo mejor ha sido devolvernos a la historia principal. Es cierto que, por momentos, lo ha hecho de modo algo confuso o resolviendo subtramas de manera un poco simplista, como con el agente Wells, cuyo personaje fue, en apenas poco más de un episodio, presentado, desarrollado y, literalmente, despedido…
Por mucho que tenga de Fox Mulder (aunque más torpe e impulsivo), su potencial se habría desarrollado mejor si lo hubiéramos conocido cuatro o cinco episodios atrás: su historia o sus obsesivas pesquisas podrían haberse tranquilamente narrado en paralelo con la trama principal para que confluyeran llegado este punto. Creo que el personaje hubiera sido doblemente interesante y habernos generado más empatía, pero… ups: estoy analizando la temporada que podría haber sido y no la que tenemos, así que regresemos a la línea temporal…
No termino de entender bien los límites de la reina borg. Me pareció un punto interesante que no haya matado a Raffi, evidenciando así que Agnes subsiste aún por debajo, pero me dejó confundido el final: ¿por qué necesita a Soong para llamar a un general y conseguir un grupo especial? ¿No podría haber entrado en la red de comunicaciones y emulado su voz como hizo en su momento con la de Ríos? Si algún lector captó algo que yo no, ruego que me lo haga saber.
Vamos a suponer que la tecnología de Soong no le permite hackear la red pero, vamos, era simplemente hacerlo picadillo y tomar su móvil salvo, claro, que haya interés real en mantenerlo con vida porque pueda ser útil al proyecto de asimilación. Y ya que lo mencionamos, ¿por qué la reina consigue asimilar a los militares del grupo especial cuando le falló en la calle con civiles?
Por cierto, los fallos que merman la autoestima de los personajes han sido una constante a lo largo de la temporada y en este episodio aún más. Ya sabíamos que a Q le venía fallando el chasquido; ahora vemos que la reina fracasa en asimilar personas y que a los vulcanos no les funcionó la fusión mental con el niño. En el primer caso, por envejecimiento, aunque todavía no sabemos por qué Q envejece y va camino a la muerte; en el segundo, por falta de energía, aunque, repito, no sabemos por qué la reina consigue asimilar a los militares; en el tercero no tenemos ni tendremos explicación…
No estoy diciendo que no me haya gustado el episodio. Es interesante el modo en que cada personaje está, al decir de Q, atrapado por su pasado. Raffi se siente culpable por haber influido sobre la voluntad de Elnor y terminar llevándolo a su muerte. Siete se resiste cuanto más puede a utilizar sus habilidades borg e incluso, dice, el olor de los metales estabilizadores le hace revivir traumas. El agente Wells, por último, está obsesionado con aquel encuentro de su niñez con quienes interpretó como monstruos extraterrestres…
Y a propósito de monstruos, se produce aquí una interesante analogía entre él y Picard, quien, como vimos en el episodio anterior, también había dado esa forma a sus propios traumas de infancia. Esos aspectos metafóricos y simbólicos están muy bien manejados…
Y sigo con Wells: ¿lo convierte su encuentro con los vulcanos en el primer ser humano que haya, a conciencia, hecho contacto con alienígenas? Lo suyo es varias décadas anterior al viaje de Zefram Cochrane y si digo “a conciencia” es porque ya nos han dado en la franquicia noticias de otros visitantes anteriores: sin ir más lejos, la propia Guinan en el siglo XIX, pero, claro, la humanidad de ese tiempo no se anotició de su real carácter.
El cierre nos deja intriga acerca de qué pasará con La Sirena, pues el cliffhanger anuncia una batalla a la que se pueden sumar Picard y las muchachas, pues él anunció ir en busca del transportador de Tallinn. Cabe preguntarnos si al producirse, estarán aún allí Teresa y su hijo o si los habrá Ríos sacado a tiempo. Si siguen a bordo, definitivamente no podrán olvidar nunca un día con transportación, pastel replicado y batalla: más a favor de sacarlos de su tiempo y llevarlos al futuro…
Por último, y como vengo destacando, estamos viendo un trabajo descomunal del tridente Patrick Stewart – Brent Spiner – John De Lancie, mostrando cada uno de los tres estar en su madurez actoral. Ello, desde luego, nos hace desear más momentos compartidos que, espero, nos estén aguardando en los dos episodios que nos quedan para cerrar la temporada.
Ah, dato de color: Jay Karnes, actor que da vida a Wells, ya había hecho de agente federal en Hijos de la Anarquía y no es su debut en la franquicia: fue el teniente Ducane en la quinta temporada de Star Trek: Voyager.
Hasta la próxima y gracias por leer; sean felices…
Añadir que Jay Karnes fue también uno de los protagonistas principales en una grandísima Serie coral: The Shield, dondeencarnaba al detective “Dutch” Wagenbach.
Hola Ángel: muchas gracias por comentar y por el aporte. Aunque he oído hablar mucho y bien de The Shield, tengo que confesar que aún no la he visto. Mea culpa: ya lo solucionaré. Un saludo y que estés bien!
Me incorporo tarde esta semana. Buen episodio aunque es verdad que no entiendo que los vulcanos ya tuvieran un primer contacto con terrestres mucho antes de el primer contacto con Zefran Cochrane saltándose la primera directriz. Aunque el resto me suena todo muy raro. ¿La reina Borg sin colectivo? Q muriéndose y sin poderes? Y si al final todo es un sueño de Resines. Jejeje. Como dices los tres actores están geniales. Veremos como termina todo.
Hola Juan: muchas gracias por comentar y por aportar como siempre! Varias cosas, en efecto, suenan raras. Lo del sueño o algo parecido es una posibilidad: quizás nada de esto sea cierto y todo esté inventado por Q. Veremos. Un saludo y que estés bien!
Hola Juan, si mal no recuerdo en un capítulo de Star Trek Enterprise se da a entender que los vulcanos estaban un par de siglos antes del primer contacto en la tierra como misión de reconocimiento (según cuenta T’pol en un capítulo). Además que en ese momento aún no había primera directriz, que aparece después cuando se forma la Federación. Lo de la reina borg si es raro, como que no puede asimilar pero luego siempre sí, o que se puede conectar a diversas redes pero necesita a soong y sus contactos. En fin, al menos hasta ahora la subtrama de la reina y los experimentos de Soong me parecen más interesantes que el mismo Picard y Guinan jeje. Esperemos que los dos siguientes capítulos sean mejores y haya una buena explicación para lo de Q.
Hola María Isabel: gracias por comentar y por la data! La verdad no recordaba que se hubiera mencionado alguna fecha de puesta en vigencia para la Primera Directriz. Sí recuerdo que la había para los Acuerdos Temporales, que serían su versión para los viajes en el tiempo. Gracias por el aporte. Que esté bien, un saludo!