Hemos llegado a la mitad de la temporada final de Star Trek: Picard y analizamos el quinto episodio, cuyo título es Impostores y viene con un inesperado regreso. La serie, que tiene a Terry Matalas como showrunner y a Patrick Stewart en el papel protagónico, es emitida por Prime Video.
Bienvenidos una vez más, trekkies y no tan trekkies, a analizar un nuevo episodio de Star Trek: Picard, cuya temporada final ha llegado a su mitad y, con toda la emoción que ello nos implica, entramos en cuenta regresiva. Este quinto episodio nos ha traído de vuelta a un personaje muy conocido por los fans de Star Trek: The Next Generation, aunque lamentablemente… por poco tiempo.
Menos épico y más pausado que los dos anteriores, el episodio no deja de tener su intensidad en intriga que se sigue desbrozando y de un buen clima jalonado por diálogos interesantes. Sin más prólogo, pasemos a analizarlo advirtiendo que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA y recordando que pueden leer aquí nuestros análisis previos.
Una Antigua Conocida
Habíamos dejado a Jack Crusher alucinando sobre el cierre de la entrega anterior y así lo encontramos al iniciarse esta. Le vemos ingresar al puente y matar a todos los allí presentes, incluida la alferez LaForge, pero rápidamente tanto él como nosotros nos damos cuenta de que no ha sido real. Definitivamente, algo le está ocurriendo o algo en su interior se está manifestando.
Por otra parte y para nuestro beneplácito, volvemos a tener lectura de bitácora, esta vez no a cargo del almirante Picard sino del “capitán interino” Riker, quien comenta que han reingresado al Cuadrante Alfa y reparado el núcleo warp, pero desconocen con qué situación se encontrarán al tener que comparecer ante la flota. La situación hace acordar al inicio de Star Trek IV: Misión salvar la Tierra, cuando Kirk y los suyos retornaban tras haber literalmente robado la Enterprise.
El problema, de todos formas, se les manifiesta bastante antes de llegar, pues son interceptados por la Intrepid, desde la que se les da aviso de que recibirán a bordo una comitiva presidida por la capitana de la nave: sorprende tanto a Picard como a Riker el que decidan utilizar una lanzadera en lugar del sistema de transportación, pero por alguna razón lo quieren de ese modo.
Un diálogo interesante se produce mientras, a la espera, Picard y Riker van ensayando posibles respuestas ante eventuales acusaciones, apuntando mayormente a que han salvado la galaxia más de una vez. Shaw les recuerda también las veces en que sus cuestionables decisiones pusieron a la Federación en problemas, mencionando sucesos ocurridos tanto en TNG como en las películas Generaciones (1994) e Insurrección (1998). Un lindo repaso más allá del tono acusador y, de todos modos, Shaw luce bastante más afable y amistoso que en los primeros episodios.
Al llegar la comitiva, se encuentran (y nos encontramos) con la sorpresa de que la capitana no es otra que Ro Laren (Michelle Forbes), vieja conocida nuestra a quien no veíamos desde la temporada final de TNG. Por si no recuerdan qué había hecho, empatizó con los maquis y se sumó a ellos cuando la Federación prácticamente entregó sus mundos en bandeja a los cardassianos. Ello hizo que fuera considerada traidora y llevada a prisión, por lo cual sorprende sobremanera a Picard el verle restablecida en un puesto de jerarquía dentro de la flota.
Laren quiere interrogarlos por separado sobre lo ocurrido con la Titan y el primer turno corresponde a Picard, a quien para su sorpresa lleva a punta de fáser a la holocubierta, que sigue en simulación 10 Forward.
Él le sigue achacando su traición a la Federación y llama su atención que ya no lleve puesto el arete bajorano que, en su momento y con tanta obstinación, se empeñara en usar. Está claro que está sospechando y ella se corta la palma de su mano para mostrarle su sangre a los efectos de que compruebe que no es una cambiante. Picard no parece quedar del todo convencido y menos cuando Ro quiere insistentemente saber sobre Jack.
Técnica Kahless
A bordo de La Sirena, la dupla Worf–Raffi, de la cual no habíamos tenido noticias en la entrega anterior, se sigue afirmando como tal y está en pleno entrenamiento . Tal como viene ocurriendo cuando el primero hace sus ejercicios, la música tiene especial significación y, en este caso, oímos de fondo el Tema Klingon que, compuesto por Jerry Goldsmith, fuera parte de la banda sonora de Star Trek: La Película (1979) para reaparecer después varias veces en la franquicia (incluso en esta serie con la primera aparición de Worf). Siempre eriza la piel volver a oírlo…
Worf quiere ir a la estación Daystrom porque supone que allí puede haber datos del verdadero robo por debajo de la fachada del arma-portal. Sin embargo, parece que alguien no les quiere allí porque encuentran el acceso bloqueado y quien puede decirles cómo entrar es Krinn (Kirk Acevedo), vulcano que oficia como mafioso en los bajos fondos del Distrito 6 y que fuera socio de Sneed, el ferengi decapitado por Worf.
Un dato de color que es pura nostalgia: cuando la inteligencia artificial de La Sirena va rastreando posibles sospechosos y vinculaciones, pasa por allí el nombre de nuestro querido Morn de Luria, aquel cliente vitalicio de Quark en el bar de DS9 que, sin pronunciar jamás palabra alguna en pantalla (aunque Quark decía que con él hablaba), se convirtiera sin embargo en uno de los personajes más simpáticos de toda la franquicia. Qué bueno volver a saber de él y qué mal que la IA le incluya entre posibles sospechosos.
Intentan tender una trampa a Krinn con un emisor móvil proyectando la imagen de Raffi, pero el astuto vulcano descubre el engaño y la cosa termina al revés. Está muy afectado por la muerte de Sneed, a quien consideraba un hermano a pesar de ser ferengi. Les obliga a luchar entre sí en un duelo a cuchillo que remite bastante al entrenamiento y que acaba con la muerte de Worf: se nos parte el corazón, aunque sabemos internamente que no puede ser cierto…
En efecto, el klingon se ha valido de la técnica Kahless para controlar sus latidos y está en realidad vivo, así que se termina cargando completa a la guardia de Krynn y obligando a este a decirles cómo entrar en la estación. Les revela que el sistema tiene ciertas fallas a las que define como “ilógicas” y finalmente, como buen vulcano, entiende que lo más lógico es darles la información.
Un par de referencias interesantes de la escena: el emisor móvil fue inventado en Star Trek: Voyager y, por lo que se ve, parece haber tenido éxito. En cuanto a Kahless, se trata de un personaje de leyenda que es central en la mitología klingon y de quien se cuenta que fingió su propia muerte. Desde la serie original ha tenido más de una referencia en la franquicia e incluso, interpretado por Kevin Conway, le hemos visto como clon en la sexta temporada de TNG.
Los Cambiantes están cambiando
Jack está a bordo de la Titan camuflado como oficial de la misma, ardid ideado por Picard que bien sabe que lo están buscando. Aun así, dos hombres de la Intrepid logran dar con él e intentan llevarlo a bordo de su nave con la ayuda de dos oficiales de la Titan. Jack se resiste y, descubriendo que son cambiantes, acaba con los cuatro haciendo gala de una fuerza sobrehumana.
Estudiando el cuerpo del que había tomado la forma de la alferez LaForge, Beverly descubre que los cambiantes están evolucionando y ahora pueden emular no solo el aspecto externo de sus víctimas, sino también órganos internos e incluso sangre, lo cual explica que tuvieran uno a bordo de la Titan sin ser detectado por los sistemas.
En la holocubierta, el interrogatorio ha devenido en recriminaciones recíprocas: Laren acusa a Picard de haberle querido moldear a su imagen y semejanza, en tanto que él insiste en querer saber por qué ha sido readmitida en la flota. Pero cuando le llega el aviso de Beverly con los resultados de sus investigaciones, las sospechas de Picard se disparan aún más y no puede evitar relacionar con la prueba de sangre a que, por cuenta propia, Laren se sometió para probar su identidad.
Sacando a relucir su as de espadas, la apunta con un arma que pertenecía a Guinan y le pregunta si se acuerda de ella (recordemos que ambas habían tenido un fuerte vínculo). Entre sospechas mutuas, se genera un intenso diálogo en que ambos, a lo Tarantino, se encañonan recíprocamente.
El Arete
Finalmente, y hurgando sus respectivos pasados, logran confirmar sus identidades y ella le revela que está haciendo una investigación y que los cambiantes están infiltrados por toda la flota: se trata, como aventurara el propio Worf, de algo más grande de lo que aparenta y, al igual que en su momento lo hiciera Beverly, le aconseja no confiar en nadie, además de que se larguen de allí apenas parta de regreso a su nave.
Al despedirse entre lágrimas y regresar a la lanzadera, entrega a Picard el arete bajorano por el que este tanto le preguntara. Pero las cosas se complican en la lanzadera: los oficiales junto a Laren se transportan y le plantan un explosivo, con lo cual vamos entendiendo el porqué de que hubieran elegido esa vía de desplazamiento entre naves.
Laren da aviso a la Titan y desde allí intentan transportarla, pero no hay forma porque parece actuar un inhibidor. A los efectos de reducir su influencia, le piden que se les acerque más, pero ella sabe que, llevando un explosivo consigo, probablemente sea ese el objetivo buscado. Por el contrario, entonces, se lanza contra la Intrepid y se estrella contra uno de sus reactores dejándola bastante maltrecha.
Un nuevo problema para Picard y los suyos, considerados responsables de haber atentado contra una nave de la flota.
Mientras se aprestan a dispararles, la Titan logra poner en marcha el motor warp y huir, aunque dan por descontado que les seguirán. El sacrificio de Laren les ha dejado mortificados, particularmente a Picard, con quien tenía un vínculo especial. Le enseña a Riker el arete que le dejó y este descubre que en realidad es un chip conteniendo no solo toda la información correspondiente a su investigación sino además un comunicador que les hace entrar en contacto con Worf…
Una intensa emoción nos asalta al verles y oírles hablar nuevamente entre sí. El klingon, de todas formas, se sorprende de no ver a Laren al otro lado de la comunicación y el largo silencio de Picard y Riker evidencia que, tristemente, deberán ponerle al tanto de los últimos acontecimientos…
Puerta Roja
En la enfermería, Shaw felicita a Jack por haberse cargado a cuatro cambiantes. Lejos de sentirse feliz por el elogio, sin embargo, el joven está sumamente intrigado por lo que le pasa y también su madre. Cuando esta le pregunta cómo se dio cuenta de que eran cambiantes, él ni siquiera dice haberlo hecho.
Beverly además ha notado que no está durmiendo últimamente y lo relaciona con su niñez, cuando tenía pesadillas y temía dormir. Él no lo recuerda o bien recién se entera, pero sabe que algo malo le está pasando y no es para menos cuando en sus visiones los ojos se le ponen rojos mientras se le aparece una puerta de igual color y hay voces que lo llaman a regresar…
Balance del Episodio
Hemos tenido otra vez una gran entrega. Quizás no al nivel de las dos anteriores porque no tuvo tanta carga épica o emotiva, pero sí varios cruces y diálogos interesantes en una trama que se cocina a fuego lento y en la cual comenzamos a confirmar que, como se ha dicho reiteradamente a lo largo de la temporada, estamos ante algo verdaderamente grande.
Y no es de todas formas que la emoción haya faltado: ha estado allí en lugar de pequeños guiños o destellos y tuvo lugar central con la reaparición de Laren, tan repentina e inesperada como su salida de la serie, que está lejos de ser un dato menor pues hacía mucho rato que no veíamos morir a alguno de los habituales de TNG (¿me equivoco o el último fue Data?).
Desde ya que nos duele el verla después de tanto tiempo para despedirla tan rápido, pero su sacrificio tuvo mucho de redención y resarcimiento porque ella no era exactamente una traidora sino alguien que en su momento defendió sus convicciones y sentido de la justicia por la vía equivocada. En ese sentido, el reencuentro con Picard después de la decepción que todo aquello significó para él, ha sido de una gran intensidad y nos ha dejado prendidos.
Por otra parte, vemos ahora conectarse más decididamente las subtramas, sobre todo a partir de que Worf ha establecido, de manera involuntaria, contacto con sus ex- compañeros (me sale más fácil decir eso que ex-superiores). Y al no saber ahora quién es amigo o enemigo o qué tan infectada esté la Federación, se presenta por delante un interesante escenario en la medida en que los tres, junto a la rehabilitada Siete e incluso Shaw, van quedando algo así como “solos contra el universo”.
Jack sigue siendo un gran misterio y más ahora que Beverly nos ha puesto al tanto de que las alucinaciones le vienen acompañando desde larga data. ¿Qué es esa puerta roja y de quiénes son las voces? Nos vemos tentados, claro, de relacionarlo con los cambiantes, pues por alguna razón les reconoce e identifica, pero aún no sabemos de qué modo se vinculan o si él no será, en definitiva, uno más de ellos.
Los guiños, por otra parte, siguen a la orden del día y tienen el delicioso ingrediente de que a veces nos dan deliberadamente la información a medias: cuando Laren le expone su investigación a Picard, él le pregunta si puso al tanto a Janeway de ello. Vaya: ¿qué lugar ocupa entonces ahora en la flota nuestra querida capitana? Y más importante aún: ¿nos tendrán reservada alguna sorpresa? ¿La terminaremos viendo aunque más no sea por un momento? Soñar no cuesta nada, pero qué bueno sería…
Y siguen apareciendo actores de las otras series de Matalas. Qué bueno volver a ver a Kirk Acevedo, de la excelente 12 Monos, interpretando a Krinn.
La mala noticia es que ya hemos llegado a la mitad de temporada y empezamos la cuenta regresiva para despedirnos no solo de Picard sino posiblemente de muchos otros personajes que hemos querido durante más de tres décadas. Pero no nos adelantemos ni lloremos a cuenta y quedemos más bien, por ahora, a la espera de lo que nos traiga el próximo episodio.
Una sola cosa me quedó chirriando: ¿por qué humeaba la Intrepid tras ser impactada por la lanzadera de Laren? Hasta la próxima y sean felices. Larga vida y prosperidad…
Esta temporada me está gustando mucho a diferencia de las anteriores. Por ahora no hay ningún capítulo malo. La primera temporada sin ser mala la encontré flojilla por momentos, y la segunda salvo el principio me aburrió y me costó terminarla. Ojalá la serie hubiera estado a este nivel desde el principio.
Hola Eddie, gracias por comentar: coincido por completo. Viene muy superior en todo sentido. Las anteriores habían tenido aspectos emocionales muy fuertes, pero hacían aguas en lo argumental. Esta vez creo que va todo más a la par. Pero bueno, tratemos de ver el vaso medio lleno y agradezcamos que al menos estamos teniendo la temporada final que la despedida de Picard merece. Gracias por el aporte! Larga vida y prosperidad…
Pues si esta temporada está siendo la mejor de todas para mi. Este episodio a mi me han encantado la verdad. La sorpresa de encontrarnos con Ro Laren, justo acababa de parar el capitulo antes de que apareciera y ya me lo chivó el menú de Amazon. En este capitulo no hemos visto a Vladic ni a la Verdugo pero a cambio nos han dado un episodio muy emotivo. A mi lo que me ha chirriado es porqué la Intrepid es igual que la Titan, algo que ya pasó en la 1ª temporada donde todas las naves de la flota eran iguales y porque no explotó directamente al chocar la lanzadera con la barquilla. Y creo que me he equivocado con Jack, no parece ser un cambiante, sino otra cosa distinta. Creo que no has apuntado que este capitulo está muy inspirado en La Cosa de John Carpenter donde ya todos dudan de todos.
Hola Juan: gracias por comentar. Sí, realmente estamos viendo una temporada que supera con creces a las anteriores. Qué pena que el menú de Prime Video te haya estropeado la sorpresa, pero a la vez qué bueno ha sido volver a ver a Michelle Forbes en la piel de Laren y por más que nos hubiera gustado que tuviera un paso más largo por la serie, su personaje ha quedado de alguna manera reivindicado.
Muy buen punto el que señalas sobre el choque de la lanzadera y también lo de La Cosa; honestamente se me pasó relacionarlo, pero llevas toda la razón.
Gracias por los valiosos aportes de siempre, Juan, y a ver qué nos depara el nuevo episodio que ya estoy a punto de ver. Un saludo! Larga vida y prosperidad…