Bienvenidos a un nuevo análisis de Superman & Lois. Esta vez toca el capítulo 4 de la tercera temporada titulado “Demasiado cerca”, en el que vemos como Clark intenta hacer frente a la situación de su esposa mientras descubrimos cómo Bruno Mannheim logró hacerse con la sangre de Superman y cómo Jordan y Jonathan tienen sus propios problemas, unos problemas que acabarán con una invitada especial en la casa de los Kent.
Enlace a los análisis anteriores de Superman & Lois.
La acción comienza con Superman y Jordan intentando detener un incendio forestal, pero Clark se marcha de regreso a casa por temor a que Lois no se encuentre bien. Pero su esposa es una mujer de armas tomar que puede aguantar todo lo que le echen, aunque Clark insista en “tenerla en palmitas” y cuidarla por lo que pide a sus hijos que se porten bien y no le den problemas.
La actuación de Jordan en el incendio forestal tiene consecuencias. Sam se reúne con su nieto y le muestra unas fotos por satélite en las que, aunque no se ve la cara del joven, sí que salta a la vista su característico peinado. Por eso pide a Jordan que sea responsable y se corte el pelo si quiere seguir actuando como un héroe, algo a lo que el muchacho no está dispuesto.
Jonathan tiene sus propios problemas y decide enfrentarlos, así que va a hablar con Emmet, el padre de Candice, por el robo de su coche. El problema es que Emmet es un capullo integral y acaba golpeando al pobre Jonathan dejándole una marca que Lois ve cuando llega a casa. A pesar de que se supone que debería estar descansando, hace lo que toda buena madre haría: enfrentarse al agresor de su hijo. Aunque la cosa tampoco es que vaya demasiado bien ya que Emmet acaba amenazando a Lois y a los chicos con un arma.
En el mundo Lang, Sarah sigue viviendo con su padre Kyle. Intenta que su hija haga las paces con Sarah después de que le diera un bofetón. Sarah demuestra lo malcriada que es manipulando a su padre y escondiendo la razón por la que recibió la bofetada. Al final, Kyle descubre lo que pasó hablando con Lana y en una emotiva conversación familiar en la que todos se sinceran logra que las dos mujeres se den otra oportunidad y empiecen a reconciliarse.
John Henry se da cuenta de que Mannheim está usando su tecnología, obtenida de su fallecida contrapartida de este universo. Acude a Lois y Clark para contárselo y estos confiesan que ya lo sabían, algo que molesta bastante al bueno de John ya que entiende que es “su” vida en la que estaban husmeando y siente que deberían haberlo informado.
Puede que no sea el mismo John Henry de esta Tierra, pero eso no cambia los sentimientos que tiene hacia sus seres queridos. Así que decide encontrarse con “su” hermana Darlene para saber más sobre su contrapartida. La cosa no acaba demasiado bien y además atrae la atención de un Bruno Mannheim que le “invita” a reunirse con él.
El villano sabe que John es Steel y quiere que deje su actividad heroica. Muestra a Darlene atada con una bomba en el pecho, pero nuestro protagonista logra escapar gracias a su armadura y rescata a su hermana desactivando la bomba que tenía la tecnología del John de esta tierra y que incluso se podía desactivar con las huellas dactilares que los dos hombres comparten.
Después de salvar a su hermana, regresa a Mannheim y le advierte para que deje en paz a él y a su familia alternativa. Mannheim, en cambio, sube la apuesta y amenaza a toda su familia, no solo a su hermana. Todo lo que quiere es que John Henry deje de colaborar con Superman y deje de entrometerse en su negocio. Cuando cuenta todo lo que ha pasado a Clark y Lois, quedan entre los tres dejar un poco de lado sus ataques a Manheim hasta que John pueda poner a todos los suyos a salvo.
Mientras, Superman descubre cómo ha logrado Mannheim hacerse con una muestra de su sangre. Sam le pide que se reúna con él en el Departamento de Defensa y allí le cuenta que tienen guardadas unas reservas de su sangre, en teoría como recurso de emergencia por si Superman fuera herido y se hiciera necesaria. Y de alguna manera, Manheim logró sacar una muestra de allí y sintetizarla para sus propios fines.
A nuestro héroe no le hace mucha gracia y usa su visión calorífica para destruir toda la sangre que quedaba. Pero este no es el único problema al que tiene que hacer frente. Cuando llega a casa, se entera de todo lo que ha pasado con Emmet y se marcha directo a hablar con él en la cafetería de Smallville, donde le encara delante de todo el mundo.
Emmet sigue haciéndose el chulo pero, claro, una cosa es hacérselo con dos chavales y una mujer sometida a quimioterapia y otra con un hombre que además tiene superfuerza. La discusión acaba con Emmet marchándose del pueblo mientras que Lois ofrece a Candice quedarse con ellos hasta que vean alguna otra solución.
En cuanto a Jordan y Sam, el exmilitar decide ser más benevolente con su nieto y le da un traje de incógnito para que pueda seguir con su trabajo de justiciero sin tener que cortarse el pelo. El elemento emotivo es que incluye unas gafas de piloto que el padre de Sam usó en la Segunda Guerra Mundial, acercando un poco más a estos dos personajes. Y es que Sam, en el fondo, es un blandengue.
El episodio acaba con una interesante jugada por parte de Lois y Clark. Dado que ella tiene que seguir con su tratamiento contra el cáncer, deciden que lo haga en el Hospital Hob’s Bay, donde trabaja el Dr. Aleister Hook y que sabemos que está bajo el control de Bruno Mannheim. Es un gran riesgo porque Bruno no es tonto y sabe de sus intenciones, pero es un peligro que merece la pena correr para ver si pueden descubrir algo más de los tejemanejes de su enemigo.
Valoración del episodio
La situación de Lois y el enfrentamiento con Bruno Mannheim tienen un enorme peso en la trama de esta semana y esto hace que el capítulo sea bastante mejor que los anteriores.
Es todo un acierto ver a Lois en el centro de la acción, pasando a tener un protagonismo mayor que el de su esposo. Y todo a través de una idea sencilla que casa a la perfección con el personaje. Cuando su enfermedad podría hacer que se viniera abajo, demuestra que es una mujer muy fuerte y el cáncer no va a poder con ella. Sigue al pie del cañón, afrontando sus responsabilidades como madre y como reportera, sin dejar de perseguir la historia de Mannheim.
Por su parte, Clark muestra su lado más humano durante la mayor parte de este episodio con todos los errores que comete al tratar de proteger a la persona que más quiere. Eso hace que saque a relucir su frustración en algunos momentos, como cuando destruye su sangre en Defensa o cuando se enfrenta a Emmet. Aunque al final reconoce ante Lois que estaba equivocada, que ella no es una frágil damisela a la que proteger, logrando así una gran caracterización de su dinámica de pareja.
En cuanto a las partes negativas, al menos esta semana hay poco que contar sobre los Lang, aunque Sarah sigue sumando méritos para ser el personaje más odioso de la serie. Por otra parte, las tramas de Jordan y Jonathan están al menos más equilibradas y permiten que la relación del primero con su Sam y del segundo con su novia crezcan de manera orgánica, sumando a Candice a la dinámica familiar de los Kent. Un añadido que puede dar mucho juego si los guionistas logran que el romance adolescente no se coma a los personajes.
Otro elemento que no me ha gustado es que los guiones empiezan a tener algunos agujeros que denotan una falta de atención y de cuidado que empieza a ser preocupante…
Bruno Mannheim sabe que John Henry es Steel porque sí, porque es necesario para que la trama avance. Y la reunión de este con su hermana Darlene deja bastante que desear. La mujer se encuentra de repente a su hermano muerto y se lo toma bastante bien (referencia al mundo bizarro incluida) cuando debería morirse del susto. Y John debería saber que no es muy inteligente exponer a sus seres queridos de esta manera porque al final pasa lo que pasa.
En resumidas cuentas, la serie sigue el camino que quedó marcado desde el principio de temporada, con sus cosas buenas y sus cosas malas, buscando siempre un equilibrio entre sus tramas que unas veces se consigue y otras no. Al menos, esta semana sí puedo decir que me ha gustado bastante y que la presencia siempre amenazante de Mannheim gana enteros mientras que los planes de nuestros protagonistas tienen bastante lógica.
