Twin Peaks ha vuelto algo más de 25 años después. La continuación tardía de una serie de culto inconclusa es una jugada arriesgada, pero con Lynch (de quien hablaba en mi último artículo en esta web) y Frost al frente, rodeados de gran parte del equipo original y con muchas nuevas incorporaciones (el reparto consta de más de 200 actores y actrices), cabía esperar que fuera un regreso a la altura. ¿Lo ha sido? Sin duda. Y es aún mejor de lo que habíamos imaginado.
Nueva serie, vieja serie
Los dos primeros episodios, emitidos de forma consecutiva, son una sopresa en toda regla. Se comienza con el cliffhanger decisivo de la segunda temporada, allá por 1991, para después dar paso a una breve visión de aquello en que se han convertido algunos de los escenarios pasados. Entonces, una cabecera renovada pero que mantiene el estilo y la música original, junto con elementos más representativos de lo que supuso el season finale de la segunda temporada, nos meten de lleno en Twin Peaks. Para después sacarnos. Porque Lynch ha ideado un nuevo estilo, un nuevo escenario para el encierro de Cooper que de comienzo al desate creativo que promete ser esta serie. Y con este escenario, que usa como inicio y cierre del episodio, da paso a presentar las nuevas tramas de forma magistral.
En este primer episodio, Lynch y Frost han repetido una jugada ampliada, actualizada y consciente de la idea original: una excusa argumental, en este caso un nuevo crimen y la impaciencia del espectador por conocer dónde han quedado los viejos lazos de la serie, sirve para plantear nuevas tramas y articular nuevos personajes. Un extraño joven encargado de vigilar un proyecto aparentemente sobrenatural a cargo de un millonario, un director de instituto acusado de asesinato, un crimen brutal y grotesco, personajes perdidos, despistados, excéntricos y misteriosos y nuevas localizaciones (incluída Nueva York) que parecen romper con todo lo que la serie original representaba. Pero no.
En este episodio apenas tenemos contacto con los viejos personajes. Aparecen algunos, y lo hacen de la mejor manera posilbe: cero fan service. Aparecen tal y como están en este momento, 25 años después, haciendo exactamente lo que les toca hacer un día normal. Ni frases huecas haciendo alusión a eventos pasados, ni conexiones innecesarias, ni sentimentalismos y nostalgia masticada. Son los mismos personajes pero mayores y más cansados. Y siguen siendo geniales. Genial es también el agente Cooper y su doppelgänger, que tenemos oportunidad de conocer más a fondo en el segundo episodio, donde las cosas empiezan a aclararse (pero, como viene siendo habitual con Lynch, dejando siempre un halo de misterio bien construido y simbolismo por descubrir).
Así que tenemos un primer episodio poco explicativo y sin concesiones a quienes buscaran un festival de la añoranza. En su lugar tenemos una serie nueva heredera de todo lo que significó la original, capaz de darnos una vez más algo totalmente distinto a lo que hay en el panorama televisivo. Esto se amplifica en el segundo episodio, donde al fin empezamos a ver por dónde irán las tramas de esta nueva temporada. El encierro de Cooper en la logia negra, esperando el regreso de su reverso oscuro, encarnación de Bob, quien actúa como personaje clave.
El tono de la serie en sus inicios era una especie de versión ampliada y estilizada, adaptada al formato televisivo serializado, de los conceptos y el estilo de Blue Velvet; esta nueva entrega supone abrazar el estilo de Lost higway para darle una nueva dimensión a la inspirada ficción, sin dejar pasar las alucinadas escenas en la famosa red room que llenan el episodio 2, siendo este cerrado por una actualización de los adorados momentos falsamente videocliperos de Lynch: una cantante, luces azuladas, primeros planos, un bar, hipnótico y precioso. Ambienta y refuerza formalmente el universo que Lynch trae de vuelta con un lavado de cara necesario y agradecido.
La música ha cambiado, las localizaciones se han ampliado, los personajes crecen exponencialmente y las nuevas tramas se acoplan a las viejas. El tono es más próximo al de la película (precuela y epílogo a la vez) Fire walk with me. Lynch y Frost son conscientes de que la serie original cautivó a muchos (y decepcionó a otros tantos) por su mezcla de lo sobrenatural, el misterio sin resolver pero planteado así desde el inicio, la simbología desquiciada y por momentos aterradora, el carisma de sus personajes y la violencia bajo la aparente calma. Calma que, de momento, no ha hecho acto de presencia en esta nueva temporada, aparentemente conocedora de que después de su predecesora toda esa aparente bondad había volado por los aires. Se reencarnará en el café, que vuelve, los donuts, que han prometido regresar (gracias, Hawk) y la esperanza en que Cooper vuelva a hacer de las suyas.
Razones para creer
El mérito de lo que llevamos de esta nueva temporada es inmenso. Conseguir actualizar una serie de culto de los 90, continuar sus tramas esenciales y olvidarse de lo que no es importante con elipsis, marcar una nueva narrativa muy en sintonía con la original pero plenamente consciente de los nuevos retos del Cine y la televisión. Estar en consonancia con el estilo de los noventa pero apartar, que no olvidar, todos los rasgos caracterísiticos que necesitaban ser adaptados. Hacer una serie totalmente nueva y a la vez inseparable, por ser continuación necesaria, de lo que se nos propuso hace más de 25 años. Esto sólo acaba de empezar, pero quedan 16 episodios que prometen ser suficiente (y más) para que haya merecido la pena quitarle el polvo a Twin Peaks.
Podéis seguir con nosotros la serie en Las cosas que nos hacen felices, con análisis de los episodios cada semana, y comentar qué os han parecido. Mientras tanto, podéis leer aquí un repaso la filmografía de Lynch antes de Twin Peaks.
Buenas, la serie me está gustando pero con reparos, un inicio críptico tal y como le gusta a Lynch, nuevas tramas que desembocarán en las incógnitas de la original.
En lo que más difiero es en donde tu crees que no se apela a la nostalgia o al fan service. No se abusa de ello pero el primer capítulo tiene un par de escenas (las palas de Jacoby y a los hermanos Horne) bastante gratuitas. No me parece mal que se haga (pese al lento ritmo), es lógico que se haga con una serie tan mítica y si bien les honra no abusar sí que considero que lo usan.
Saludos!
Puede ser. Pero en el resto de episodios que llevamos creo que se han alejado bastante de cualquier cosa parecida al fan service, la verdad. Creo que han sabido darle un nuevo camino. Saludos!
No le entendí nada a esta VERSIÓN 2017… Comenzaba a verla y terminaba viendo otra cosa.