Movistar Plus+ tiene un tesoro con una serie como La Unidad. Tanto es así que es su primera serie original a la que se ha permitido tener una tercera temporada de la que ya podemos disfrutar en su totalidad y que nos llega con el revelador título de La Unidad: Kabul. Y es que los responsables de la serie, Dani de la Torre y Alberto Marini, trasladan el foco de la historia desde nuestro país a Afganistán en la época en la que los talibanes recuperaron el control del país tras 20 años en guerra.
Crítica de La Unidad. Un thriller policíaco de alta gama con sabor a verdad
El compromiso de los creadores con la realidad siempre ha sido una de las señas de identidad de la serie. Es lógico que, horrorizados por las imágenes que todos vimos hace dos años en Afganistán, hayan decidido dar su visión de todo lo que pasó en dicho país.
En esta nueva temporada nos vamos a encontrar a Miriam, Najwa, Marcos trabajando en Afganistán en un caso con tan mala suerte que van a coincidir en el tiempo con la marcha de los EEUU del país y la consiguiente recuperación del poder por parte de los talibanes. Esto hace que nuestros protagonistas, acompañados por Massoud, uno de sus colaboradores locales, se vean atrapados en un conflicto que no esperaban y para el que no están ni mucho menos preparados. Así que tienen que buscarse la vida como pueden para intentar sobrevivir.
Por su parte, Carla trabaja en una empresa privada que importa litio desde Afganistán. Cuando se entera de la situación, no duda en presentarse voluntaria para ir a Kabul para tratar de localizar a sus excompañeros perdidos y sacarlos de país.
La serie centra el foco en la precaria situación que vivió Afganistán cuando todo se derrumbó de la peor manera posible al no estar las autoridades preparadas para la marcha de EEUU y sus aliados. Eso hizo posible que los talibanes recuperan el poder prácticamente sin esfuerzo.
De esta manera la serie sigue los esfuerzos de Miriam, Najwa, Marcos y Massoud para sobrevivir cuando son hechos prisioneros por los muyahidines, enemigos de los talibanes, pero igual de salvajes y brutales que ellos. Por otro lado, vamos a tener a Carla, que intenta usar cualquier medio a su alcance para ayudar a sus amigos colaborando con el embajador y las fuerzas armadas españolas en su afán de sacar a los suyos del enorme problema en el que están.
Como elemento final conoceremos de forma paralela a la familia de Massoud, con la que pierde contacto desde el momento en el que cae la red de telefonía móvil. Su esposa Fazela es una doctora que comienza muy pronto a tener dificultades para ejercer bajo un régimen que la desprecia. De esta manera asistimos a lo que supone estar bajo el yugo de gente tan despreciable como los talibanes, una situación que Fazela y Massoud ya vivieron en el pasado pero que por ejemplo su hija no llegó a conocer. Esa dicotomía entre la visión un tanto ilusa de la joven y el conocimiento de la realidad talibán por parte de su madre es uno de los puntos fuertes de la trama.
La serie sigue teniendo un altísimo nivel de producción, con un gran guion y una dirección perfecta a la que acompaña una labor exquisita de los actores, tanto principales como secundarios. No se olvida de ofrecer grandes escenas de acción que muestran cómo se desenvuelven las fuerzas de seguridad en territorios extranjeros sin caer en “fantasmadas” típicas de otro tipo de cine. Y además nos ofrece una certera visión de la situación que se vivió en Afganistán gracias a todo lo que vamos a ver en las distintas líneas argumentales.
Los guionistas logran mantener un grado de tensión elevadísimo desde prácticamente el principio, de tal manera que el espectador no puede dejar de morderse las uñas con el trascurso de los episodios viendo el sufrimiento extremo que los personajes tienen que soportar esta temporada y pensando como demonios van a salir de esta. Y este es precisamente el gran fallo de esta temporada que la hace quedar por debajo de las dos anteriores.
Está claro que los talibanes son unos seres humanos horribles y que su visión del mundo no puede por menos que dar asco a cualquier persona civilizada. Eso ya lo sabemos todos, pero La Unidad: Kabul se esfuerza en demostrarlo en cada minuto de su metraje cayendo incluso muy cerca de lo que sería torture porn, es decir, hacer sufrir a los protagonistas de una manera exacerbada con el fin de mantener esa tensión y dejar bien claro lo malvados que son los antagonistas. En las dos temporadas anteriores teníamos un thriller policiaco en el que la acción y la investigación iban de la mano. Pero en esta ocasión, nos podemos ir olvidando de la investigación, sustituida por el agobio constante de saber si los protagonistas sobrevivirán o no.
Parece que Dani de la Torre y Alberto Marini querían ofrecer su visión de estos sucesos de la manera más cruda posible y para eso se han valido del universo que ya habían creado con La Unidad. El problema es que esta historia se podría haber contando sin los personajes que ya todos conocemos y que lo único que cambiaría sería el vinculo emocional del espectador con los protagonistas. De esta manera, al conocer a Miriam, Najwa y Marcos, sentimos más dolor al ver lo que les está pasando, pero argumentalmente, si fueran otros personajes, tampoco habría demasiados cambios.
Por eso, aunque es indudable que estamos ante una gran historia contada con un pulso envidiable, queda el regusto amargo de no tener una despedida que volviera a ser un thriller policiaco, que es lo que mejor quedaría. Con el agravante encima de que estamos ante la última temporada de la serie, así que sirve para decir adiós a unos personajes a los que ya habíamos cogido cariño y que no volveremos a ver más.
En resumen, La Unidad: Kabul, es una buena serie que mantiene el nivel de las dos temporadas anteriores en muchos aspectos pero que sufre al alejarse el ambiente que ya conocíamos para dejar atrás la investigación policial en favor de una tensión soterrada que atrapa al espectador y no le suelta desde el principio hasta el final. Volvemos a tener un producto sobresaliente pero que se siente un poco desligado del universo que ya conocíamos y eso da un poco de pena al ser la última temporada de una serie que, en términos generales, podríamos considerar como una de las mejores que se han producido en España.