Cuando se anunció la secuela de Top Gun, más de 35 años después, fui el primero en arquear una ceja. Creí que seria otra historia más apelando a la nostalgia y sustentada tan sólo por el carisma incombustible de Tom Cruise. Gran error. Hay nostalgia, si. Está Tom, por supuesto. Lo que no esperaba es que Top Gun: Maverick fuera una película tan buena, tan entretenida, una secuela que supera con mucho al original y además una reivindicación de cómo debe ser el cine y de cómo debe hacerse una película.
Gracias, Tom
Antes de empezar la película tenemos un mensaje de Tom, nuestro Tom. Nos habla a nosotros, a todos los que hemos ido al cine y nos da las gracias por estar ahí, ante una pantalla grande, diciéndonos que la película la han hecho por nosotros y para nosotros, que han usado F-18 reales, que la fuerza G es real y que lo han dado todo por la película. A partir de aquí, nos daría igual que proyectasen la primera, la segunda o un episodio de Barrio Sésamo. Tom Cruise nos ha ganado para su causa antes de empezar.
La película empieza como empezaba la primera, con esa imagen de aviones despegando y aterrizando en un portaviones, con ese sol al fondo y con la música de Harold Faltermeyer, quien aparece acreditado en los títulos junto a Lady Gaga y el omnipresente Hans Zimmer. De ahí a Pete “Maverick” Mitchell, omnipresente Tom Cruise, el dueño de la función que aparece en todas y cada una de las escenas de la cinta.
Maverick está viejo, es una reliquia del pasado, alguien que se ha negado a evolucionar, que ha esquivado todos los ascensos para seguir volando, rebelde con causa contra la autoridad. Sin embargo se niega a extinguirse. Aun lo necesitan para una última y arriesgada misión, para entrenar a los mejores de los mejores de Top Gun, pilotos que no han combatido en un combate aéreo en su vida.
Al igual que el cine que ejemplifica Tom Cruise – quizás el último grande de Hollywood junto a Harrison Ford y Tom Hanks – los F-18, antiguos y desfasados, son necesarios para llegar allí donde la tecnología no puede llegar. Maverick tendrá que entrenar a las nuevas generaciones y enseñarles que las personas, que los pilotos, son más determinantes que la tecnología.
Superando la original
Ya escribí hace una semana que el Top Gun original, como historia dejaba mucho que desear. No es este el caso. Top Gun: Maverick tiene una historia mucho más elaborada, incluso apasionante en ocasiones. Se nota que el último en meter mano al guión fue Christopher McQuarrie, fiel escudero de Tom Cruise desde hace ya varias películas y responsable de la futura Misión Imposible: Sentencia Mortal – Parte 1. La trama de acción está directamente emparentada con las aventuras de Ethan Hunt en cuanto que parece algo literalmente imposible.
Junto a esta trama, se profundiza sobre todo y más que nada (ni nadie) en el personaje de Maverick, más maduro, más evolucionado pero sin perder su esencia. De partenaire tenemos a Jennifer Connelly para darle la réplica, y para que soltemos más de una lagrima ahí está Val Kilmer. Iceman han salvado el culo de Maverick demasiadas veces a lo largo de estos treinta y pico de años. Completa el reparto protagonista Miles Teller, quien parece el hijo natural de Anthony Edwards.
En el cocktail, alusiones a la cinta de la que procede (ese partido en la playa, esa música, esa moto, ese bar,…), enemigos indeterminados (se nota que esta produccíon viene de antes de la pandemia y la guerra en Ucrania; antes los rusos eran los malos y ahora también pero entre medias no era muy políticamente correcto situarlos como el enemigo) y aviones. Muchos aviones.
Impresionantes aviones en escenas de persecución, escenas de combate, caidas en picado, fuerzas G,… Es imposible no salir del cine y agarrar la palanca de cambios del coche como si fuese el mando de un F-18. Top Gun: Maverick está hecha para ser vista y disfrutada en el cine, en pantalla grande, con el sonido atronando, y pegados lo más que podamos a la pantalla (no os mareéis) dando la sensación de que estamos en medio de la batalla.
En resumen
Si alguien pensaba que Top Gun: Maverick no valdría la pena, que desheche esa idea. La película dirigida por Joseph Kosinski es puro espectáculo, una de las cintas más entretenidas que he visto en lo que va de año en el cine. Es además un perfecto ejemplo de cómo hacer de la nostalgia un elemento que ayude a desarrollar un nuevo producto, sin que se imponga a la historia (para muestra, Cazafantasmas: Más allá).
Para rematarlo, es un bastión de un tipo de cine a reivindicar, sin pantallas verdes, sin CGI, sin historias basadas en trampas, cameos, sorpresas y escenas post-créditos (si, Marvel, te estoy hablando a ti). Aunque eso si, esto lo puedes hacer si eres Tom Cruise; en cualquier otro caso es dudoso que puedas desarrollar una película como Top Gun: Maverick. En serio, no os la perdáis en pantalla grande. Y no estaría mal repetir. Un saludo y sed felices.