Tras dos semanas de juicio, los tribunales neoyorquinos absolvieron finalmente a Kevin Spacey, que ha ganado así una batalla judicial, pero siguen otras.
Fin de la historia. O por lo menos, de una de las tantas acusaciones que Kevin Spacey viene enfrentando en el último tiempo por delitos de abuso sexual. Anthony Rapp, actor y cantante de cincuenta años de edad que por estos días interpreta al teniente Paul Stamets en la serie Star Trek: Discovery (aquí nuestros análisis), había, en septiembre de 2020, presentado en su contra una demanda ante la justicia de New York por agresión sexual en 1986, cuando él tenía catorce años.
Spacey, quien hoy cuenta con sesenta y tres, tenía por aquel entonces veintiséis y, según aseguró el demandante, le invitó a una fiesta privada en el estudio del que era propietario en Manhattan para después proceder a abordarle y “tocarle sus partes íntimas” cuando todos se hubieron retirado.
El jurado que emitió veredicto cuenta con doce integrantes de los cuales la mitad son mujeres y, ante la pregunta del juez Lewis Kaplan acerca de si consideraban que había “prueba contundente” contra Spacey, respondieron que no. Dado que esa era la primera de una serie de ocho preguntas, lo contundente de la respuesta hizo que fuera innecesario efectuar las otras siete.
Desde que se inició el juicio el pasado 6 de octubre, fueron dos semanas completas de auténtica batalla sin cuartel entre los equipos de abogados de las partes involucradas. En una jugada bien estratégica, Spacey eligió como principal defensora a una mujer: Jennifer Keller, quien insistió en remarcar el carácter ficcional de la historia contada por Rapp y el hecho de que su acusación le dio una prensa de la cual, como actor, no gozaba.
En su testimonio, Rapp acusó a Spacey de no admitir su homosexualidad, ante lo cual el acusado replicó hábilmente que no tenía por qué hacerlo ya que jamás habló de su vida privada y si no se reconoció antes abiertamente como gay fue porque su vida quedó marcada por la imagen de un padre “supremacista blanco y neonazi”. Punto a favor ante el jurado.
Recordemos que Spacey tiene sobre sus espaldas una carrera de renombre y prestigio a través de filmes como Seven, Negociador, Henry y June, Tiempo de Matar, L.A. Confidential, Superman: el Regreso, Cadena de Favores, La Vida de David Gale, Baby Driver y, por supuesto, Sospechosos Habituales y American Beauty, que le valieron sendos premios Oscar como mejor actor.
Sin embargo, el aluvión de denuncias en su contra truncó su carrera de manera prácticamente definitiva ya que Netflix, por ejemplo, le excluyó de la exitosa serie House of Cards, incluso eliminando las escenas que ya había filmado para la sexta temporada. Igual suerte corrieron las que había rodado para el filme Todo el Dinero del Mundo (Ridley Scott, 2017), en el cual resultó sustituido a último momento por Christopher Plummer.
Cabe aclarar que la causa por la que acaba de ser sobreseído no era la única que afrontaba y en 2023 deberá responder ante tribunales de Londres por cinco cargos similares en el Reino Unido (donde también residió) a partir de episodios supuestamente ocurridos entre 2005 y 2013. Spacey declaró al respecto que, no habiendo hecho nada de lo que se le acusa, no ve motivos para no presentarse voluntariamente al proceso.
Y cabe la pregunta: suponiendo que vuelva a salir airoso, ¿podrá retomar su carrera actoral? ¿Irá judicialmente contra los productores que le despidieron aun cuando no hubiera en su contra una sentencia firme? En fin, primero que nada, deberá responder las acusaciones en Londres: después, el tiempo dirá…
Hasta pronto y sean felices…