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Crítica de Monsieur Spade (2024), un gran detective en un escenario que sabe a poco.

Hay series que te llaman la atención nada más verlas. No solo por el género que aborden, sino por los nombres asociados a ellas. Esto me ocurrió con Monsieur Spade, serie que tenéis en Filmin que me hizo correr a verla por cuatro nombres fundamentales: los creadores Scott Frank y Tom Fontana, el actor Clive Owen y el escritor Dashiel Hammett, autor del personaje que protagoniza esta serie, el detective Sam Spade.

Monsieur Spade no es una adaptación directa de ninguna de las novelas de Hammett, sino que coloca a su protagonista, ya envejecido, en un pueblo de la campiña francesa de principios de los 60. En un último trabajo, se acaba instalando allí casándose con una mujer que fallece pocos años después de una enfermedad. Spade convive con el dolor de la pérdida y con Teresa, una joven que apadrina y que vive acogida en un convento. Sin embargo, tendrá que volver a usar sus facultades a raíz de una serie de asesinatos en el pueblo que le sumergen en una conspiración que incluye distintos espías, el Vaticano o un niño con poderes.

Pocas series tiene una pareja creadora tan reputada como Tom Fontana y Scott Frank. El primero es el autor de la mítica serie Oz, la primera producción que inició la era dorada de HBO a finales de los años 90. El segundo ha sido el alma máter de series para Netflix como el western femenino Godless, la muy reciente Departamento Q o su gran éxito, Gambito de dama. Eso sin contar su papel como director (la infravalorada Caminando entre tumbas con Liam Neeson).

Ambos desarrollan Monsieur Spade basándose en tres pivotes: su personaje protagonista, el detective Sam Spade; la fidelidad a los códigos literarios de Dashiel Hammett y el situar al detective en un lugar tan extraño para el género como la campiña francesa de los años 60. Y vamos a analizarlos uno a uno.

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En lo que respecta al detective protagonista, no se podría entender Monsieur Spade sin Clive Owen, actor que arrasó con su carisma y presencia física durante la primera década de los 2000. El rey Arturo, Closer, Plan oculto, Sin city, Hijos de los hombres… Owen pertenece a esa tradición de actores, como Russell Crowe, que son claros herederos del Humphrey Bogart de El halcón maltés, la primera y más clásica representación de Sam Spade en el cine.

Nuestro análisis de El halcón maltés, la adaptación más conocida de Dashiel Hammett. 

Por mucho que se sitúe en un escenario inesperado, Sam Spade sigue siendo el mismo rudo detective cuyas palabras no es que estén afiladas, es que son martillos contundentes. Cada una de las frases que emite Clive Owen son quilates para la serie. Si hay un motivo para que Monsieur Spade continúe es la presencia de su actor protagonista.

El segundo pivote es la fidelidad a la narrativa de Dashiel Hammett. El escritor, como su contemporáneo Raymond Chandler o su sucesor James Ellroy (el escritor de L.A. Confidential), diseñaba sus tramas con múltiples personajes y subtramas, algunas de las cuáles se resolvían y otras no.

En el caso de Monsieur Spade, los habitantes del pueblo de Bozouls tienen mucho que decir en la conspiración en la que se ve involucrado nuestro protagonista. Sin embargo, el ritmo no está del todo bien llevado y es fácil perderse en las subtramas de estos seis capítulos.

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Y, por último, el tercer pivote. La decisión más llamativa de Monsieur Spade es trasladar a un detective situado en San Francisco a un escenario tan distinto como la campiña francesa de principios de los años 60. Es una serie desarrollada a plena luz del día (todo lo contrario que el cine negro) y en el que se profundiza en la alargada sombra de la Segunda guerra mundial, con habitantes que colaboraron con los nazis invasores; y en la guerra de la independencia de Argelia contra Francia.

La serie está diseñada de forma impecable pero, en su afán por querer sacar adelante distintas subtramas no del todo satisfactorias, se acaba perdiendo en una espiral de escenas alargadas que deterioran el interés. Solo la sujeta el detective que da nombre a la serie, el único motivo por el que Monsieur Spade merecería una continuación más condensada narrativamente.

¡Un saludo y sed felices!

¡Nos leemos en Las cosas que nos hacen felices!

Fernando Vílchez
Fernando Vílchez
Comecocos. Intento aprender como si viviera para siempre y vivir como si hoy fuera mi último día...con las cosas que me hacen feliz.
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