Que gusto da que te sorprendan. En un mundo poblado de reinicios de franquicias y regresos a los mismos personajes de siempre, Netflix ha estrenado sin previo aviso Rebel Ridge, thriller con denuncia social de fondo que debería merecer más atención de la que probablemente tenga.
La película comienza con un ciclista negro que es asaltado por la policía de forma injusta y le incautan el dinero necesario para pagar la fianza de su primo. Lo que la policía no sabe es que la víctima es un ex marine que destapará una pequeña red de corrupción a cargo del jefe de la policía local.
La película está escrita y dirigida por Jeremy Saulnier, una figura interesante dentro del thriller norteamericano moderno. Suyas son dos películas tan interesantes como Blue Ruin o Green Room (conocida como la de Patrick Stewart como líder neonazi), pero su carrera se vino abajo con las fallidas Noche de lobos (también en Netflix) y la tercera temporada de True Detective.
Crítica de Noche de lobos en Las cosas que nos hacen felices.
Crítica de la tercera temporada de True Detective.
Su seña de identidad no es tanto las historias que cuenta (figuras solitarias y misteriosas enfrentándose a un veneno social que el sistema se encargan de mantener) sino la forma de contarlas, sabiendo genera tensión de forma opresiva y desasosegante.
En este sentido, Rebel Ridge se sustenta en un enfrentamiento más propio de un western que el de un thriller. El de un llanero solitario con el imponente físico y los fríos ojos azules de Aaron Pierre (por favor, que le den más armas a este tipo) contra un sheriff de un pueblo perdido que busca mejorar la dotación de su cuerpo de policía y tapar sus escándalos con el rostro de un siempre magnífico Don Johnson.
Narrativamente, este duelo en un pueblo situado en lo más profundo de Estados Unidos se divide en dos partes. La primera, más poderosa en lo primario del enfrentamiento uno a uno, en el desprecio a los que no defendieron a su país en el campo de batalla y en los prejuicios raciales, recuerda a Acorralado, la mejor película de la saga Rambo.
La segunda, con el protagonista destapando el sistema de corrupción a través de las incautaciones “legales” a sospechosos, resiente un poco el ritmo al querer hacer más compleja la trama, con un protagonista que se empeña, por su formación militar, en no ejercer la violencia gratuita. Pocas veces hemos visto a una máquina de matar tan empeñada en no terminar con una vida.
Es esa disección de la corrupción que campa en un pequeño pueblo de Estados Unidos lo que fascina al director de Rebel Ridge y lo que la hace deudora de obras como la gran Copland (el mejor papel de Sylvester Stallone) o En el calor de la noche.
Así, Rebel Ridge se sustenta en la tensión que sabe generar Saulnier, en su denuncia social sobre la cerrazón de la Norteamérica profunda y en unas impactantes escenas de acción vertebradas por un actor que destacó como figura de atletismo antes de dedicarse a la interpretación…y se nota.
Tanto Aaron Pierre como Don Johnson se ven acompañados de secundarios como Anna Sophia Robb, que interpreta a una ayudante del juez con necesidad de redención, o James Cromwell, infatigable secundario, como juez del pueblo.
En definitiva, Rebel Ridge es un más que recomendable thriller rural con alma de western, que enfrenta a un hombre que sirvió en la guerra y que solo quiere sacar a su primo de la cárcel con un sistema podrido que se aprovecha de lo recóndito del lugar al que pertenece un pueblo de la América profunda. Una historia de corrupción que se ampara en la tensión que el director sabe imprimir, la denuncia que este quiere señalar y unas impactantes y realistas escenas de acción. Lástima de que el ritmo se resienta en su segundo acto, pero Rebel Ridge crea interés por lo que Jeremy Saulnier pueda crear en el futuro.
¡Un saludo y sed felices!
¡Nos leemos en Las cosas que nos hacen felices