“Entra libremente y por tu propia voluntad y deja parte de la felicidad que traes contigo”
(“Drácula”, Bram Stoker)
‘Renfield’ ha llegado este fin de semana a nuestras pantallas y pese que algún que otro tráiler no le ha hecho mucha justicia, me he lanzado al cine a ver a Nicolas Cage desbocado como Drácula.
Dirigida por Chris McKay, a partir de un guion de Ryan Ridley (“Rick y Morty”) y Robert Kirkman (‘The Walking Dead’ e ‘Invencible’) nos presenta a un Renfield que va descubrir que hay vida más allá de servir como familiar a un conde Drácula egoísta y manipulador. Todo esto acompañado por una agente de policía que trata de llevar a la cárcel a los asesinos de su padre y una familia mafiosa gobernando una Nueva Orleans corrupta.
El concepto de la trama es muy sencillo y parece ese tipo de ideas pseudo-trascendentales que se nos puede ocurrir en un bar después de varias cervezas, pero funciona. Y funciona porque va a lo va y sabe lo que quiere desde el primer momento y es por eso que no se va a parar a expandir a los personajes secundarios o a darles algún giro dramático.
Incluso el personaje de Awkwafina es uno de los clichés más manidos que nos podamos encontrar en el cine, pero eso no importa porque su química con su compañero Nicolas Hoult consigue que nos olvidemos de eso.
Ambos se comen la pantalla cuando están juntos y nos entregan momentos muy divertidos que consiguen sostener la cinta cuando no está Nicolas Cage en escena. Porque, seamos sinceros, este Drácula ha sido escrito para el actor de ‘Leaving Las Vegas’ y su forma de interpretar. Excéntrico, exagerado y muy consciente de lo que se espera de su forma de llevar a Drácula a la gran pantalla, todo esto sin olvidar a Bela Lugosi.
Cage es el alma de la fiesta, una fiesta que se abandona a la sangre y la exageración en cada una de las escenas de acción que veremos en ‘Renfield’. Con su dolorosa fijación por hacer daño en las rodillas de los enemigos. Y cuando digo ‘exageración’ no me quedo corto, pues a la película no le importa entregarnos gore física y anatómicamente imposible como el empalamiento contra la pared de una persona con el brazo de otra.
En la mezcla del humor con el gore, al más puro estilo del cine de serie B que tanto nos gusta, es donde reside la fuerza de ‘Renfield’. Con unos efectos prácticos y generados por ordenador que lucen muy pero que muy bien.
Conclusión
‘Renfield’ es una macarrada sanguinolenta y desternillante que se lanza al vacío de la comedia desenfrenada sin miedo a nada. Con un trio protagonista que se nota que se lo está pasando en grande con los personajes que les ha tocado, sobre todo el señor Cage.
Una cinta de acción gore y trama simple que sabe a lo que ha venido a jugar que no pretende más que divertirnos con un guion muy sencillo que lleva un paso más allá la relación amo-siervo de la historia de Bram Stoker.
Ciertamente la idea central sobre esta relación toxica tampoco daba para más, pero consigue que funcione y que nos olvidemos de los las imperfecciones del guion y nos dejemos llevar por la vorágine de sangre y acción.
Una acción que nos entrega coreografías bastante más logradas de lo que esperaba y que me han parecido de un gran nivel.
Pese que el título es ‘Renfield’ aquí el que más sobresale es el Drácula de Nicolas Cage, no solo por su vis cómica, sino porque sabe darle al personaje ese tono amenazante cuando es necesario. Estamos ante un spin-off de Drácula que pide a gritos un spin-off del señor Vlad Tepes.
‘Renfield’ llega a los 93 minutos y con la sensación (en algún momentos esporádico) que podía haberse recortado algo más, pero es un divertimento muy recomendable a los amantes del cine gore de serie B y del gran Nicolas Cage.
Un saludo y temed a los hijos de la noche.