De un tiempo a esta parte, Marvel orquesta eventos, macrosagas o crossovers periódicos para captar la atención del espectador con una reunión de diferentes superhéroes.
En 2010, la editorial decidió publicar un crossover que se centrara en los héroes callejeros, al margen de los grandes eventos de Marvel: El Caballero Luna, Puño de Hierro, Luke Cage, El Castigador…y Daredevil, un personaje con una trayectoria editorial envidiable a lo largo del siglo XXI, con dos grandes etapas a cargo de Brian Michael Bendis y Ed Brubaker.
A la hora de elegir al personaje central de este crossover, los ejecutivos se debatían entre Spiderman, El Castigador y Daredevil. El trepamuros quedaba descartado porque, pese a ser un justiciero urbano, su influencia abarcaba otras extensiones del Universo Marvel.
Lo cierto es que hubiera sido interesante ver a Frank Castle enfrentándose al resto de héroes Marvel, pero también lo era centrarse en un Daredevil líder de la Mano, sobrepasándose en sus deberes y luchando contra sus antaño compañeros.
Así llegamos a Shadowland, tierra de sombras, la Cocina del Infierno gobernada por un inmenso castillo de inspiración japonesa construido por Daredevil para vigilar el crimen.

Brubaker finalizó su laureada etapa, galardonada con premios Eisner, con Daredevil dirigiendo la Mano, organización criminal de origen japonesa a la que el Diablo de la Cocina del Infierno se había enfrentado en numerosas ocasiones. Era una premisa muy interesante que recogió Andy Diggle y que prácticamente comienza con este crossover que reúne a justicieros como Daredevil, Caballero Luna, Puño de Hierro o Luke Cage, combinados con Shang-Chi (del que ahora habla todo el mundo por su próxima película), El motorista fantasma, Spiderman o, incluso, Lobezno.
¿El resultado? Un crossover muy entretenido pero que no pasará a la historia. Se nota que no era lo que Diggle quería contar en primera instancia y varias decisiones argumentales lastran mucho la trama.
En primer lugar, el conflicto principal. Daredevil se convierte en líder de la Mano pero, en lugar de reconvertir la organización a la manera de sus ideales, el héroe se va tornando cada vez más oscuro, realizando acciones impensables e impropias de Matt Murdock. Ya desde la primera página nos aclaran que el ascenso de Daredevil al liderazgo de la mano es una artimaña para que “la bestia” le posea. Es decir, que queda claro que no es Daredevil. Por lo tanto, la premisa pierde mucho de su atractivo porque no reconocemos al personaje central como el que es.
Por otro lado, aunque aparecen varios héroes del Universo Marvel, la mayoría cuentan con una aparición prácticamente testimonial, más como un reclamo publicitario que como un personaje con un lugar adecuado en la historia. Esto es especialmente sangrante en los casos de Lobezno (que está ahí…porque sí), Spiderman, Shang-Chi, el Castigador o el Motorista Fantasma. Luke Cage y Puño de hierro, por su cercanía con el demonio de la cocina del infierno, salen mejor parados. Igual que Kingpin, que vuelve a tener su dosis de protagonismo (mejor dicho, antagonismo) a base de medrar a espaldas de los héroes.
Otro de los errores argumentales, o al menos en lo que respecta a la coherencia argumental, es el reducir a los súbditos de la Mano, ninjas expertos en las artes marciales, en poco menos que muñecos a los que los héroes atizan con facilidad. Asimismo, es de chiste lo fácil que se infiltran en el castillo una y otra vez. Incluso el trepamuros se burla en un momento del cómic.
La trama de tierra de sombras se alterna con la serie regular de Daredevil, donde se narra la trama desde el punto de vista de secundarios como el detective Kurtz, Foggy Nelson y la detective Dakota North, más intimista e interesante que la macrosaga.
Por el contrario, si algo destaca en este Marvel Saga 23 es el dibujo, especialmente el de Billy Tan, con estilizadas figuras que destacan y elevan por encima de la media una historia ella para juntar a héroes dándose mamporros con escasa justificación argumental.
En definitiva, Tierra de sombras es un ejemplo de como el dibujo puede paliar un guión simplón que únicamente busca el crossover por el crossover. Una pena desperdiciar a la parte más oscura y urbana de Marvel sin profundizar en ellos.
Aquí tenéis el enlace al cómic en la página web de la editorial Panini Cómics:
Un saludo y sed felices!