Nuestra historia comienza en las medievales tierras de Orario, una enorme y laberíntica ciudad que cuenta con una colosal torre en su centro, dentro de la cual existen una serie de dungeon o mazmorras, repletas de monstruos. No son pocos los humanos que deciden convertirse en aventureros para intentar buscar las riquezas ocultas en los diferentes pisos de aquella construcción colosal. Pero no están solos en su trepidante misión, ya que este mundo está gobernado por una serie de dioses, que conviven en Orario como una clase social de mayor estatus. Así pues, a través de una serie de pactos, mediante los cuales el humano accede a servir al dios, estos los amparan bajo su protección, ayudándolos a conseguir habilidades, equipo y fuerza para derrotar a las bestias que se interpongan en su camino.
Sin embargo, el prestigio de todos los dioses no es el mismo, y algunos viven mejor que otros. Así pues, nuestro protagonista Bell Cranel es un joven que quiere ser aventurero y que para ello pactó, sin mucho acierto, con una diosa caída en desgracia, ya que apenas tiene poderes para ayudarle y además, no tiene seguidores más allá del propio Bell. Esta joven diosa llamada Hestia, ni siquiera tiene donde vivir, de modo que comparte una pequeña habitación con Bell en una antigua iglesia derruida. Una mañana, el joven decide ir a las mazmorras en busca de aventuras, sin embargo, es atacado por un minotauro que se ha escapado de los niveles superiores. Pensaba que todo estaba acabado hasta que una chica rubia lo salva. Aquella muchacha resulta ser la llamada Aiz Wallenstein, una de las mejores espadachines del mundo. Así pues, el joven se propone por todos los medios posibles llamar la atención de Aiz, de quien se encuentra profundamente enamorado. Pero claro, en este juego del amor siempre hay más de un participante, y quizás Bell no está teniendo en cuenta los sentimientos de una bajita y caprichosa diosa…
Esta serie funciona como los anuncios de telefonía móvil: Llegué por el ecchi y me quedé por el argumento. Desde luego la premisa es la de un isekai de gremios de manual. Un mundo mágico con espadas, una torre gigante con pisos que son niveles de un videojuego y un protagonista solitario con carisma nulo que encandila a toda mujer viviente porque…. (y porqué no, es el protagonista, tampoco importa mucho el motivo). No aporta nada nuevo, todo lo visto se ha trabajado en otros animes y de mejor manera. ¿Cuál es entonces el factor que hace de Danmachi (Nombre abreviado de la serie en japonés) una serie especial? Sus personajes. Aun siendo bastante estereotípicos, las relaciones que se trazan entre ellos son de lo más interesantes. Desde luego el título no engaña, y más allá de lo que tenga de aventura, la gracia de este anime se base en los encuentros y desencuentros amorosos de los personajes. No quiero entrar en mucho spoiler, pero digamos que hay un fuerte componente de shipeo, algo sin lo que esta serie no sobreviviría, y me refiero a la fantasía personal que todos hemos sentido alguna vez, esa necesidad por unir en una relación amorosa ficticia a dos de nuestros personajes favoritos y soñar que esa idea acabe por hacerse realidad.
Sigue la línea de Re:Zero y desde luego si te gustó la obra de Tappei Nagatsuki te encantará este genial anime de tan solo 13 episodios. De hecho, tienen un origen muy similar, ya que ambas proceden de novelas ligeras. Estas en concreto fueron escritas por Fujino Ōmori e ilustradas por Suzuhito Yasuda, aunque por desgracia todavía no han llegado a España. Algo que sí podréis encontrar en vuestras tiendas especializadas es su adaptación al manga por parte de Kunieda, de la mano de Norma Editorial.
Como conclusión, no esperéis gran profundidad en esta obra. Un isekai imprescindible si se busca pasar un rato tranquilo y divertirse, dejándose llevar por su humor y su universo, sin preguntar mucho.