El hombre menguante es una magnífica adaptación de la novela que te transmite la sensación de los cómics antiguos de revista. En esta obra se tratan temas muy sesudos, la fantasía es muy potente y existe un sentido dramático muy satisfactorio.
Adventures in poor taste
Presentación
En enero de 2018 Planeta Cómic publica El hombre menguante. Un tomo que recopila la serie limitada The Shrinking Man. Además de jugosos extras: Un interesantísimo prefacio, en el que el escritor David Morrell analiza la novela en que se basa el cómic, y dos artículos de Ted Adams, su guionista. Uno sobre el proceso creativo del mismo y otro de la relación del escritor de la novela en que se inspira, Richard Matheson, con el cine. Sin olvidar una introducción del novelista Peter Straub sobre El hombre menguante, para la editorial Library of America.
Los prededentes del cómic El hombre menguante
El hombre menguante es un proyecto de cuatro comic-books USA sobre la famosa obra de ciencia ficción, del mismo nombre, escrita por Richard Matheson en 1956. Considerado uno de los escritores más influyentes del siglo pasado, Matheson ha abordado casi todos los géneros y elaborado guiones para series de culto como The twilight zone o Star Trek.
Los cinefilos seguramente conocerán su novela, El hombre menguante, por la adaptación que hizo de la misma Jack Arnold, con guión del propio Matheson, en 1957, titulada The Incredible Shrinking Man, El increíble hombre menguante.
A los lectores de cómics les sonará esta película por el personaje de Marvel Ant-Man, el Hombre Hormiga. Se ha dicho que el Hombre Hormiga, creado por Jack Kirby y Stan Lee en Tales to Astonish #35, está inspirado en la mencionada película de Arnold y Matheson. Al igual que Scott Carey, El hombre menguante, Henry Pym, el primer Hombre Hormiga, se expone a unos gases que reducen su tamaño, en Tales to Astonish # 27.
Además, el segundo Hombre Hormiga, creado por David Michelinie y John Byrne en Marvel Premiere #47 y llevado al cine en 2015, también se llama Scott, Scott Lang, ¿casualidad?
Profundizando en El hombre menguante
Ted Adams ha sido tan fiel a la novela como ha podido y los dibujos de Mark Torres y Tomi Vargas son maravillosos tanto a la hora de mostrarnos emociones como a la de proporcionarnos acción.
Big Glasgow Comic
El hombre menguante […] airea de forma brillante el minimalismo estético de su época al gozar de una estructura construída por episodios, cada uno de los cuales sirven para apretar cada vez más el nudo narrativo.
[…]
El hombre menguante empieza con una Primera Causa y, a continuación, va explicando poco a poco las consecuencias de dicho acontecimiento de una forma próxima, cara a cara, y que va acercándonos a […] la extinción del protagonista. […] lo más parecido a morir: Desaparecer. […] el paso novedoso y consciente a un mundo precioso y nuevo.
Peter Straub
El cómic que nos ocupa, El hombre menguante, ha sido convertido en viñetas por Ted Adams, -escritor, director ejecutivo y editor de IDW-, con la colaboración del dibujante Mark Torres y del colorista Tomi Vargas. El tebeo plasma lo que ha sido el tema principal de Matheson durante toda su producción literaria. A saber, el individuo aislado en el amenazante mundo e intentando sobrevivir. El hombre menguante es el mejor ejemplo de una persona aislada, por un determinado suceso, que ha acabado alterando su realidad. Scott Carey empieza a menguar tras haber quedado accidentalmente expuesto a una niebla radiactiva, durante unas vacaciones en un yate. Clara alusión a la primera bomba nuclear que los EEUU lanzaron en las Islas Marshal, en 1954. Esta acción acabó esparciendo ceniza radiactiva, que parecía niebla.
Matheson adoptó para este relato de ciencia ficción una estructura fracturada, en la que está continuamente saltando del presente al pasado y viceversa. La novela va hacia delante y hacia atrás continuamente. Empieza contando las peripecias de Scott en el sótano de su casa, cuando ya ha menguado a menos de dos centímetros, y, simultáneamente, va intercalando los acontecimientos del pasado, que explican como el personaje ha llegado a dicha situación. Esa estructura, así como la mayor parte de los diálogos de Matheson, se ha mantenido en el cómic, con los añadimos mínimos necesarios, pero inevitables cuando se adapta algo de un género a otro.
El cómic, como la novela, es afin a la corriente existencialista, muy del interés de los escritores estadounidenses de los 50. El existencialismo es un movimiento filosófico, que defiende que la cuestión fundamental del ser es la existencia. Dos de sus principales representantes son Albert Camus y Jean-Paul Sartre. Ambos se plantearan el sentido de la vida en un tiempo en el que parecía que todo carecía de él. Camus defenderá que es legítimo y necesario cuestionarse el sentido de la vida pero, el que una persona llegue a la conclusión de que su vida no tiene sentido, no legitimará el suicidio. Para Camus, el suicidio no es una solución. Él defenderá que, incluso en las situaciones más extremas, es posible encontrar un sentido, que trascienda el nihilismo, que trascienda toda negación del sentido de la vida, la negación de la misma vida, manifestada a través del suicidio. Tanto él como Sartre apostaron por la autenticidad. Autenticidad entendida como ser lo que queremos ser, con independencia de nuestras circunstancias pasadas y sin tener miedo al futuro. El pasado y el futuro no es lo determinante. Lo determinante es el presente, el ahora, donde somos libres para reinventarnos y encontrar un sentido. Sentido que estaría en el momento.
Se desconoce si Matheson leía a Camus o a Sartre pero lo cierto es que mucho de lo comentado se encuentra en El hombre menguante. Scott, el hombre menguante, considera rendirse a su actual condición, dejar que la viuda negra de su sótano lo mate. Al final opta por vivir, por enfrentarse a ella. En unas circunstancias donde todo se reduce a sobrevivir, a ser o no ser, él escoge ser. Es en esa lucha por sobrevivir donde el personaje encuentra su satisfacción, su plenitud. Es lo que le hace sentir vivo, desechando así la idea del suicidio.
Tras vencer al arácnido, símbolo de sus miedos e inseguridades, Scott se da cuenta de que no desaparece sino que entra en un nuevo nivel de existencia, lo que conlleva una nueva percepción de la realidad, llena de posibilidades.
Ahora lo veo con claridad. Jamás desapareceré porque en el universo no existe la inexistencia. Y si la naturaleza existe en niveles infinitos, también podría existir la inteligencia.
Scott
Impresión final
Uno de los motivos de Ted Adams para hacer este cómic, aparte del homenaje a uno de sus libros y escritores favoritos, era conseguir que la gente se animara a leer la novela en que se inspira. No menosprecia su adaptación cinematográfica pero considera que la novela sigue estando muy vigente y merece la pena leerla. En mi caso ha conseguido que me interese tanto por una como por otra. Así que me pondré a ello. Espero, amigo lector, haberte convencido de que te hagas con este maravilloso cómic de Planeta y, como a mi, te sirva de estímulo para leer la novela El hombre menguante y ver su peli.
Introducción de Planeta
Sinopsis de El hombre menguante:La exploración que hace Richard Matheson de la horripilante mengua de un hombre cobra enérgica vida en esta adaptación al cómic. Scott Carey, cuyo tamaño se reduce algo menos de 0,4 centímetros al día, se enfrenta a lo grande y a lo pequeño sin que su cuerpo deje de menguar, menguar y menguar.
La versión está a cargo de Ted Adams, presidente de la prestigiosa editorial norteamericana independiente IDW (Transformers, My Little Pony).
Nos leemos en otros posts de Las cosas que nos hacen felices.