Hoy visitaremos Antes del Anochecer (2013), drama romántico dirigido por Richard Linklater y entrega que marcaría el cierre de la trilogía iniciada con Antes del Amanecer (1995) y continuada con Antes del Atardecer (2003), poniendo así fin a la romántica historia de Jesse y Céline a lo largo de los años.
¿Cómo cerrar una historia de amor?
A menudo se dice que es difícil hacer buenas segundas partes y aún más complicado cerrar una trilogía de películas. En 2013 se estrenó Antes del Anochecer, la última película de la trilogía, conocida coloquialmente como “Trilogía Before”. La película, nuevamente, se desarrolla nueve años después de su predecesora. Aunque sigue una estructura similar a las dos anteriores, presenta diferencias marcadas, siendo la más evidente que los protagonistas ya no están contrarreloj ni hay una fecha límite: en esta película, Jesse y Céline están finalmente juntos.
La película comienza con Jesse (Ethan Hawke) despidiéndose de su hijo en el aeropuerto de Grecia, ya que este regresa a Estados Unidos con su madre. Tras una despedida algo fría, marcada por la tristeza y molestia de Jesse debido al poco tiempo que tiene para compartir con su hijo, regresa a su coche, donde le esperan Céline (Julie Delpy) y sus dos hijas.
Después de esto, ambos pasan un rato con sus hijas, notándose la unión familiar y la gran relación que tienen con sus padres. Más tarde, regresan al lugar donde se están alojando, una casa en la que vive junto a su familia un escritor al que Jesse quería conocer. Tras charlar y jugar al fútbol, todos se sientan a comer juntos.
Durante la cena, mantienen una conversación en la que se observa el paso del tiempo y cómo afecta también a las parejas, haciendo que cada una tenga una concepción diferente de lo que es el amor. También se tocan otros temas, como la sexualidad, los problemas ambientales, el avance de la tecnología y el amor eterno.
Los amigos de Jesse y Céline les sugieren pasar una noche juntos en un hotel, ya que es el final de sus vacaciones y sería un bonito detalle que disfrutaran de una velada a solas. Aunque inicialmente dudan de la propuesta, finalmente aceptan, dejando a sus hijas al cuidado de sus amigos.
Los protagonistas, recordando las películas anteriores, caminan hasta un pequeño pueblo. En el trayecto, ambos simplemente conversan sobre el paso del tiempo, cómo la perspectiva del presente cambia según los arrepentimientos del pasado y cómo ambos han envejecido. Comparten momentos entrañables recordando su primera noche juntos y se preguntan si dentro de cincuenta años seguirán amándose o llegará un punto en que se cansen el uno del otro.
En el pueblo, visitan una capilla bizantina, una de las más antiguas del mundo, pero adonde las personas siguen acudiendo por su fe. Aquí descubrimos que no están casados y que siguen juntos únicamente por el amor que se tienen, en contraste con el matrimonio de Jesse, que se casó por su hijo y no por amor. Ambos concluyen el día viendo el atardecer sobre la costa.
Al llegar al hotel, suben a la habitación donde pasarán la noche. Tras conversar un rato, ambos tienen relaciones, pero son interrumpidos por una llamada del hijo de Jesse, quien les avisa de que ya ha llegado a Estados Unidos. Esto lleva a una conversación en la que Jesse se sincera con Céline sobre la profunda tristeza que le genera no formar parte de la vida de su hijo y perderse los momentos importantes de su crecimiento. Le menciona la idea de que toda la familia se mude a Estados Unidos.
Al escuchar esto, Céline se enfurece con Jesse, acusándole de querer decidir por la vida de todos. Le recalca que sus errores no son culpa de los demás y que tanto ella como sus hijas tienen una vida establecida en Francia, la cual no pueden abandonar simplemente por la tristeza de él.
Lo que sigue es una fuerte discusión en la que ambos se gritan e insultan, reprochándose cómo se limitan mutuamente, además de descargar todos los resentimientos acumulados a lo largo de los años. Céline abandona la habitación, pero después regresa para decirle a Jesse que el verdadero problema es que ya no le ama y se marcha enfurecida, dejándole solo y reflexionando.
En el magnífico final de la película, Jesse va a buscar a Céline y le propone un juego, haciéndose pasar por un viajero del tiempo que está allí para evitar que cometan el error de separarse. Le dice que él es la misma persona que conoció en un tren rumbo a Viena. Céline, aún molesta, le pide que deje de jugar y que no soporta que la trate como si fuera un personaje de sus libros. Jesse le responde que solo está intentando arreglar las cosas, pero que no siempre va a estar detrás de ella como un perro. Le dice que, aunque su amor no es perfecto, es real. Esto provoca un profundo silencio entre ambos, con Céline al borde de las lágrimas, pero finalmente se recompone y decide seguir el juego del viajero del tiempo.
¿Cuál es el motivo de la película?
La segunda entrega de la película tiene un final perfecto para ambos protagonistas y cierra de manera maravillosa una hermosa historia de amor. Entonces, ¿cuál es el motivo de esta tercera entrega? Pues bien, en esta ocasión el director plantea un escenario diferente al de las dos películas anteriores. Poco queda de aquellos dos jóvenes bohemios que se enamoraron una noche en Viena. Aunque siguen estando unidos, ahora se muestra una versión distinta a los treintañeros que intentaban enmendar los arrepentimientos del pasado.
En esta película se ofrece una visión más realista de los protagonistas. Ambos ya lo saben todo el uno del otro y no tratan los temas con tanta delicadeza o preocupación. Se muestran como adultos más sarcásticos, centrados en asuntos cotidianos como sus trabajos o sus hijas. Tratan los temas con mayor crudeza y son más directos, ya que cada uno conoce perfectamente el pensamiento del otro; por fin, su historia es feliz.
La película busca reflexionar sobre cómo las relaciones evolucionan con el tiempo y mostrar que, en realidad, ninguna historia termina con un final completamente feliz. Aunque menos emocionante y asombrosa, siempre hay momentos que marcan una relación.
Lo cotidiano del amor
Donde muchas otras películas o sagas tendrían su final o un regreso épico y esperanzador, Antes del Anochecer amplía un poco más la historia de los protagonistas. No busca centrarse en momentos emocionantes o empalagosos.
Todo lo que podríamos haber deseado para los protagonistas ya se ha cumplido: sí, se quedaron juntos hace nueve años, Jesse perdió el avión, formaron una vida juntos y ambos son exitosos en sus trabajos. No hay nadie que no haya querido eso para ellos, pero la película le da una vuelta a esta idea. Se centra en un día cualquiera de vacaciones, de las muchas que seguramente han pasado juntos. Se nota que ambos ya han vivido todo lo espectacular que podían vivir y que, aunque su historia probablemente no haya terminado, ha llegado al final de su clímax.
La película, mediante sus diálogos, nos muestra cómo ambos conocen los pequeños detalles del otro, cómo saben que bromear sobre ciertos temas ya no es algo de lo que deban privarse, y cómo esos pequeños detalles son parte de su día a día, mostrando que son libres de decirse lo que quieran.
Esto se refleja de mejor manera en la escena de sexo, la primera que se muestra en toda la trilogía. Y no es casualidad; demuestra que lo que en la primera película significó un momento especial y lleno de amor entre los protagonistas se ha convertido dieciocho años después en algo normal para ellos. Aunque sigue siendo especial, es parte de la cotidianidad en su relación.
El paso del tiempo en las relaciones
La película plantea diversos temas sobre el paso del tiempo, pero principalmente sobre el amor. Esto se refleja en la escena de la mesa, donde se muestra cómo cada pareja, de diferentes edades, trata el amor de manera distinta. La persona de mayor edad en la mesa habla de cómo, con su difunta esposa, siempre estaban el uno para el otro, pero al mismo tiempo eran independientes, y aun así se amaban y eran felices. Por otro lado, la pareja más joven cuenta cómo se conocieron de una manera similar a la de Jesse y Céline, pero a diferencia de estos, pudieron mantenerse en contacto gracias a las redes sociales y seguir juntos.
Algunos podrían ver esto como una señal de que la magia del amor se va perdiendo debido a factores externos y a cómo cada generación vive el amor de manera distinta. Sin embargo, creo personalmente que esto resalta aún más la historia de Jesse y Céline. A pesar de todo, lograron estar juntos y, contradiciendo la idea de la segunda película, no solo estaban hechos para pequeños encuentros, sino también para el día a día, soportando el paso del tiempo.
La cinematografía del paso del tiempo
La cinematografía en esta película es, en mi opinión, la mejor trabajada de todas. Se muestran varios detalles, como el hermoso atardecer lleno de colores rojos y naranjas, que refleja el amor que se tienen Jesse y Céline, y simboliza cómo, a pesar de que su tiempo de apogeo ha pasado, un atardecer sigue siendo hermoso, al igual que las relaciones.
También se evidencia en la habitación del hotel, donde los colores, aunque no están completamente apagados, se muestran más opacos, lo que refleja el estado actual de su relación, en la cual la chispa se ha reducido pero no apagado del todo. Así como los colores de la habitación, más apagados pero no extintos, los sentimientos de la pareja siguen presentes.
Por último, un detalle que me gustaría mencionar es la ropa de los protagonistas, que es de color azul y no de un tono vibrante. El azul, en lenguaje cinematográfico, suele estar asociado a la tristeza, lo que podría representar la de Jesse por la situación con su hijo. Sin embargo, también puede simbolizar confianza y relajación, y creo que este es el objetivo aquí: demostrar que, a pesar de todo, ambos se tienen un amor y una confianza que nunca llegan a desvanecerse.
El final perfecto de una trilogía
La película tiene de nuevo un final precioso, retomando temas desde la primera entrega. En Antes del amanecer, Celine le cuenta a Jesse cómo solía escuchar a sus padres pelearse, pero que después de un tiempo ambos terminaban riendo. De forma similar, en Antes del anochecer, Jesse y Celine discuten y dudan de su amor, pero en uno de los mejores monólogos del cine, Jesse se abre completamente con Celine, diciéndole que el amor no es perfecto, pero que es lo más real que tiene para ofrecerle. Reflexionando sobre esto, Celine le perdona y decide seguirle el juego que momentos antes veía como algo absurdo.
El filme transmite un mensaje poderoso al espectador: cómo el amor puede ser algo hermoso, pero que no es fácil ni ideal y mucho menos perfecto. La película presenta el amor tal y como es: algo complicado, que siempre enfrenta obstáculos, y que si no se trabaja, termina desapareciendo. Sin embargo, aunque nadie ama de manera perfecta, el amor sigue siendo el sentimiento más puro que existe y lo más especial que podemos dar a los demás.
La cinta nos enseña que el amor es real y que no deberíamos tener expectativas demasiado elevadas. En lugar de eso, debemos abrazar el hecho de que el amor está ahí, y aunque surjan problemas, puede superar cualquier dificultad cuando es verdadero.
El mensaje de la trilogía
En entrevistas, Ethan Hawke ha dicho que Antes del amanecer nos habla de lo que pudo ser, Antes del atardecer trata sobre lo que debería ser, y Antes del anochecer nos enseña lo que realmente es.
No creo que haya mejor manera de resumir la trilogía. Es una forma de ver cómo la primera entrega nos muestra lo que podría ser el amor: algo mágico, especial, único e irrepetible. Pero, aunque ese concepto idealizado es bonito, este tipo de amor no triunfa siempre porque la realidad pesa más que los sentimientos.
La segunda película nos habla de cómo debería ser el amor, más fuerte que el paso del tiempo y nunca acabarse. Nos muestra que si realmente amas a alguien, nunca dejas de hacerlo en cierta medida, y las conexiones humanas son más fuertes que cualquier otra cosa. Sin embargo, aunque esta idea sea en parte cierta, sigue siendo una visión idealizada y no siempre del todo real.
Por último, Antes del anochecer reafirma que el amor es hermoso, una de las mejores experiencias que una persona puede vivir, pero también nos recuerda que es mucho más difícil de lo que parece. El amor real está lleno de problemas y dificultades; es complicado, y no todo el mundo lo vive en todas sus facetas. Sin embargo, cuando la conexión es lo suficientemente especial, el amor puede sobreponerse a los obstáculos y aunque no tenga quizás la misma intensidad que al principio, puede llegar a no extinguirse nunca.
A lo largo de los años, hemos acompañado a Jesse y Celine en su viaje. Vimos cómo pasaron de ser dos jóvenes en un tren de Viena que encendieron una chispa entre ellos a seguir manteniendo esa llama en París nueve años después. Dieciocho años después de su primer encuentro, la conexión entre ambos ha sido tan profunda que lograron no dejar morir esa llama.
En mi opinión personal, considero que es una de las mejores trilogías de la historia a la hora de mostrar las conexiones románticas de la manera más humana posible y a través de los momentos más simples, pero a la vez más especiales. Richard Linklater, en esta última entrega, apela al lado más realista del amor, donde se sufre, pero a la vez esa crudeza nos permite apreciar lo hermoso que es.
Por último, decir que la película es la continuación de Before Sunrise (1995) y de Before Sunset (2004). De la primera pueden leer nuestro retro-análisis y la segunda integra nuestro listado de las mejores películas que transcurren en un único día o noche, además de tener también su correspondiente retro-análisis al que invito a echar ojo.