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Ripley (2024) El arte de saber contar una historia.

En blanco y negro, y con unas imágenes evocadoras, nos llega Ripley, la adaptación de la novela de Patricia Highsmith de la mano del gran Steven Zaillian (El irlandés, The night of, La lista de Schindler). Netflix estrenó esta nueva versión de The talented MR. Ripley el jueves 4 de abril, protagonizada en esta ocasión por el carismático Andrew Scott (La materia oscura), un papel que le queda como un anillo al dedo.

Estamos en Nueva York, a principios de los años 60. Tom Ripley, un estafador en horas bajas, es contratado por un millonario para ir a Italia y convencer a su hijo errante de que vuelva a casa. Tras aceptar el trabajo, Tom entra en un complejo mundo de engaños, fraudes y asesinatos.

Una historia dramática llena de traición, desconfianza y asesinatos, donde las imágenes cuentan la historia de un sobreviviente que hará lo que sea necesario por seguir viviendo en un mundo que se empeña en no ponérselo fácil.

Junto a Scott, tendremos a Johnny Flynn como Dickie Greenleaf, el joven al que tiene que convencer para que regrese a su hogar; y a Dakota Fanning, en el papel de Marge, la novia del joven.

Ripley

Ripley: un must see.

Ripley es preciosa. No sé si es correcto decir eso de una serie de este género, y menos decirlo sin parecer cursi, pero lo cierto es que la serie es una auténtica joya. El guionista y director Steven Zaillian ha creado una cápsula del tiempo donde se desenvuelve la acción de este drama criminal.

Todos los detalles se han cuidado con esmero. Desde los azulejos de las paredes, las máquinas de escribir, las bandejas de hielo, las escaleras suntuosas, la lluvia fina e incesante… todo está colocado de manera que el espectador sienta que se encuentra en la Italia de la década de 1960. Durante sus ocho episodios, la cámara enfoca arte y con él a la propia Italia, haciendo de cada fotograma una postal para el recuerdo.

La magia de una Italia romántica que enamora a un estafador de poca monta con sus cuadros de Caravaggio donde la luz es tan importante para ver su verdadero esplendor. Una Italia con sus paisajes de azules intensos y serenos. Te preguntarás cómo es posible distinguir esos colores cuando Ripley está rodada en blanco y negro, y eso es gracias a que estos dos colores se convierten en una paleta de múltiples tonalidades en las manos de Zaillian.

Nada es totalmente blanco ni negro en Ripley, todo tiene una luz especial que, o bien le da brillo, o lo apaga para que podamos percibir la riqueza monocromática del resto de la escena. Todo en su justa medida para que el espectador sienta ese juego de colores claroscuros, y sea capaz de disfrutarlo.

Ripley

Pero no es solamente su color. Durante los ocho episodios que dura la miniserie, nos vamos a encontrar con largos momentos en que no se pronuncia ni una sola palabra. 20 minutos de silencio, solamente roto por el crepitar del fuego, el murmullo del agua, los sonidos huecos de las pisadas, motores, grillos…

Ni una sola palabra. Solo una procesión incesante de secuencias donde Ripley ‘pelea consigo mismo’ de forma metafórica, para sobrevivir una vez más en un mundo que ha decidido que Tom no le gusta a nadie. Y es que en esta serie se cumple más que nunca esa frase de ‘una imagen vale más que mil palabras‘.

Además, cada escena tiene más de lo que se ve a primera vista. Nada sucede en ellas por azar, todo está estudiado para que quede de esa manera. La misma escena tomada desde diferentes ángulos hace que podamos verla con diferentes ojos. Cada pequeño fotograma esconde tras de sí varias historias que quedan a la vista y que depende de la agudeza del espectador interpretarlas o dejarlas ir.

Andrew Scott, el mejor Tom Ripley.

Y en el centro de toda esta espiral de pausado desenfreno tenemos a Tom. Un formidable Scott que nos guía con sus movimientos calmados por esta nueva estafa suya. Una muy grande, quizá la más peligrosa que nunca haya hecho, y también la que más recompensa le puede aportar.

Como personaje principal, Tom Ripley es capaz de cambiar de adorable a tenebroso en cuestión de segundos. Esa faceta suya para modificar su registro queda patente en su rostro de forma magistral. El espectador siente esos cambios de forma amenazante, y solo puede ser un mero observador delante de un personaje perturbador que sobrevuela sobre su víctima como ave rapaz.

Unas veces amable, otras mezquino, Scott consigue que el espectador quede prendido de su particular forma de actuar. Sabemos que es malvado, sabemos que sus intenciones no son nobles, sabemos que hará lo que sea por conseguir lo que quiere; y a pesar de todo, no podemos evitar sentir empatía por este personaje tan traicionero. Tanto que no queremos que lo descubran.

Tráiler de Ripley.

Lucia Hernández
Lucia Hernández
Aprendiz de todo lo que llame mi atención.
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