InicioSeriesAnálisis de Emily en París. Temporada 4, parte 2. Episodios 6 a...

Análisis de Emily en París. Temporada 4, parte 2. Episodios 6 a 10

Con su segunda tanda de cinco episodios, concluyó la cuarta temporada de Emily en París que, con rodaje obviamente dificultado por los Juegos Olímpicos en la capital francesa, casi podría llamarse Emily en Roma, al menos en este tramo final. La serie, creada por Darren Star y protagonizada por Lily Collins, es una de las más vistas de Netflix.

Hola otra vez. Esta vez la espera ha sido corta, pues si bien Netflix ha decidido esta vez separar la cuarta temporada de Emily en París en dos tandas de episodios, el tiempo entre ambas ha sido muy breve, lo cual se agradece a la hora de tener aún bien fresco lo ocurrido con anterioridad.

La serie sigue girando hasta lo cansino con el interminable triángulo entre Emily, Gabriel y Camille, aunque en esta temporada se ve claramente como, poco a poco, esta última va retirándose en escena y, en cambio, cobran fuerza otros triángulos, uno de los cuales tiene clara relación con el tan anunciado viaje de Emily a Roma que, finalmente ha tenido lugar.

Pasemos pues a ver qué nos ha dejado esta cuarta temporada no sin antes advertir que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA ni dejar de recordar que pueden leer en esta web nuestros análisis previos.

Análisis de Emily en París. Temporada 1, en Netflix

Análisis de Emily en París. Temporada 2, en Netflix

Análisis de Emily en París. Temporada 3, en Netflix

Análisis de Emily en París. Temporada 4: Parte 1. Episodios 1 a 5

Triángulo 1

Al retomar la temporada, hay festejos navideños por todo París y Gabriel es invitado por la familia de Camille a su casa de Megève, en los Alpes. Emily, en cambio, decide viajar a Chicago y pareciera que por fin vamos a conocer algo de su mundo, su familia o su pasado. Falsa alarma: el vuelo se cancela por malas condiciones climáticas y ella sigue en París.

Puesto al tanto Gabriel, quiere ir a buscarla, pero los padres de Camille le ofrecen en cambio que la invite a ir con ellos, lo cual desde ya incomoda a Camille por mucho que intente disimularlo. Es que ella esperaba usar las navidades para hablar con Gabriel en un contexto más íntimo y así confesarle de una vez por todas la verdad de que no tiene embarazo.

El triángulo central de la serie, por lo tanto, vuelve a estar reunido. Emily lo pasa muy mal saliendo a esquiar y por poco no se mata mientras Gabriel y Camille están en la suya y prácticamente no se dan cuenta de nada. Quien la termina auxiliando es un joven italiano muy galante y con perfil de “latin lover” que se presenta como Marcello (Eugenio Franceschini). Se advierte entre ellos atracción mutua a primera vista, pero sus caminos se separan instantes después sin que ninguno de ambos sepa que el destino volverá a unirlos.

Camille sigue dando rodeos para hablar con Gabriel pero se queda siempre en amagos y al creerla él embarazada, le está tan encima que Emily se fastidia y el episodio con los esquíes en la montaña colmó definitivamente el vaso. Con dolor, entiende que no pueden seguir juntos y emprende el regreso a París.

Triángulo 2

De regreso a la ciudad luz, Emily tiene en la calle un encuentro casual con Alfie (pues mira que París es grande, eh), por lo que, aferrándose quizás a aquello de que un clavo saca a otro, le invade una alegría momentánea que se desvanece muy rápido al enterarse que está allí para encontrarse con su novia y e incluso con la familia de esta. En otras palabras, él está en una relación seria. Más desilusión, por lo tanto, para Emily, pero en fin, muchacha, si sigues perdiendo tiempo con Gabriel, vas a seguir también perdiendo trenes…

Ya de vuelta en el trabajo, Emily se encuentra con una compatriota suya como nueva compañera en Grateau. Se llama Genevieve (Thalia Besson) y es hija ilegítima de Laurent como producto de alguna aventura americana en su pasado.

emily in paris las cosas felices 90 e1726431711897

Se nota que Sylvie tiene sentimientos encontrados con respecto a ella, pues por más que no sea hija suya, lo es de Laurent y todo lo relacionado con él siempre le va a significar algo. Tal la razón por la cual la ha ocupado en la agencia y encargado a Emily ser su guía y mentora.

Triángulo 3

Mindy, en tanto, sigue tratando de reunir dinero para presentarse con su trío en Eurovision y si bien se ha sacado de encima al inescrupuloso productor del episodio anterior, el resto no son mejores y, por el vil metal, tiene que terminar actuando en un local nocturno mostrando los senos (aunque se las apaña finalmente para no hacerlo).

Para colmo, quienes manejan la campaña de marketing para Eurovision ven como buena jugada publicitaria que se muestre insinuando intimidad con Benoit: a la gente le gusta el morbo de que haya parejas en las bandas y si no, pregúntenle a ABBA (que por cierto también salió de Eurovision)…

A Nico, desde ya, no le gusta mucho la idea, pero hace de tripas corazón para ir a verla actuar y aplaude a rabiar su desempeño. Sin embargo, el show tiene consecuencias impensadas para él cuando al otro día la imagen de Mindy y Benoit está en todas las redes sociales y ello complica sus aspiraciones de convertirse en CEO de la empresa de su padre, pues su hermano le cuestiona que no puede pretender controlar la misma cuando no es capaz de controlar a su novia: touché…

Como es de prever entonces, Nico termina eligiendo su futuro empresarial por sobre su pareja y comunica a Mindy que no puede seguir con ella. Vale aquí lo mismo que para Gabriel y Emily: él nunca la mereció…

Triángulo 4

Tras ser puesto al tanto por Camille de que no hay hijo en camino (extrañamente en off y sin que podamos, por lo tanto, ver su reacción al enterarse), un desilusionado Gabriel regresa a París mientras Emily intenta sin éxito hacer todo lo posible para no cruzárselo.

Buscándola a ella, él conoce a Genevieve y también allí parece haber chispazo recíproco y confirmado cuando ella se instala en su mismo edificio y en el apartamento que dejó libre Camille (pues mira que París es grande, eh, aunque en este caso ha sido obvia la gestión de Gabriel). La propia Emily se muestra afectada al verle a él en algún momento salir del mismo, aunque en realidad, y más allá de que la atracción mutua exista, él solo estaba asistiendo a Genevieve con la mudanza.

Triángulo 1 (recargado): Emily en Roma…

Era obvio que Emily y Marcello volverían a encontrarse y en efecto así ocurre, aun cuando un partido de polo no parezca el escenario más probable (pues mira que París es grande, eh). Se alegran mutuamente de verse otra vez y él la anoticia de que se halla en la ciudad por conversaciones de negocios, las que luego sabremos que mantiene con JVMA, es decir la firma de los Leon, para que represente a su empresa familiar de indumentaria.

Como los astros parecen estar alineados para ellos, él la invita a Roma y ella acepta gustosa. Así caemos en la ciudad eterna o también, y más apropiado, ciudad del amor, pues desde ese momento la serie se convierte en Emily en Roma…

Marcello la lleva a pasear por la ciudad y así como todos los estereotipos parisinos y franceses estaban presentes en las dos primeras temporadas de la serie, ahora le toca a los romanos e itálicos: moto Vespa, mandolina, pizza, pasta, helado, Coliseo y Fontana Di Trevi donde, por cierto, Emily nunca llega a arrojar la tercera moneda, que supuestamente y según la leyenda popular, hace que regreses a Roma para enamorarte y casarte…

emily in paris las cosas felices 88 e1726431779759

Ella se sorprende de lo respetuosa del pasado que es la ciudad en contraposición con París e insiste en la cantidad de construcciones antiguas, como si los italianos fueran capaces de ser felices incluso sobre sus propias ruinas, algo que en su mente es clara analogía con lo que a ella le pasa…

Él la lleva a conocer la finca de su familia en una cercana localidad llamada Solitano (no existe: el pueblo utilizado en el rodaje se llama Ostia Antica), en la cual los Muratori (tal el apellido de Marcello) son amos, señores e ídolos populares gracias a su empresa. No falta el clásico almuerzo de familia extendida en una mesa inerminable ni el carácter jocoso y jovial de los italianos, destacándose Antonia (Anna Galiena), la madre del muchacho: una matriarca con su costado querible a la vez que sobreprotectora y algo paranoica…

Pero dicen que todos los caminos conducen a Roma y resulta que Sylvie está allí. Al enterarse con sorpresa de la presencia de Emily cerca de la ciudad (ella había dicho que se tomaba vacaciones en Cracovia), no tiene mejor idea que encargarle un trabajo en relación con Marcello y es conseguir que su empresa no acuerde con JVMA sino con Grateau…

La situación es incómoda para Emily, quien interpreta entonces que Emily solo ha ido a Italia por razones comerciales. Además, el asunto es conflictivo porque, siguiendo el legado familiar y especialmente la voluntad de su madre, Marcello busca preservar el carácter pueblerino y artesanal de su empresa.

Insisto: todos los caminos conducen a Roma y pronto Luc y Julien están también allí, lo mismo que Mindy, que no sé bien a qué ha ido, pero bueno: viene de una ruptura y de haber renunciado a Eurovision. Sin embargo y como ocurriera alguna vez en las calles parisinas, esta tiene también en las de Roma una impensada oportunidad al interpretar una triste canción sobre la belleza de las ruinas que se convierte en éxito popular al punto de que la requieren nuevamente desde el Popstars de China, esta vez para ser jurado.

En una falsa oficina de Grateau que la empresa no tiene en Roma, se produce el encuentro cumbre entre la firma y la familia Muratori. Antonia, no obstante, se da cuenta del engaño, pues la oficina es de una amigo suyo. Aun así y tras sincerarse, logran obtener de los Muratori un mes de prueba para saber si están felices con la representación. Lo afectivo, claro, va por otro lado y ya no hay futuro aparente para lo que fuera qe tenían Emily y Marcello.

En París hay también novedades: Camille, tras su desilusión con que no hay embarazo, está queriendo adoptar y en algún momento hasta amaga intentar sumar a Gabriel a su idea. Él, sin embargo, no da impresión de estar muy interesado y, por otra parte, ha recibido la noticia de que finalmente y contra todo pronóstico, sí tendrá para su restaurante la estrella Michelin que tanto deseaba.

Feliz con la buena nueva, la primera persona con quien quiere compartirla es Emily, pero es entonces cuando se entera que está en Roma y su rostro cambia. De pronto no existen más la estrella, Camille ni Genevieve, a quien, con el rostro visiblemente demacrado, le pregunta en qué parte de Roma se halla Emily…

Balance de Temporada

Si algo caracterizó a Emily en París desde su inicio es el tono liviano, frívolo y sin pretensiones. Esta cuarta temporada y especialmente esta segunda tanda de episodios han acentuado esos rasgos hasta el paroxismo, tanto que incluso la banda sonora pareciera sumarse y sonar musicalmente despreocupada…

emily in paris las cosas felices 87 e1726431862550

Si en las temporadas anteriores Emily en París se había movido a caballo entre la comedia romántica y el melodrama con toques de intriga empresarial, la cuarta ha decantado más claramente hacia el culebrón y los pocos momentos realmente cómicos que la serie tenía se han vuelto cada vez más esporádicos, corriendo casi siempre por cuenta de Luc y Julien, que deberían tener más lugar en la trama.

Salta a las claras que estaba difícil filmar en la capital francesa por los preparativos de los Juegos Olímpicos y ello hace que andemos paseando por los Alpes franceses o por Roma que, como cuadra al estilo de la serie, es presentada con todos los estereotipos al día sin faltar ninguno. Es cierto que esa es, después de todo, la intención y debo confesar que me he reído con algunas bromas sobre regionalismos y nacionalidades, particularmente al contraponer la cultura italiana con la francesa y decir, por ejemplo, que “los franceses son italianos malhumorados”.

Rescatando lo positivo, creo que han sido una buena incorporación los personajes nuevos, particularmente Marcello y Genevieve, interpretados respectiva y eficazmente por Eugenio Franceschini y Thalia Besson, ambos con mucho carisma.  Y si se están preguntando si ella está emparentada con Luc Besson, es en efecto su hija.

También es interesante como personaje Antonia en la interpretación que hace Anna Galiena, a quien en lo personal hacía rato que no veía y quizás recordemos por sus papeles en El Marido de la Peluquera (Patrice Leconte, 1990), Jamón, Jamón (Bigas Luna, 1992) o junto a Robin Williams en Un Hombre Perdido en el Tiempo (Bill Forsyth, 1993). Y todo un dato de color el cameo, haciendo de sí misma, de Brigitte Macron (esposa del actual presidente francés).

El problema es que muy probablemente los personajes nuevos que han ganado protagonismo en esta temporada desaparezcan dentro de poco y acaben en mera distracción para la relación entre Emily y Gabriel, ese tóxico e insufrible loop que la serie mantiene todo el tiempo en su centro y al cual, en todo caso, solo complica con más triángulos, tanto en lo que respecta a Emily como a Mindy, de quien, por cierto, pareciera también estar todo escrito y a la larga conducir a Benoit (en su caso mejor que así sea).

Pero en sí ya sabemos qué va a terminar ocurriendo y por algo será que Emily no arroja la tercera moneda a la fuente o los Muratori solo arreglan con Grateau por un mes: no puede haber mejor muestra de que son aves de paso…

Otro de los rasgos que ha presentado esta temporada es que Emily ha dejado por momentos de ser el personaje principal al cobrar mucho protagonismo Sylvie, lo cual siempre es bienvenido considerando el formidable aporte de Philippine Leroy-Beaulieu. Y si bien es cierto que su costado de mujer en conflicto que pasa de un amante a otro sea quizás el menos atractivo de su personalidad (al menos en contraposición con el de fría manipuladora y hábil negociadora), también es cierto que le da matices al personaje y ello siempre es bueno.

emily in paris las cosas felices 91 e1726431929376

En definitiva y a pesar del aporte interesante de algunos personajes nuevos y del toque distinto que le ha dado el paso por Italia, ha sido una temporada aún más sosa que las anteriores en la medida en que la serie se va centrando cada vez más exclusivamente en los triángulos como único motor de la trama.

Pero volvemos a lo de siempre: la serie está entre las más vistas de Netflix y nadie mata la gallina de los huevos de oro. Si el fanservice quiere melodrama y culebrón, se le da eso y punto, además de venderle ropa, por supuesto. Y difícil es creer que eso cambie en la ya confirmada quinta temporada que, por lo menos a mi juicio, pide a gritos ser la última más allá de que las cifras de audiencia no me den la razón. Después de todo, podrá alguno replicarme, es solo entretenimiento y le estoy buscando peras al olmo

Hasta la próxima y sean felices…

Rodolfo Del Bene
Rodolfo Del Bene
Soy profesor de historia graduado en la Universidad Nacional de La Plata. Entusiasta del cine, los cómics, la literatura, las series, la ciencia ficción y demás cosas que ayuden a mantener mi cerebro lo suficientemente alienado y trastornado.
ARTICULOS RELACIONADOS

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Últimos artículos

Comentarios recientes