Bienvenidos, renacidos de las tinieblas, una semana más a este rinconcito del universo. La semana pasada empezamos fuerte con dos episodios, pero vamos a bajar un poco el ritmo, por mucho que la serie no lo haga. Como siempre, os dejo el típico enlace con todos los episodios anteriores. Y ahora, vamos con el análisis del tercer capítulo de esta tercera temporada de Predicador. Y os aconsejo que tengáis preparada la birra porque, amigos, esto va a doler.
La maldición O’Hare
Así que tenemos a Tulip O’Hare buscando a sus amigos del Grial, desesperada por reparar el daño que causaron sus errores al desconfiar de Jesse. Pero, por supuesto, las cosas no van a salir bien para ella ¿Verdad? No, el Grial ya se ha marchado para cuando la furiosa Tulip llega a sus oficinas. Pero no todo viaje es en balde. Dios le hace una vistitilla, algo así como una parada en ruta, para darle las gracias por… Bueno, no sabemos muy bien por qué. El caso es que Dios estuvo desparecido toda la temporada pasada, jodiendo a Jesse y al resto, y ahora se lo encuentran en casa esquina, y parece ser un tocapelotas.
Tulip ha decidido darle una buena paliza a Dios, pero la nueva y corderil actitud de Jesse la va a obligar a intentarlo antes con la vieja bruja, a pesar de que Jesse le pide varias veces que no lo haga. Por supuesto, esto no significa nada para O’Hare, que se cuela en la habitación de la vieja bruja, y descubre la gran cantidad de gente que tiene “secuestrada” con sus pañuelitos. Y como quiere saber como romper el pañuelito, le pregunta a T.C. Seduce al colgado y este le cuenta la triste verdad. El pañuelo no vale nada. Las deudas con la vieja bruja solo quedan saldadas cuando ella dice que así ha sido. Tulip no está satisfecha con esta información, y el miembro viril del colgado sufre las consecuencias.
Para ello, Tulip decide hacerle una visita a la competencia. Y descubre varias cosas curiosas. En primer lugar, el alma, como ya os dije, tiene un mercado, y parece que la competencia de la vieja bruja (Madame Boyd), ha sabido aprovecharlo. También descubre que Madame Boyd es lista y, como suele ocurrir con Tulip O’Hare, la conversación termina con un arma entre las dos damas. Tulip es uno de los mejores personajes de la serie. Su evolución no ha cambiado su caracter, pero si lo ha pulido, permitiéndonos ver a ratos a la Tulip de siempre, en continua confrontación con la mujer que realmente quiere ser. El camino a la rendición es largo, Tulip.
Un vampiro entre los ángeles
Cass está siendo cosido por su nuevo y colgado amigo. Mientras le extraen una bala de la clavícula sin anestesia, la drogaina le suelta un poco la lengua a Cassidy, y acaba alardeando de un montón de heridas que no tiene. Puede que el colgado lo esté, pero no es taaaaan tonto. Jesse intenta hacer las paces con su mejor amigo, y explicarle lo que les pasa a los vampiros en Angelville, pero el idiota irlandés no acaba de confiar en el Predicador (tiene motivos). Aún así, el padre solo quiere que Cass esté a salvo y, si quiere seguir con ellos, va a tener que curarse de sus heridas a la antigua… Con mucho dolor.
Por desgracia para todos, la desconfianza generada por Jesse ha calado hondo en Cassidy, que decide que va a irse de Angelville, si, pero no sin llevarse a Tulip con él. Y, por si no fuera suficiente con tener a uno de los tres miembros de esta banda atado a ella con un contrato de sangre, Cassidy va y le pide un favorcillo. Solo un sencillo conjuro de amor. Y mientras el negocia con la vieja, Jody sigue sin fiarse de él. Aunque es T.C el que lo encuentra sorbiendo la sangre de una gallina. Cassidy está un tanto descolocado de sus dos compañeros esta temporada, pero eso no le perjudica en absoluto. Con el humor que lleva por bandera, hemos podido ver nuevas dimensiones de un personaje tan complejo como consistente, que nos ha conquistado a todos. Si, he dicho a todos. A ti también.
El Padre del Voodoo
Jesse tiene que ir con Jody de chófer a buscar clientes para su abuela por todas las reuniones de adictos anónimos de la ciudad. Trata de apelar a la piedad de Jody para que le ayude a huir, mencionandole a su madre. Pero no parece funcionar. Así que decide hacer lo que dice su abuela… tampoco es que le quede más remedio. Pero empieza a tener varias preocupaciones, como su contrato con su abuela, las tumbas, y el hecho de que su mejor amigo el vampiro enamorado de su novia esté en conversaciones con abuela bruja voodoo.
Aunque claro, al final, de lo que tiene que preocuparse realmente es de que los dos loquitos de su abuela quieran quemar vivo a Cassidy. Así que decide hacer las cosas de otro modo… Abriendo las tumbas, el mas retorcido y depravado club de la lucha que nunca nadie haya conocido.
La opinión de Sofía
Bien. Bien, bien, bien. Predicador ha vuelto para quedarse, con más marcha que nunca. Esto es lo que esperábamos de Jesse y los suyos. Movidas místicas muy tochas que nos dejan con el culo torcido al inicio de la temporada y que van aclarándose (aunque no mucho), conforme la misma avanza. Aunque sigo esperando a Hitler y a Eugene, que espero no tarden en aparecer; y he extrañado a Herr Starr en este capítulo, las tramas de Cassidy y Tulip me parecen magistrales. Jesse, como siempre, es la horma del zapato de ambos. ¿Por donde va a salir el Predicador esta temporada? No tengo la menor idea, pero de algo estoy segura… Va a doler.
Más, y mejor, la semana que viene. Hasta entonces… sed felices.