Nuevo episodio de Riverdale y, por lo tanto, nuevo análisis. Por cierto, una entrega brillante que nos hace olvidar muchos fallos que veníamos señalando. La serie, creada por Roberto Aguirre-Sacasa, es emitida por The CW y, para España, por Movistar+.
Bienvenidos sean a nuestro análisis semanal de Riverdale, hoy dedicado al episodio 12 de la quinta temporada (si lo prefieren, capítulo 88 en el listado total) que, parafraseando a la célebre película de Orson Welles, se titula Ciudadano Lodge.
La referencia no es casual: al igual que con Kane en aquel legendario filme (el relato en off de Jughead invita a rastrear su Rosebud) , deconstruimos el pasado de Hiram Lodge, lo cual no solo nos ayuda a entender cómo llegó adonde está, sino también su obsesión por destruir Riverdale o por captar almas perdidas como Reggie Mantle. Se agradece porque ya era hora de que lo explicaran y, además, nos han entregado un episodio formidable.
Tratándose de Hiram, son inevitables las referencias a las películas de El Padrino u otras de mafia y hasta por momentos pareciéramos estar viendo un episodio de Los Soprano o Boardwalk Empire. De manera tangencial, su historia nos ayuda también a entender la de Reggie, cuyas motivaciones eran hasta ahora poco claras, lo cual venía siendo motivo de queja por parte de quien suscribe.
Pasemos ya mismo a naalizar el episodio no sin antes advertir que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA ni dejar de recordar que pueden ver aquí nuestros análisis anteriores.
Un Último Encargue
Todo mafioso tiene su historia, se nos dice al principio, mientras vemos a Hiram despertarse en la mañana y dedicarse a entrenar su físico o cepillar con obsesión enfermiza un par de zapatos, imagen que tendrá sentido cuando conozcamos su pasado.
Reggie ha logrado cubrir la deuda de su padre y ello haría pensar en el final del vínculo, pero sin embargo, quiere seguir trabajando para Hiram, aunque entiende que, de hacerlo, no vendría mal un ascenso.
Se jacta de tener buenas ideas que podrían ayudarlo en sus negocios y Hiram, en efecto, le promete una posición privilegiada dentro de su círculo si antes le cumple un último encargue: conseguirle un arma limpia y que no pueda ser rastreada. Viniendo de él, no hay forma de no pensar que está tramando matar a alguien.
Vemos también cómo Reggie, en su trabajo como vendedor de autos, choca permanentemente con su padre Marty (Matthew Yang King), por desaprobar cada uno las estrategias de venta del otro.
Hay recriminaciones mutuas: de padre a hijo por estar trabajando para Hiram, de hijo a padre por no ser ejemplo de nada, anoticiándonos así de un violento pasado familiar que tiene a Marty como padre y esposo golpeador.
Los roces aumentan cuando este último visita a Hiram para pedirle que “libere” a su hijo, pero el resultado es el inverso: enfurecido, Reggie reafirma su vínculo con Hiram y hasta declara ya no tener padre.
Padre e Hijo
Una interesante conversación se convierte en disparador para un episodio en que predomina el flashback, pues Hiram dice reconocer en la relación entre Reggie y su padre algo muy parecido a lo que le tocó vivir con el suyo propio y así es como la historia nos lleva a New York, en 1988, donde los vemos a ambos en las calles como lustrabotas.
La recreación es maravillosa, ya que Mark Consuelos no encarna esta vez a Hiram sino a su padre Javier, mientras que su hijo Michael Consuelos, de evidente parecido físico, interpreta a un joven Hiram, del cual nos enteramos que su verdadero nombre era Jaime Luna. Elección acertadísima: el joven actor recrea perfectamente a su padre en cada gesto y modismo; hasta tiene la misma voz.
La vida callejera de ambos da un giro cuando un cliente que ha olvidado su billetera paga el lustrado de sus zapatos con una pieza de paladio, según dice, procedente de Riverdale.
Ello anima a Javier a mudarse con su familia allí en busca del precioso mineral, empleándose su esposa como camarera en Pop´s y él como minero. Un derrumbe, sin embargo, lo deja sin empleo ni paladio, teniendo que volver con su hijo al oficio de lustrabotas, ahora en la puerta de Pop´s.
Es allí donde Hiram (aun conocido como Jaime Luna) recibe una jugosa propina de un mafioso local llamado Vittorio Alto (al igual que Corleone, apodado Vito), quien le ofrece cambiar de vida trabajando para él. Jaime duda, pero su padre, hombre honesto y laborioso, se lo desaconseja.
El Aprendiz
Una vez más y como ocurriera en la tercera temporada (episodio 4: El Club de Medianoche), los actores principales de la serie interpretan a sus propios padres, siendo entonces Camila Mendes quien da vida a una juvenil Hermione Gomez que, como sabemos, está destinada a ser esposa de Hiram.
Los primeros acercamientos a ella, sin embargo, no van bien para el joven Jaime, pues ella, repitiendo palabras de su madre, le rechaza por ser hijo de lustrabotas.
Ello hace que él, desoyendo el consejo de su padre y sabiendo que necesita ganar dinero, posición y respeto, se termine involucrando con Vito. Es decir que fue la necesidad de agradar a Hermione lo que le llevó por mal camino.
Como todo aprendiz del hampa, comienza desde abajo, es decir haciendo entregas, pero ello le es más que suficiente para juntar algún dinero e impresionar a la chica, a quien incluso invita a cenar en Pop´s, pero la velada se interrumpe bruscamente cuando se presenta la policía para arrestarlo.
Avisado por Hermione, Vito le paga la fianza y queda particularmente impresionado de que Jaime no haya hablado durante el interrogatorio policial.
Le toma en tan alta estima que lo asciende a recaudador, pero no solo eso: le recomienda casarse con Hermione y desprenderse cuanto pueda de su familia si ello es un palo en la rueda.
Aunque la Vida me cueste…
Los ingresos de Jaime se disparan de manera vertiginosa y gana definitivamente el amor de Hermione tras impresionarla con auto nuevo: él quiere cambiar de nombre y es ella quien le aporta el definitivo.
Pero el que reniegue de su apellido no puede, obviamente, ser bien visto por su padre, como tampoco que aporree a dos compañeros de colegio por burlarse de su intento de cambiar de imagen: uno de ellos es, justamente, Marty Mantle, con lo que comenzamos a entender la rivalidad.
La noticia de la golpiza llega a oídos de Javier, quien le reprende por renegar de sus orígenes y por ganar dinero sucio trabajando para un mafioso como Vito: más aún, va a hablar personalmente con este a los efectos de que se desvincule de su hijo y tiene la mala idea de amenazar con denunciarlo a la policía. El encuentro, desde ya, guarda similitud con el que, cronológicamente posterior, viéramos antes entre Hiram y Marty.
Pero ya sabemos que amenazar a un mafioso nunca puede terminar bien y Javier paga cara su ingenuidad. En lo que parece el inicio de una jornada cualquiera como lustrabotas a la entrada de Pop´s, es acribillado desde un auto en una escena de cámara lenta que es absolutamente magistral: Javier cae abatido con la vista perdida en las alturas mientras sostiene aún el trapo de lustrabotas, perfecto ícono de una vida honesta a la que nunca quiso renunciar; los casquillos de las balas rebotan contra el piso al igual que las naranjas que Pop ha dejado caer por el susto…
Como fondo y rematando la escena, la voz de Carmen Goett nos canta… “y aunque la vida me cueste, llorona”. Exacto: ese fue el precio que pagó Jaime por su honradez y también el mensaje que va a recibir tristemente su hijo, que en la vida no sirve hacer las cosas bien. Vamos entendiendo mucho más a Hiram.
Hay un nuevo Rey
El funeral es un desfile de personajes: volvemos a ver a Marisol Nichols pero, claro, no interpretando ahora a Hermione sino a su madre Apollonia, que da sus condolencias a Hiram y le pide disculpas por haber descalificado su origen social.
También vemos a Madelaine Petsch interpretar no a Cheryl, sino a su madre Penelope, mientras adjudica lo ocurrido a la mala vida que Hiram eligió; Hermione, sin embargo y haciendo caso omiso a sus palabras, se aferra todavía más a él.
El propio Vito, en cínica actitud, se acerca a saludar y no duda en remarcarle a Hiram que ahora será más libre para elegir su camino. El rostro del joven revela que en su cabeza está uniendo cabos pero, además, tramando venganza.
Yendo entonces después por Vito, encuentra jugando a los naipes a tres de sus esbirros, en rigor los autores materiales del asesinato.
Luego de preguntar sin suerte por el jefe mafioso, acaba con los tres y, en otra lograda escena, regresa a casa ensangrentado y con dos batidos seguramente comprados en Pop´s que, muy fríamente, anuncia a su madre que colocará en la nevera. Acaba de matar a tres personas pero parece no importarle.
Hiram es, definitivamente, otra persona y, tal como prometiera a su madre, se ha desvinculado de Vito, tal vez no del modo en que ella lo imaginaba.
Rosebud
El hecho de que Hiram no haya dado con el jefe mafioso nos hace caer en la cuenta de que este sigue vivo y podemos entonces imaginar cuál es el sentido detrás del encargue a Reggie. Un salto temporal en su relato nos lleva a su matrimonio con Hermione, al nacimiento de Veronica y la mudanza a New York.
Consultado por Reggie sobre por qué regresó a Riverdale, cuenta que su padre tenía razón sobre el paladio, pero que buscaba en el lugar equivocado: ha encontrado una veta a la que ocultó construyendo la cárcel encima, valiéndose de los reclusos para excavar el mineral. Sin embargo, dice que el potencial de la misma es bastante pequeño y sabe de una mucho más rica bajo la arboleda de los Blossom, lo cual explica su obsesión con esas tierras que, recordemos, intentó comprar a Nana Rose. Su justificación, sin embargo, pasa menos por lo económico que por cumplir el sueño de su padre: si no lo hace, dice, todo su esfuerzo habrá sido en vano.
Pero primero a lo primero: Hiram ha averiguado en dónde se encuentra Vito y pide a Reggie que lo lleve allí. Se trata de una residencia geriátrica en la cual el ex jefe mafioso yace decadente y decrépito sobre una cama.
Luego de decirle quién es y antes de que pueda pedir ayuda, Hiram le apoya una almohada sobre el rostro y dispara a través de ella.
La cuenta del pasado ha quedado saldada y mientras regresan en el auto, Hiram le dice a Reggie que no sería conveniente que siguiera a su lado. Aun cuando este insiste en querer hacerlo, le remarca sobre la importancia de apartarse del mal camino a tiempo y la necesidad de darle una segunda oportunidad a su padre.
Él mismo afirma que cambiaría todo por volver a lustrar botas junto al suyo. Una imagen casi poética que remite una vez más a Ciudadano Kane, con ese recordado final sobre el que nada diré por si nunca la han visto. Hiram tiene ya su Rosebud…
Reggie, en efecto y oyendo su consejo, vuelve junto a Marty y acuerda continuar en el negocio de los autos, poniendo como condición ser escuchado de allí en más, algo a lo que su padre, dolido y lleno de culpas, accede de buen grado.
Se produce entonces el abrazo entre padre e hijo, ese que Hiram no tuvo oportunidad de hacer para despedirse…
La última escena nos lo muestra en la cama dando cuenta de un helado y mirando el reality show de su ex esposa con participación de Veronica.
Se le ve divertido, pero su rostro se ensombrece cuando Hermione hace referencia a él y dice que nunca estará satisfecho. De inmediato, suena el teléfono y quien le llama es Hermosa, su otra hija y media hermana de Veronica.
Con toda naturalidad, hablan sobre el asesinato de Vito y ella no se sorprende cuando él le dice que ya ha sido vengado su abuelo. Más aún: la conversación revela que fue ella quien le ayudó a dar con Vito, además de infiltrarse como empleada en el geriátrico y encargarse de limpiar cualquier huella, así como de borrar todas las filmaciones de las cámaras de seguridad.
Balance del Episodio
Después de varios episodios entretenidos, pero llenos de incongruencias, hemos visto una entrega brillante que nos hace volver a creer en la serie. Es posible que el centrarse en un flashback haya llevado a focalizar mejor la historia, cuando lo habitual es que todo se disperse.
Pero ha sido realmente bueno que, por fin, nos mostraran el origen de Hiram. ¿Algo tarde? Puede ser, pero hay un muy trillado dicho acerca de las cosas que llegan tarde, así que, justamente, no lo diré por trillado. Lo remarcable es que ya no veremos a Hiram como un villano lineal y sin matices. Ahora conocemos, de hecho, el origen de su odio por Riverdale, una comunidad que, en buena medida, le despreció por su origen. De algún modo, Hiram ha tenido su Joker o su Cruella por nombrar películas que, en los últimos tiempos, nos han hecho sentir empatía por dos terribles villanos al arrojar luz sobre sus respectivos pasados.
Por otra parte, esta entrega se hace doblemente buena por el gran trabajo del joven Michael Consuelos, a quien ya habíamos visto brevemente interpretar la versión joven de su padre en aquel mencionado episodio de la tercera temporada, pero que ahora, al ser centro de la trama, ha tenido oportunidad de lucirse con una recreación tan perfecta que nos hace lamentar que, muy probablemente, no lo vayamos a ver seguido al estar su personaje ubicado en otra línea temporal y, por lo tanto, supeditado a posibles flashbacks.
Pero no dejemos tampoco de lado lo hecho por su padre: no solo Hiram se nos revela ahora como un personaje más rico y lleno de matices, sino que Mark Consuelos ha demostrado ser capaz de interpretar con solvencia lo contrario de lo que habitualmente encarna.
Es igualmente para celebrar el que, por fin, entendamos el comportamiento errático de Reggie ahora que conocemos su historia y también, como dato menor (pero no para mí) el ver otra vez a Pop, aunque más no sea en su versión juvenil: la serie nos empieza a generarnos una nostalgia propia y autorreferencial, pues ya estamos extrañando cosas cuando aún está en emisión…
Y si hablamos de personajes y actuaciones, un último punto a destacar y que se agradece: el poderlo ver en el papel de Vito al portugués Justin Louis Ferreira, un actor que ha merecido roles más centrales que los que ha tenido en su carrera y a quien verle me hace sentir nostalgia por esa gran serie que fue Stargate: Universe, la mejor de la franquicia Stargate y, sin embargo, cancelada injustamente tras dos temporadas. Una pena que su personaje haya muerto pues significa que probablemente no le volveremos a ver.
El episodio rezuma, además, una profunda sensación de tristeza y, sobre todo, emociona, lo cual no es poco y nos lleva a decir que Riverdale, aun con todos los cuestionamientos que semana a semana le hacemos desde esta web, sigue siendo una serie que, cada tanto, tiene la agradable costumbre de sorprendernos.
El próximo episodio se titula Reservoir Dogs, en claro homenaje a la película que marcara el debut como director de Quentin Tarantino. No sabemos con qué se vendrán y es probable que la historia vuelva a la dispersión y fragmentación que le conocemos pero, de momento, aplaudamos y pidamos por más episodios como este.
Ojalá así sea. Los dejo con La Llorona. Hasta el próximo análisis y sean felices…