Nuevo episodio de Star Trek: Discovery y por lo tanto nuevo análisis, tocándonos hoy el tercero de esta temporada final cuyo título es Jinaal y que, como los dos anteriores, sigue trayéndonos conexiones con la franquicia. La serie, creada por Bryan Fuller y Alex Kurtzman, puede ser vista por Skyshowtime para España y por Paramount+ para América Latina.
Bienvenidos nuevamente, trekkies y no tan trekkies, a un nuevo análisis de Star Trek: Discovery, en este caso para desgranar lo que nos ha dejado un tercer episodio sin la adrenalina e intensidad de los anteriores (en parte por la fragmentación de la historia en cuatro subtramas), pero que ha avanzado algo más en el enigma principal y sumado nuevas conexiones con la franquicia y particularmente con arcos algo olvidados, pues así como el primer episodio rescató una trama de The Next Generation, este hace algo parecido con Deep Space Nine.
Pero pasemos mejor a ver qué nos ha dejado esta nueva entrega no sin antes advertir que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA ni dejar de recordar que pueden leer aquí nuestros análisis previos.
Las Decisiones de Michael
Tras haber hallado en Lyrek la pista que lleva a Trill, la tripulación de la Discovery se apronta a partir hacia dicho planeta y Book sorprende a Michael pidiendo ser parte: su interés, claro, tiene que ver con la revelación que nos dejara en el episodio anterior de su parentesco con la tal Moll. Se advierte que a Michael le incomoda el “flamante” pasado de Book, no se sabe si por celos o por temor de que, debido al vínculo, sea “blando” o condescendiente con la muchacha.
Sin embargo y tras decirle que lo pensará, termina accediendo a la solicitud en una nueva decisión inconsulta que podría meterla en problemas. Ya en el episodio anterior sumó a Rayner a pesar de que la flota lo pasó a retiro y ahora lo hace con alguien que ni siquiera es miembro de la misma y sobre el cual pesa una sanción de tipo judicial. Salta a la vista que se está guiando más por instintos y sentimientos que por la razón, pero habrá que ver cómo lidia con todo eso llegado el momento…
Veinte Palabras
Analizando la pieza hallada en Lyrek, Adira y Tilly han descubierto un patrón de puntos coincidente con la marca que los trill llevan en el rostro y que, como alguna vez nos fuera dicho, es diferente para cada uno: prácticamente una huella dactilar. Buscando coincidencias en la base de datos, descubren que se corresponde con un tal Jinaal, con lo que ya saben a quién buscar.
Rayner, en tanto, está obsesionado con hallar la pista de Moll y L’ak, de quienes presume que podrían estar en Trill o bien en camino, pero se conduce de manera demasiado independiente y como si el resto de la tripulación no existiese. Al ser recriminado al respecto por Tilly, accede de mala gana a conceder solo veinte palabras por separado a cada integrante para que le convenzan de que tienen algo relevante para aportar.
Las sucesivas “entrevistas” generan situaciones tensas, particularmente con Reno, o divertidas y muy fanservice, como cuando el teniente Christopher, después de contar que tiene como mascota un tribble, busca llevar tranquilidad diciendo que le ha esterilizado.
Stamets es quien más tiene para aportar y ello hace que Rayner le conceda más de veinte palabras: su hipótesis es que así como la tecnología de los Progenitores ha generado vida, también podría traer nuevamente a la vida a alguien que ha muerto. La sugerencia es interesante y nos hace acordar al Proyecto Genesis, a la vez que preguntarnos si veremos resucitar en el siglo XXXII a algún personaje importante del pasado de la franquicia. Y si la trama está conectada con TNG, ¿sería muy loco pensar que…? No, mejor sigamos, pero no me digan que no sería un gran cierre…
Lo cierto es que a pesar de concederle más palabras que al resto, la idea de Stamets es desdeñada por Rayner, quien en privado es recriminado nuevamente por una decepcionada Tilly que no veía a Stamets así de entusiasmado desde las esporas. De modo ingenioso, pide por sus veinte palabras, pero llega al límite cuando está a punto de insultarlo…
Zhian´Tara
Llegados a Trill, tienen problemas para transportarse. Alguien que se presenta como Guardián XI les somete a un acertijo como paso previo y Michael logra resolverlo con el poema que hallaran en Lyrek. El sujeto les habilita el paso, aunque luego sabremos que no tiene gran idea sobre el acertijo en sí, sino que simplemente ha cumplido con lo que le han encomendado.
El tal Jinaal lleva siglos muerto, al menos en esa forma física, pero ocupa hoy el cuerpo de una anciana llamada Kalzara Bix y la única forma de establecer contacto es a través del ritual conocido como Zhian’ Tara, que alguna vez conociéramos en Deep Space Nine (temporada 3, episodio 25) y al que se sometiera Jadzia Dax. En el mismo, recordemos, los recuerdos de un anfitrión anterior (en este caso Jinaal) son transferidos telepáticamente y de manera temporal a uno nuevo, rol para el cual el doctor Culber se ofrece como voluntario.
Una vez que Jinaal está “dentro” de él, se ofrece a guiar a Michael y Book hasta la siguiente pista del enigma, aunque por momentos pareciera más interesado en volver a disfrutar del aire libre y de tener otra vez una forma física…
Problemas de Pareja
Por otra parte, la llegada del grupo a Trill ha significado también el reencuentro entre Adira y Gray, quienes, recordemos, alguna vez habitaran un mismo cuerpo. La primera manifiesta que quisiera que estuvieran más cerca, pues se han alejado demasiado para lo unidos/as que estaban, mientras que la segunda replica que es importante y necesario que puedan crecer y desarrollarse de manera independiente.
Sacando el buen trabajo de Blu del Barrio, nada demasiado interesante: las largas miradas recíprocas de ojos ensoñados y sonrisas angelicales solo vienen a reflotar uno de los arcos más insufribles y que menos ha aportado a la serie. Por suerte dura poco: Adira es un personaje mucho más interesante en soledad…
No son los únicos que la tienen difícil con las relaciones de pareja. En la sede de la flota, Saru está ejerciendo su nuevo rol diplomático y parece irle bastante bien tanto a la hora de atender las necesidades de los mundos más pequeños como a la de mediar en las diferencias. Pero Dunik, el asistente de T’ Rina (Victor Andres Turgeon-Trelles), le plantea que su cercanía con ella no es políticamente conveniente, pues el vínculo involucrado podría hacer poco imparciales sus acciones diplomáticas a los ojos de los vulcanos de línea dura.
Pero cuando Saru le plantea entonces a T´Rina la conveniencia de un cierto alejamiento para no meterla en problemas, ella objeta que no necesita un guardián y se mantiene firme en su decisión de no ocultar nada, lo cual él termina aceptando. La cosa marcha hacia el matrimonio, pero está claro que Saru extraña la flota y habrá que ver de qué modo se resuelve ello…
Conectar
En Trill y ocupando el cuerpo de Culber, Jinaal guía a Michael y Book a través de un cañón en busca de la segunda pista. Por el camino y mientras se oyen cada vez más cercanos los rugidos de una bestia carnívora a la que él llama “intronok”, les cuenta que formó hace ochocientos años parte del grupo de científicos que decidió ocultar la tecnología de los Progenitores a los efectos de que no fuera utilizada por ninguno de los bandos en pugna durante la Guerra del Dominio y quedara a la espera de alguien responsable y digno de tenerla en sus manos.
Al llegar al lugar de destino, se encuentran frente a frente con la criatura, que luce como una mezcla entre los “bichos” de Starship Troopers y el “ente” de Planeta Prohibido. El dato que Jinaal no les había dado es que es capaz de camuflarse y hacerse por momentos invisible, además de arrojar plasma: por cierto, no hay noticias de él, que ha desaparecido de escena.
La pista que buscan se halla bajo unas rocas, pero Michael descubre que hay huevos de la criatura, por lo que se entiende su comportamiento agresivo y para colmo hay dos. Ocultándose de los ataques, Book logra establecer contacto y transmitir a los intronoks que no han ido por sus huevos, distracción aprovechada por Michael para hacerse con la pieza que buscan.
En el camino de regreso, se encuentran con Jinaal/Culber que, tomando plácidamente sol sobre una roca, se muestra sorprendido y satisfecho de que hayan sobrevivido: todo fue una prueba para saber si eran realmente aptos de llevarse la pieza. Al haber desistido de matar a los intronoks y preferido entenderse con ellos, han dejado en evidencia sus buenas intenciones y que son el tipo de personas a quienes esperaba…
Ya de regreso en las cuevas de la comunidad trill, el ritual vuelve a separar a Jinaal de su anfitrión y así, con Culber en su versión original, el grupo vuelve a la Discovery con la segunda pieza del puzle. Antes de partir, advierten a los trill acerca de Moll y L’ak, a lo que responden tener sus propios medios para protegerse.
A Rayner, por primera vez, se le ve algo culpable tras las críticas vertidas por Tilly. En su defensa, efectúa un rápido análisis de la personalidad de cada uno de los miembros de la tripulación, pretendiendo así demostrar que no es cierto que no les escuche. Ella replica que una cosa es analizarlos y otra conectar, lo que es coherente con lo hecho por Book y Michael con los intronoks.
En la comunidad de los trill, mientras tanto, vemos a estos dar cierre a su ritual mientras uno se desprende del resto y, al quitarse el embozo, se nos revela como Moll: primera y única vez que aparece en el episodio, confirmando así la presunción de Rayner de que ella y L’ak se hallaban en el planeta…
Balance del Episodio
Como hemos dicho al principio, no fue una entrega cargada de acción y adrenalina como las anteriores, pero ha tenido su interés a partir de un concepto central: conectar. Ese es el problema para Saru y T´Rina, así como también como para Adira y Gray. En el primer caso, hay una parte que quiere hacerlo menos (Saru) y otra que prefiere ser sincera y no ocultar (T’ Rina); en el segundo, por el contrario, hay alguien que busca una mayor conexión (Adira) y otra que prefiere que los caminos fluyan por separado (Gray).
Pero conectar es también lo que hacen Michael y Book para entenderse con las criaturas carnívoras y conseguir su cometido. Y es lo que, según Tilly, necesita y no sabe hacer Rayner para obtener el máximo rendimiento posible de sus subordinados. Es evidente que, en esa especie de clase que le da acerca de liderazgos y manejo de grupos, ella confirma las virtudes que mostrara en la temporada anterior (episodio 4), además de seguir anunciando su rol en la inminente serie Starfleet Academy. Y es una dicha que la sigamos teniendo a bordo de la Discovery cuando habíamos temido que ya no.
Pero allí no acaban las conexiones: además la temporada se sigue conectando con el resto de la franquicia, lo cual se hace cada vez más notorio a medida que transcurren los episodios y, en este en particular, con una referencia puntual a los tribbles de la serie original (temporada 2, episodio 15), que cada tanto reaparecen en forma de guiño y homenaje en otras series o incluso películas del universo trekkie, ya sea de modo más o menos central a la trama o con fugaces cameos y comentarios, como es el caso aquí.
Más sustancial al episodio ha sido todavía la conexión con DS9 y, particularmente, con el ritual Zhian’ Tara que, hasta donde recuerdo (pido ayuda si me falla la memoria), no había sido nunca revisitado. Ello nos permitió ver una gran actuación de Wilson Cruz, recreando de manera más que solvente una personalidad enteramente distinta a la de Culber.
Las criaturas han estado magníficas y si debo objetar algo a esa subtrama es que se resolvió de modo demasiado parecido a la de los drones en Lyrek, es decir con uno distrayendo y otro apoderándose de la pieza, aunque con los roles de Michael y Book cambiados. Esperemos que no se convierta en un recurso demasiado reiterado…
Y si hablamos de reiteración, el perfil histriónico que Sonequa Martin-Green había exhibido en la anterior entrega ha estado aquí por suerte ausente, viéndosela más bien todo el tiempo con una sonrisa beatífica a lo Buda: no es que igualmente no canse un poco, pero se parece más a la Michael que conocemos.
No hemos sabido gran cosa de Moll, salvo por el cliffhanger final, pero el tenor de su relación con Book sigue siendo un misterio, así como el modo en que este se comportará cuando esté frente a frente con ella (hasta ahora, en la serie, solo lo ha estado ante su holograma).
La subtrama de Saru puede llegar a ser atractiva, porque es evidente que extraña estar a bordo de la Discovery y se me ocurre que volverá a ser así en algún momento o bien será importante desde el lugar que ahora ocupa. Y Rayner sigue mostrándose como un personaje interesante, cuyo pasado aún no conocemos del todo…
Por lo pronto, la “búsqueda del tesoro” sigue en marcha y la revelación hecha por Jinaal marca un punto de quiebre ahora que sabemos que las piedras que Michael y Book encuentran en su camino han sido puestas deliberadamente para proteger esa especie de “espada en la piedra” a la espera de un rey Arturo capaz de utilizarla con responsabilidad. Y la referencia mitológica (en este caso celta) no es casual porque muchas de las pruebas, enigmas y acertijos que nos van presentando remiten bastante a mitos griegos.
En definitiva y aun con algunos peros, un más que correcto episodio que nos deja en espera de nuevas pistas que sigan guiando hacia la resolución de la trama y, por supuesto, a un final de la serie que ya está un capítulo más cerca.
Hasta la próxima y sean felices. Larga vida y prosperidad…