Nueva entrega de Star Trek: Strange New Worlds y, por lo tanto, nuevo análisis. Nos toca hoy el cuarto episodio de esta segunda temporada y su título, en clara referencia mitológica, es Entre los Devoradores de Loto. La serie, creada por Akiva Goldsman, Alex Kurtzman y Jenny Lumet, es emitida por Skyshowtime para España y por Paramount+ para América Latina.
Hola otra vez, trekkies y no tan trekkies. Bienvenidos nuevamente a otro encuentro con el capitán Pike y su tripulación, hoy con un episodio que, justamente y por primera vez en lo que llevamos de esta segunda temporada, lo tiene a él como eje central, aunque tambien Ortegas ocupa parte importante lugar en la resolución final de la trama. Esta cuarta entrega de Star Trek: Strange New Worlds lleva un título que hace clara alusión a los mitos griegos y, particularmente, a la Odisea: ya hablaremos de ello…
Pero además y como bien sabemos, el universo trekkie está también para esta altura dotado de una mitología propia y el episodio está, de hecho, plagado de referencias a la franquicia, muy especialmente a la serie original y, en menor medida, a Star Trek: The Next Generation.
Pero pasemos ya mismo al análisis no sin dejar de advertir que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA ni de recordar que pueden echar ojo aquí a nuestros análisis previos.
Regreso a Rigel VII
Esta vez comenzamos con lectura de bitácora del capitán, lo cual anuncia para Pike un lugar más central que en los tres anteriores episodios. La Enterprise está realizando una misión conjunta con la USS Cayuga para mapear un sistema binario y, en medio de ello, él tiene una de sus veladas con Batel.
Como es habitual, Pike está cocinando la cena y ella, para no caer con las manos vacías, le trae un presente: un talismán que él reconoce como “clave de marinero opeliano” y que, según Batel, guía a los extraviados.
La mala noticia es que ella está a punto de ser traslada al Cayuga y no será ascendida a comodoro como se suponía: el responsable es el fiscal Pasalk, quien no ha hablado bien tras su desempeño en el juicio contra Una dos capítulos atrás.
Pike siente culpa: considera que la relación le está perjudicando a ella su carrera y deberían quizás separarse por un tiempo. Desilusionada, ella lo toma como excusa oportuna y se marcha. Él tiene problemas para consolidar relaciones y siempre termina huyendo: así se lo recrimina Una al enterarse. Como confirmando la acusación, él dice tener de momento otra prioridad…
A lo que se refiere es a que la Enterprise ha sido enviada a Rigel VII, planeta en el cual cinco años atrás llevaran a cabo una misión que costó la vida a tres tripulantes. Si nos suena el incidente, no es porque lo hayamos visto, sino porque fue mencionado en los primeros minutos de La Jaula, episodio piloto de 1965.
Los kalar, especie que habita el planeta, son una sociedad dividida en castas y la de los guerreros está utilizando tecnología de la flota, tal como lo evidencia un reconocible y enorme logo en su palacio de gobierno. Ello entra en conflicto con la Primera Directiva por tratarse seguramente de tecnología que quedó allí tras aquella fallida misión: la Enterprise debe solucionar el desmadre que generó…
La Jaula
Rigel VII no es cualquier planeta: su atmósfera está cargada de radiactividad y hay escombros orbitando que, según Spock, pueden tener que ver con el choque de dos lunas y consecuente desprendimiento de un asteroide que habría impactado contra la superficie un par de milenios atrás.
El grupo de desembarco está integrado por La’an, M´Benga y el propio Pike. A los efectos de no cometer más invasión cultural, van ataviados como locales y llevan traductores subdérmicos, así como instrumental arcaico que no entra en conflicto con la tecnología autóctona: un catalejo, por ejemplo…
A poco de llegar, el planeta comienza a hacerles sentir sus efectos y la primera en sufrirlos es La’an: le zumban los oídos y tiene algún momento de confusión y olvido. Se evalúa regresar a la lanzadera para atenderla correctamente, pero están ya bastante lejos y después de todo, dice M´Benga, su pulso está normal y no habría de qué preocuparse.
Al llegar ante los guardias de palacio, todo intento de pasar por locales cae en saco roto cuando les reconocen como de la flota: la Primera Directiva está mucho más dañada de lo que parecía. Pero la sorpresa mayúscula llega cuando son llevados ante el soberano del lugar y resulta ser Zac (David Huynh), uno de los miembros de aquella expedición al que, como a los demás, se había dado por muerto…
La sorpresa de Pike es grande, pero también el resentimiento de Zac, quien considera que lo abandonaron. Gracias a la tecnología de la Enterprise, ha sobrevivido y se ha convertido en líder de los kalar, pero no ha sido fácil: según cuenta, hay algo extraño en la atmósfera del planeta que provoca zumbido de oídos, miedos y por último pérdida de la memoria.
Pero se siente cómodo allí con su reino y sus súbditos, no teniendo interés en regresar con quienes le dieron la espalda. Por el contrario, hace encerrar a los recién llegados en una jaula: obvia referencia a aquel episodio piloto…
El Camino de las Emociones
Expuestos al aire de Rigel VII, el trío de desembarco comienza a sufrir los síntomas antes mencionados, lo cual es la idea: no logran recordar qué hacen allí e incluso La’an desconoce a sus propios compañeros y se comporta de modo violento.
Un sujeto llamado Luq (Reed Birney), cuyo nombre sabe por llevarlo en el brazo, les explica que allí los trabajadores manuales olvidan todo cada noche y retienen solo las conductas básicas, como comer y hablar. Pero al parecer eso no afecta a quienes viven en palacio, únicos que conservan sus recuerdos.
De pronto, Pike recuerda que el talismán que lleva al cuello le fue obsequiado por alguien: las emociones están reemplazando a los recuerdos. Un guardia trata de hacer volver a Pike al trabajo y la cosa termina en lucha. La´an, a golpes de martillo, da cuenta de otro, pero queda herida y M´Benga asiste rápidamente a curarla, de lo cual deducen que debe ser médico o algo cercano. Pareciera que los recuerdos no están del todo olvidados, sino que necesitan de un estímulo emocional para emerger…
Para darle atención, llevan a La’an a la vivienda de Luq. Este parece dar por sentado que morirá y no entiende tanto esfuerzo en querer salvarla. La ventaja de olvidar, dice, es que la angustia de perder a un ser querido queda borrada al eliminarse su recuerdo en vida: de lo que se trata es de vivir el presente. A Pike no le convence y sigue empecinado en curarla, aunque M´Benga no logra recordar sus conocimientos de medicina…
Un tótem en medio de la vivienda cuenta la historia de los kalan, divididos por los dioses en dos: los que retienen sus recuerdos y los que no. Pike ve la leyenda demasiado conveniente para los miembros de la casta gobernante y cuando pregunta de qué modo logran estos recordar, Luq dice no saberlo, pero sí que supuestamente hay en el palacio un cofre en que están guardados los recuerdos de todos…
Soy Erica Ortegas…
Los síntomas no solo se hacen sentir en la superficie del planeta sino también a bordo de la Enterprise, siendo la primera la alférez Uhura.
Pronto comienza a haber otros afectados y Spock interpreta que tiene que ver con algo que dimana el planeta: sería mejor, sostiene, esconderse tras los escombros usándolos como barrera.
El problema es que quien puede hacerlo es Ortegas y también está sufriendo pérdida de recuerdos. Presa de angustia, manifiesta deseo de “ir a casa” y el ordenador de la Enterprise la envía a sus habitaciones, pero no sabe cómo llegar, así que le da instrucción de que siga el rastro iluminado en el camino: todo un guiño a cuando Riker no sabía cómo llegar a las suyas en Encuentro en Farpoint, doble episodio piloto de Star Trek: The Next Generation.
En los corredores, la situación es caótica: los tripulantes lucen perdidos y aterrados. La nave es golpeada por un escombro tras otro mientras Ortegas ruega al ordenador que les saque de allí y no puede hacerlo, pues la piloto es ella…
Es así cómo Ortegas se entera de quién y qué es lo que hace en la Enterprise. Repitiéndose una y otra vez que es Erica Ortegas y piloto de la nave, regresa al puente de mando para hacerse con los controles argumentando que “siente” que puede conducirlos. Spock objeta que “las emociones no son hechos” pero, haciendo caso omiso y, basándose en su intuición, ella guía a la Enterprise hasta ponerla a salvo navegando por entre los escombros e incluso destruyendo uno al no poder esquivarlo. Gran escena, de las que nos gustan…
La Persistencia de la Memoria
Pike y M´Benga intentan llegar al palacio en el convencimiento de que allí se encuentran almacenados sus recuerdos y, con ellos, los conocimientos necesarios para asistir a La’an. Luq les enseña el camino, pero se niega a acompañarlos: no quiere reencontrarse con sus recuerdos porque teme al dolor que pudieran provocarle.
Se abren camino por entre los guardias, pero M´Benga es herido y no puede seguir, por lo cual Pike debe entrar al palacio en soledad. Consigue llegar hasta Zac y reducirlo, pero cuando le pregunta por el cofre, solo suelta una risa porque el mismo solo contiene herramientas y el resto es leyenda. Pike está a punto de matarlo, pero se frena porque en ese momento recuerda quién es y matar no está en su esencia…
Lo que protege a la casta gobernante es en realidad el material con el que está hecho el palacio y así es cómo Pike acaba llevando a M’Benga y La’an para la correcta curación de ambos una vez recuperados los recuerdos. Luq, que al principio se había negado, también está allí y con los ojos en lágrimas, pues ha recordado a las personas que quería y ya no están, entre ellas su hijo. Contrariamente a lo que temía, se siente bien con ese recuerdo porque reactiva su parte emocional.
En cuanto a Zac, Pike acepta la culpa de haberlo equivocadamente dado por muerto, pero no le justifica sus acciones posteriores: será llevado a comparecer ante la Flota…
Final Feliz
La Enterprise ha sido puesta a salvo por Ortegas y el diagnóstico de Spock era equivocado. Los escombros no hacían de barrera contra el mal que les afectaba sino que, justamente, lo provocaban. Pike decide por ello recurrir nuevamente a los servicios de Ortegas para que se valga de los rayos tractores y limpie la zona de elementos nocivos.
Spock ensaya una queja por estarse violando la Primera Directiva, pero Pike repone que la historia de la civilización en Rigel VII fue cambiada por un asteroide, lo cual es accidental y no lógico: no hay nada de malo, por lo tanto, en volver a encauzar el rumbo. El vulcano encuentra aceptable el argumento.
Pero queda algo por recomponer y es la relación con Batel. Pike le pide disculpas y reconoce haberse equivocado, a la vez que agradece el talismán que, en efecto, lo guió en su extravío. Y a diferencia del romance de la entrega anterior, este tiene final feliz con beso incluido…
Balance del Episodio
Otra gran entrega: la serie no decae y la segunda temporada sigue manteniendo el nivel por lo alto. Hablábamos de la referencia mitológica en el título del capítulo y, en efecto, los devoradores de loto o “lotófagos” son mencionados por Homero en la Odisea como pueblo que se alimentaba de una planta que les hacía olvidar su pasado y sus seres queridos para vivir un presente indiferente y apático. Imposible disociar de la trama de este episodio a pesar de que solo el título haga alusión al mito.
Pero también señalábamos que la franquicia tiene ya su propia mitología y hay referencias más que evidentes, sobre todo a la serie original, que es con la que más cercanía hay en cronología, personajes y estilo autoconclusivo. De hecho y creo que más que ninguna otra hasta ahora, esta entrega podría perfectamente cuadrar como una más de aquella serie: hasta falta viento en el planeta visitado…
La alusión más obvia es a La Jaula, episodio piloto en su momento no emitido, o a La Colección de Fieras (1×11 y 1×12), que lo reciclaba en formato doble. Y no deja de ser sorprendente que una simple y casi anecdótica mención pudiera convertirse en base de trama para una nueva historia: los cultores del canon pueden sentirse más que felices…
Pero no es solo La Jaula o La Colección de Fieras. La historia aquí contada también remite a otro episodio de la serie original y es El Síndrome del Paraíso (3×03), en el cual, durante una misión para salvar a un planeta del impacto de un asteroide, Kirk era prácticamente succionado por un obelisco cubierto de inscripciones (aquí tenemos un tótem) que le acababa ocasionando amnesia y le dejaba viviendo como dios de los nativos locales sin recordar por qué estaba allí ni la catástrofe que se avecinaba.
Y hay más: como Ortegas aquí, Spock intentaba alejar el asteroide con el rayo tractor y, al no poder hacerlo, hacía disparar los fáseres para destruirlo, pero sin éxito. Se puede concluir entonces que emulaba lo que antes había visto hacer a Ortegas, pero sin salirle bien…
La historia del que se considera traicionado y abandonado tiene además reminiscencias de Khan en Semilla Espacial (1×23) y, saliendo de la franquicia, de Kurtz en El Corazón de las Tinieblas, novela de Joseph Conrad en la cual, venerado como un dios por los nativos, el personaje edificaba su propio reino en el corazón de África y no deseaba volver a la civilización europea. Una historia luego adaptada por Francis Ford Coppola en Apocalypse Now, pero cambiando África por Vietnam.
Y no faltan homenajes a TNG, como cuando Batel dice haber encontrado el talismán en Gault, planeta en que se crió Worf durante su infancia antes de que su familia se trasladase a la Tierra. O cuando el ordenador de la Enterprise guía por los corredores a Ortegas de modo análogo a como algún día el de la Enterprise-D lo hará con Riker.
El olvido y la pérdida de identidad son presentados en este episodio como herramientas de dominación, lo cual, desde ya, se presta para muchísimas lecturas al llevarlo a la sociedad actual. Pero la lectura más interesante es que nuestros recuerdos no solo son meros datos sino también emociones que, en igual medida y aún más, construyen nuestra identidad.
Y la idea de que el dolor es también parte de lo que somos ha aparecido más de una vez en la franquicia, como en la tercera temporada de Star Trek: Picard o en el episodio Vida Real (3×22) de Star Trek: Voyager, en que el doctor se creaba para sí una familia holográfica que, demasiado perfecta y sin sufrimiento, no podía verse como real.
La Primera Directiva ha tenido también un lugar central, como cada vez que se presenta en la franquicia. Y la solución de Pike, algo discutible y subjetiva (no sé hasta qué punto el asteroide es “ilógico” si es parte de la misma naturaleza) sirve para volver a plantear cuán flexible puede ser ante determinadas situaciones.
Pike ha recuperado en este episodio el lugar central y la verdad es que, más allá de las excelentes entregas que nos han dado otros miembros de la tripulación, hay que decir que lo extrañábamos, tanto a él como a su jopo retro a lo Flash Gordon o Brick Bradford.
Solo por poner una pega, le faltó algo de protagonismo a Zac como villano o antagonista, ya que la mayor parte de la trama se decidió con él fuera de cámaras. Por lo demás, ha sido otro gran episodio y me gustaría saber si ustedes también lo ven así…
Hasta el próximo y sean felices. Larga vida y prosperidad…
Hay otra mención a Rigel VII que ya hemos visto, pero en el siglo XXV: en la tercera temporada de Picard hay un momento en que Riker menciona a Rigel VI y Jean Luc le corrige diciendo que es Rigel VII.
Hola, Angel: gracias por comentar. En cuanto comencé a leer y decías “hay otra mención a Rigel VII” pensé que me mencionarías una en Deep Space 9, porque allí hay otra y se me pasó mencionarla. Pero la de Picard la había olvidado y ahora que me lo dices, la recuerdo perfectamente. Gracias por el aporte! Larga vida y prosperidad…
Para mi el episodio es de los más flojos de esta temporada. Y lo lamento mucho porque la propuesta es buena, la idea del episodio es excelente, el esqueleto de la trama lo vale. Pero lo que falla es el guión como tal.
Es como que los guionistas tienen pereza de darle más sustento a la idea y lo resuelven muy livianamente.
La pelea final con Zac carece de fuerza y los diálogos son muy por debajo de lo que esperaba.
Insisto, la idea está bien, es buena, la esencia de lo que se quiere contar esta dentro de lo que queremos ver, y las referencias son un plus, pero no me convencen los diálogos en sí. Algunos pasajes sobresalen más que otros, Ortegas por ejemplo, o el comienzo y final con lo de Pike y Batel. Pero el problema o conflicto no lo siento bien contado.
Hola Diego: gracias por comentar. Coincido en cuanto a que a la resolución del conflicto le faltó fuerza. A eso me refería con lo de que Zac estuvo poco en pantalla y debería haber tenido más desarrollo como antagonista. Pero bueno, por lo menos a mí no me da la impresión de que ello tire abajo un capítulo completo al cual veo tan lleno de dobles lecturas y referencias que el balance me resulta positivo. Si somos estrictos, también puedo coincidir con lo de que es de los más flojos de la temporada porque solo llevamos cuatro y no hay duda de que no está al nivel de los dos anteriores. Lo ubico parejo con el primero, pero repito que a mí me gustó mucho en el balance.
Gracias por el aporte! Larga vida y prosperidad!
La verdad que salvo la abrupta resolución final… CAPITULAZO!! hace rato no había un peligro tan latente que afectara a la tripulación. Eso si no me gustó nada como se resolvió todo dentro de la nave con ese momento de lucidez de Ortegas ya que se supone que Spock es mas fuerte mentalmente y ni el pudo tener la mente fría en ese momento y ser útil. También coincido en lo del villano, creo que tiene una buena introducción pero su segunda aparición es decepcionante por que se supone que en ese momento debía presentar mayor resistencia. Esta historia se hubiese beneficiado de un doble capitulo por que tenia mucho potencial pero aun así me gustó ver a todos tan vulnerables sacando su lado salvaje como le pasó a Pike.