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Análisis de The Expanse. Temporada 1. Capítulo 7

Bienvenidos a una reseña más de The Expanse, vuestra dosis semanal de Space Opera y misterio espacial. En este séptimo capítulo de la temporada, titulado “Windmills“, Miller encuentra una nueva razón para seguir adelante tras tocar fondo, mientras que Holden y la tripulación del Roci se ven obligados a lidiar con un misterioso polizón. Avasarala por su parte se da un breve paseo por el rancho familiar de los Holden en  Montana para intentar averiguar las motivaciones de Jim. ¿Preparados para despegar? Pues abrochaos los cinturones porque a partir de aquí vienen spoilers.

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El Rocinante camuflado como carguero de combustible

Esta semana no tenemos un capitulo desbordante de acción sino más bien uno de transición con una pequeña crisis auto-contenida que nos mantendrá al borde del asiento además de sacarnos alguna que otra carcajada. Holden, su personalidad y sus convicciones toman una especial relevancia en este episodio ya que lleva un tiempo, por méritos propios, gravitando hacia la posición de capitán de nuestro pequeño cuarteto de supervivientes. La pregunta es: ¿Está preparado para asumir tal responsabilidad?

Chrisjen Avasarala está haciendo malabares para evitar que el sistema solar se convierta en un campo de batalla. Aunque los verdaderos instigadores de la guerra continúan en la sombra, James Holden, la persona que comenzó todo, sigue en juego y el conflicto le persigue a cada paso. Para intentar comprenderle mejor y anticipar su próximo movimiento, Avasarala decide visitar el rancho de Montana donde este se crió. Elise Holden, una de las madres de nuestro protagonista (recordemos que Jim tiene ocho progenitores) la recibe en su hogar y ambas mantienen uno de los deliciosos duelos de ingenio a los que la serie nos tiene ya acostumbrados. Poco a poco el pasado de Holden nos es revelado. Concebido por su familia como heredero único de un gran terreno codiciado por el gobierno, fue adiestrado como un líder desde su más tierna infancia, destinado a luchar una batalla perdida hasta el amargo final. Elise, incapaz de permitirlo, le empujó a dejar todo atrás y a unirse al ejército de las Naciones Unidas donde podría vivir libre de tal carga. Holden es –por lo tanto- un líder sin causa, un idealista  que se siente obligado a hacer lo correcto y con una marcada tendencia a ver el mundo en blanco y negro.

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Avasarala y Elise Holden hablan sobre el pasado de Jim.

En el espacio profundo el Rocinante, disfrazado de carguero de combustible, continua la misión de encontrar a “Lionel Polanski” el único superviviente del Scopulli. Cuando Alex descubre una misteriosa señal retransmitida desde la cubierta inferior, la tripulación se lleva una desagradable sorpresa, Kenzo, el espía de Avasarala (Elias Toufexis) se ha colado de polizón. Amos se encarga de encerrarle en la escotilla a modo de prisión improvisada y le informa de que pase lo que pase no saldrá con vida. Según Amos, la supervivencia es el único “juego” que importa.

“Cuando la jungla se despedaza a sí misma y se reconstruye de nuevo, tipos como tú y yo acabamos muertos. No significa nada. Quizá sobrevivamos y, bueno, eso tampoco significa nada”

La actitud de Amos le coloca en la parte opuesta del espectro de Holden. Si este no puede evitar hacer lo correcto, la única preocupación de Amos es sobrevivir a cualquier costa. Este choque de personalidades se pondrá en evidencia cuando un esquife de la flota marciana, alarmado por la extraña transmisión de Kenzo, se empeñe en abordar el Roci poniendo la misión en jaque. Con la tensión disparándose segundo tras segundo, el espía indica al grupo que las fragatas marcianas como la suya transportan una serie de códigos que, retransmitidos por radio, indican a otras naves de la flota que se encuentran en medio de una misión encubierta, lo que haría que les dejasen en paz de inmediato. Alex confirma la historia contándole al grupo que, cuando el pilotaba para marte, su capitán dejó ir a una nave sospechosa inmediatamente cuando su piloto terminó una retransmisión radiofónica con la frase “cojones de burro”. El único problema es que las claves se encuentran dentro de una caja sellada tras un password que el grupo desconoce.

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En esta ocasión Amos pone a prueba las dotes de liderazgo de Holden

A escasos minutos del abordaje, Naomi decide intentar reiniciar el sistema y forzar la cerradura mientras que Amos se preparara para repeler a los atacantes. Holden no piensa permitir que Amos  mate a la tripulación marciana después del sacrificio de los marines del Donnager y sus puntos de vista colisionan. Amos recrimina a Holden su incapacidad de hacer ningún sacrificio mientras que este le replica que Naomi tenía razón al tenerle miedo, su inestable estado mental le convierte en un peligro para la tripulación. Las imperfecciones del carácter de ambos se hacen patentes y en el momento más tenso del episodio, Holden apunta a Amos con su arma dispuesto a disparar si es necesario. Antes de que la sangre llegue al río, Naomi reinicia el sistema y Alex consigue convencer al esquife marciano de que les deje tranquilos sin olvidarse, por supuesto, de meter la muletilla “cojones de burro” al final de la conversación.

En el cinturón de asteroides Miller se encuentra más perdido de lo normal. Tras haber podido resolver finalmente el puzle de la desaparición de Julie, su despido repentino y la impotencia que este conlleva le han convertido en un amasijo de resentimiento, rabia y desprecio hacia sí mismo. Después de notificar a la familia de Julie sobre la indiferencia del cuerpo de policía de Ceres hacia la joven, intenta montar una escena para provocar a Anderson Dawes, pero el líder de la OPA sabe cuándo ha ganado la partida y no ofrece a Miller más que su condescendencia. En un último y desesperado intento de seguir la pista de la chica desaparecida, Miller vuelve al apartamento de esta y cuando está a punto de darse por vencido, un repentino mensaje vuelve a ponerle en marcha. Semetimba, un viejo camarada de la estación Eros le indica que una lanzadera con el nombre que estaba buscando, la Anubis 1-A, esta chupando cuotas por anclaje en el puerto del asteroide.

En un gesto simbólico, el ex-detective cuelga su sombrero y se prepara para partir hacia Eros en busca de Julie Mao y aunque aún no lo sabe, hacia su probable encuentro con James Holden y el resto de su tripulación.

Álvaro Pache
Álvaro Pachehttps://www.clippings.me/kreidart
Graduado en Estudios Ingleses por la Universidad Autónoma de Madrid. Aficionado a la literatura, el arte, el cine y el mundo de los videojuegos, con una especial predilección por el género de ciencia ficción en todos los medios.
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