Si, la hemos visto. En esta web no nos privamos de nada y os traemos la crítica de la película de moda, la Cenicienta de Camila Cabello, dirigida por Kay Cannon (guionista de Dando la nota) y producida por Jeff Bezos, es decir Amazon Prime. Que no se diga que no tenemos crítica de la película que igual impide a Spiderman: No Way Home ganar el Oscar a película favorita del público.
Una Cenicienta moderna
Ya coneceréis el cuento, contado hasta la saciedad en multiples versiones y formatos: una niña pierde a su padre y se queda con su madrastra y sus hermanastras, que le hacen la vida imposible, convirtiendola en la criada de la casa. También tenemos un principe casadero que no encuentra pareja y decide montar un baile con todas las mujeres casaderas del reino, a ver si pilla cacho. A nuestra protagonista le impiden ir al baile hasta que aparece su hada madrina y unos ratones, una calabaza y campanadas a medianoche y … en fin, ¿qué os voy a contar que no sepáis ya?
El caso es que aquí han querido darle variedad y se han pasado de frenada. Para empezar, nuestra Cenicienta está interpretada por Camila Cabello, estadounidense de origen cubano. En definitiva, latina.
Nada más empezar, nos anuncian que “Erase una vez un reino chapado a la antigua y anclado en la tradición” y que todo eso iba a cambiar. Porque nuestra Cenicienta no se conforma con hacer de criada, no. Ella va de empresaria emprendedora y sale a vender sus vestidos a la plaza, donde conoce al principe, que por cierto no está por la labor de gobernar el reino sino de ir de parranda con sus amigotes.
El padre del principe, un resignado Pierce Brosnan que ya está de vuelta de todo, intenta que el tarambana de su hijo entre en vereda y accede a montar el baile ya que el principe se ha encaprichado de Cenicienta, que por cierto no tiene reparos en subirse a una estatua de la plaza a criticar al rey. ¡Toma crítica a la monarquía!
Para ser más modernos que nadie, el hada madrina desprende brilli brilli por todos lados, encarnada por el icono de la moda Billy Porter, que por si no lo conocéis es alguien que no destaca por su discreción a la hora de lucir traje. Ella ayudará a Cenicienta a ir al baile, con unos ratones transformados en criados donde destaca James Corden, que siempre se apunta a un bombardeo.
Abreviando que esto se hace largo, al final el principe y Cenicienta no se casan sino que deciden viajar por el mundo, viviendo en pecado, y el rey elige como sucesora a su hija, mucho más espabilada que el principe. Así el reino da el salto a la más absoluta modernidad. Eso si, envuelto en trajes de colores chillones que rozan la horterada.
Con esa música cualquiera baila
Si, esta Cenicienta es un musical pero se ve que los autores son algo vagos y canciones originales hay más bien pocas. Han decidido ir a lo facil: empiezan adaptando el Rhythm Nation de Janet Jackson, la madrastra interpretada por Idina Menzel machaca Material Girl de Madonna, el principe se atreve con Somebody to love de Queen e incluso Pierce Brosnan, que no aprendió nada de Mamma Mia, canta de nuevo en una escena en la que se cachondea de sus dotes como cantante.
Así que si, la Cenicienta de Camila Cabelllo es un totum revolutum de bailes dignos de Hight School Musical y vertidos horteras y chillones donde nadie se toma en serio la película, siendo conscientes de lo que hay. Y lo más importante: integración racial, sexual y de todos los colores y emponderamiento femenino a tope. ¿No lo habían dicho al principio? Aquí están chapados a la antigua y esto va a cambiar.
Quizás por eso, por ser auto-paródica, por esa mezcla de cachondeo y conciencia social, por esa sensación de “sabemos que en el fondo no vamos a cambiar nada pero nos importa un rábano porque nos lo estamos pasando pipa”, quizás por todo eso y más es por lo que la película anda superando a Spiderman: No Way Home como favorita del público en esa nueva categoria que han creado. Así que si gana no digáis que no os avisamos. Yo ya la he votado porque siempre viene bien hacer un chiquilicuatre al establisment. Un saludo y sed felices.