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Crítica de La Guerra del Planeta de los Simios: Una obra maestra contemporánea

La Guerra del Planeta de los Simios, dirigida por el neoyorkino Matt Reeves, es la tercera parte de la trilogía iniciada en 2011 que nos contaba como un grupo de simios inteligentes se convertía en la raza dominante de nuestro planeta después de que un terrible virus acabase con la gran mayoría de la población. Esta nueva entrega, que se postula como una continuación directa su predecesora de 2014, El Amanecer del Planeta de los Simios, nos sitúa en el conflicto final entre los últimos restos de la especie humana y la colonia de simios dirigida por César, que se encuentra en busca de un nuevo hogar.

Siempre se ha dicho que el tercer acto de una película es el más difícil de dirigir y el que más posibilidades tiene de salir mal y es eso exactamente lo que suele ocurrir con la tercera parte de una trilogía. Podemos contar con los dedos de una mano aquellas cuyo capítulo final trasciende a los anteriores, convirtiéndose en el colofón final de una gran serie de películas. Afortunadamente, podemos asegurar felizmente que La Guerra del Planeta de los Simios se une por méritos propios a ese selecto club, formado por filmes como El Bueno, el Feo y el Malo o El Retorno del Rey convirtiendo esta saga de precuelas (¿o es un reboot?) en una de las mejores trilogías de todos os tiempos.

La Guerra del Planeta de los Simios es un nombre que sólo hace honor a medias al filme. Aquel que esté esperando encontrarlo en las secciones ‘bélica’ o de ‘acción’ de sus plataformas digitales puede que se lleve una sorpresa, porque en el fondo es un oscuro, desolador y brutal drama que hace hincapié en las luces y las sombras que caracterizan a la raza humana utilizando, como es costumbre en la saga, a los simios como reflejo. Y es que uno de los puntos fuertes de esta película es su espléndido guion, perfectamente estructurado con personajes construidos magistralmente y una apasionante trama que nos deja pegados al asiento de principio a fin, resultando así un soplo de aire fresco en comparación con la mayoría de los blockbusters veraniegos de hoy en día.

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Sin embargo, la cosa no queda ahí. Acompañando al magnifico guion tenemos unos de los mejores efectos digitales y de captura de movimientos, sino los mejores, de la industria cinematográfica. La película es una maravilla técnica a todos los niveles, con simios que se encuentran rayando el foto realismo en muchos de los planos y que por momentos nos hacen olvidar que todo es artificio, permitiéndonos así una inmersión casi completa en el argumento. Y es que, a diferencia de las anteriores entregas, esta película se centra casi completamente en sus peludos protagonistas. Son los simios los que llevan el peso del filme a sus espaldas y es de agradecer porque, si bien la humanidad está ahí con un más que correcto Woody Harrelson interpretando al coronel que asedia al grupo de César, para un servidor el enfoque humano siempre ha resultado más una carga que otra cosa para esta saga.

Cinematográficamente hablando la película está dirigida de una forma magistral, contando con una gran variedad de localizaciones (sobre todo en su primera mitad) y una edición que la imprime de un ritmo constante que no decae ni siquiera en las partes a priori más lentas. La banda sonora, con toque clásico, nos llega una vez más de manos de Michael Giacchino (Perdidos, Star Trek) y no sólo es soberbia, sino que es una parte esencial de la película. Teniendo en cuenta la cantidad de secuencias en las que los simios se comunican por lenguaje de signos o simplemente por gestos, tanto la música como la actuación física de los personajes son esenciales para resolver bien ciertas escenas y ambas aprueban con buena nota. La música también ayuda en los momentos más dramáticos, durante los que un servidor no se avergüenza en reconocer que ha notado lágrimas en los ojos.

Por supuesto, ninguna película es perfecta y La Guerra del Planeta de los Simios cuenta, junto a todas sus virtudes, con algunos pequeños defectos. Si bien el ritmo no decae en ningún momento si que es verdad que la segunda mitad de la película es significativamente más lenta, se pierden los espacios naturales y la acción se centra en una única localización hasta (prácticamente) su final. También dedica demasiado tiempo a situar elementos y personajes que parecen conectar este último capítulo de la trilogía con el original de 1963 confundiéndonos aún más sobre si esto es una precuela o un reboot. Finalmente, el acto final puede que resulte algo decepcionante para los amantes de la traca ya que, aunque tenemos una impresionante gran escena de acción, su estructura no se corresponde con lo que estamos acostumbrado a ver en la mayoría de blockbusters y varios elementos de la trama pueden subvertir las expectativas de la audiencia.

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Aun así, La Guerra del Planeta de los Simios sigue siendo un producto casi redondo con luces mucho más brillantes que las tenues sombras que proyecta. Es un más que digno final al arco argumental de César, un personaje ya clásico interpretado por un soberbio Andy Serkis (¿Oscar para cuándo?) que hemos podido seguir desde su más tierna infancia, al que hemos visto luchar por su libertad y la de los suyos, convirtiéndose en un gran líder y que en esta entrega se verá obligado a luchar contra su parte más oscura. Contando también con un reparto de apoyo espectacular en el que destacan Maurice, el Orangután ya clásico de la saga, una adorable niña interpretada por Amiah Miller y ‘Bad Ape’ el alivio cómico de la película interpretado por Steven Zahn, una apuesta arriesgada pero que Reeves ha sabido resolver, como todo lo demás, de forma magistral.

En conclusión, La Guerra del Planeta de los Simios es lo más parecido a una obra maestra moderna que podemos encontrar en el panorama del Hollywwod actual. En los tiempos que corren, atestados de superhéroes, monstruos y universos cinematográficos, esta historia clásica de ciencia ficción es testamento viviente no solo de que no siempre las precuelas fueron malas sino de que el formato de la trilogía, con un principio, un desarrollo y un final es hoy por hoy algo a tener muy en cuenta y que puede dar resultados maravillosos. En fin, un peliculón que ningún cinéfilo se debería perder. Me quito el sombrero, ¡Ave César!

Álvaro Pache
Álvaro Pachehttps://www.clippings.me/kreidart
Graduado en Estudios Ingleses por la Universidad Autónoma de Madrid. Aficionado a la literatura, el arte, el cine y el mundo de los videojuegos, con una especial predilección por el género de ciencia ficción en todos los medios.
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