Spielberg ha vuelto al biopic como ya hizo en Lincoln o El puente de los espías. Esta vez con Los archivos del Pentágono, el estadounidense se lanza a lo que no deja de ser un thriller político, con cierto toque de espías, en una de las películas más irregulares de toda su carrera y con claras aspiraciones de llevarse algún premio. Las hazañas del Washington Post narradas por Spielberg es una cinta con una clara fijación en ganar un Oscar. ¿Historia que echa por los suelos una mala época de Estados Unidos? Hecho. ¿Actores sumamente conocidos y que hacen una interpretación espectacular más allá de lo que la película consiga? También conseguido. ¿Alentar al patriotismo? Por partida doble.
Los archivos del Pentágono narra el tortuoso camino del periódico estadounidense The Washington Post para desenmascarar las políticas internacionales de Estados Unidos en la Guerra de Vietnam. La guerra se inició en 1955 y duró 19 años, hasta acabar el 30 de abril de 1975 tras las constantes presiones populares y políticas hacia la gestión de Richard Nixon. Esta contienda salpicó a 4 presidentes de Estados Unidos, desde Eisenhower hasta Nixon, y que no supieron llevarla a buen puerto. Tras una filtración de los datos secretos de las acciones militares en aquel país asiático, en 1971 periódicos nacionales como The Washington Post y The New York Times decidieron destapar el caso y enfrentarse directamente contra los altos mandos del país.
La cinta aborda el papel del Post, periódico que en ese momento tenía una tirada mucho más limitada y que no podía competir contra la imponente maquinaria de la que disponía el Times. En ese pequeño periódico Katherine Graham (Meryl Streep), primera mujer editora del Post, y el director Ben Bradlee (Tom Hanks), decidieron aprovechar la situación para dejar a un lado el favoritismo del que se habían servido los directores de los periódicos durante años, y recuperar la esencia del periodismo.
Esta es una de tantas historias acontecidas en la historia moderna de los Estados Unidos, que los propios estadounidenses se saben al dedillo. El principal problema de la cinta viene al tratarse de un hecho importante, pero que queda ensombrecido por lo que llegó a convertirse en el Caso Watergate. Para el espectador poco conocedor de la hazaña del Post, el baile de personajes, nombres, instituciones, políticas y fechas es continuo, abrumador diría yo y que evita que mucha gente consiga sentirse inmerso en la historia.
El guion de Liz Hannah es soberbio, pero tarda en arrancar y es tremendamente inconsistente. Spielberg y Hannah se recrean demasiado en su introducción, llegando a tomarse la friolera de 35 minutos para arrancar, lo que puede hacer que al grueso desconocedor de la historia pierda completamente el hilo, llegando a tildarla de redundante.
Lo que relata la cinta trasciende mucho más allá. Es una oda de Spielberg a la libertad de prensa, tan necesaria en la época de Nixon, como tan necesaria en la de Trump. La lucha del Post por dejar a un lado las posibles afrentas contra el Estado por seguir lo que se llegó a considerar uno de los mayores engaños de la historia de los Estados Unidos.
Tom Hanks brilla con luz propia. ¿Cuándo no lo ha hecho este hombre? Sin embargo, el baile de personajes que he comentado antes obliga a que el oscarizado actor deje su tiempo en pantalla para otros, aunque cuando es para Meryl Streep no hay que quejarse. Streep borda su papel. Uno que va más allá de ser la jefa de un periódico pequeño, supone un grito al cielo en una época donde una mujer no podía aún ser parte de las conversaciones de los hombres en materia de política. Una de esas escena que evoca la lucha de la mujer por salir adelante es cuando el personaje de Streep, Katherine, queda relegada a hablar con las mujeres de altos cargos nacionales mientras estos debaten sobre las políticas de Nixon. No es la película más feminista que pueda haberse realizado, pero el guion de Hannah favorece el lucimiento de Streep como una mujer indecisa, que nunca ha podido sobresalir en un mundo de hombres que aún hablan de su periódico como “la empresa de su padre”. Esa escena final, al salir del Capitolio con todas las mujeres mirándola sin decir palabra pone los pelos de punta a cualquiera.
John Williams, sin embargo, se me antoja desganado. Al igual que me pasó con Star Wars: Los últimos Jedi, John Williams sabe deleitarnos con algunas de sus partituras, pero en ocasiones cumple y poco más. En Los archivos del Pentágono Williams no sale de la típica banda sonora de espías o de cualquier thriller. No brilla ni fascina y en ocasiones parece que ni está. Estas mismas luces y sombras se perciben en las localizaciones. Mientras que en El puente de los espías, Spielberg nos fascinó con esa Berlín soviética, la Washington de 1971 pasa sin pena ni gloria. Donde el realizador se detiene es en los interiores, a destacar la capacidad de transportar al espectador a esas agobiadas redacciones con ayuda de recurrentes planos secuencias donde no sobra ninguno.
Los archivos del Pentágono no es una mala cinta. Spielberg aborda el caso de los papeles secretos del gobierno y que llevó al posterior Caso Watergate de una manera magistral en lo técnico. Es un biopic muy tradicional, sin alardes ni excesos, pero que lleva consigo un guion en ocasiones inconsistente y en otras que deja cierto sabor de haberse quedado en la superficie con ese excesivo tono melodramático. Sorprende con la potente carga ideológica a la hora de hablar de la libertad de prensa (adaptable para ahora y para la época en que ocurre) y la defensa del periodismo de calidad trabajando para el bien del ciudadano.
Es, a fin de cuentas, una película que busca el Oscar más que otra cosa.
Película muy amena y distraída. Me sorprendió Tom hanks, creo que es de sus mejores papeles (que he visto) junto a philadephia y Forrest Gump.
A veces la trama de Meryl Streep me corta el buen ritmo que lleva la trama del periódico, aunque al final remonta.
En general una buena película, sin muchas pretensiones más allá de intentar triunfar en los Oscar 😀
Un saludo y buen trabajo¡
Buenas Toni, un placer leerte. Tom Hanks está que se sale, pero es lo normal en él, aunque quizá entre esta y El puente de los espías, me pareció más brillante su actuación en esta última. Eso sí, no te discuto ni Philadelphia ni Forrest Gump, está que se sale.
Meryl Streep es como Hanks, mantiene un listón muy alto aunque coincido contigo, a pesar de que es bueno verla en pantalla su trama me resulta bastante pesada en la primera hora de película.
Un abrazo.
Pocos peros se le puede poner a esta película…y pocos puntos a favor. Hanks y Streep lo bordan, pero a la película le falta mucha garra, sobre todo al comienzo. Sorprende lo mucho que tarda en arrancar, como si Spielberg se reservara lo mejor de la película para la media hora final. Tanto Lincoln como, sobre todo, El puente de los espías son superiores a Los archivos del Pentágono.
Buenas Fernando. La verdad es que el único pero grande que le podría poner a la cinta lo he comentado, su lento comienzo. Aun así no es necesariamente malo y por eso no me gustó como pensaba. Como dices, es demasiado perfecta y con sus ojos puestos en los Oscar, Bafta, Globos de Oro… Es una cinta hecha para ganar premios y sin mayores pretensiones. Y como dices, El puente de los espías y Lincoln son muy superiores, y me sorprende los varapalos que recibió esta última cuando es bastante más disfrutable que Los archivos del Pentágono.
Un saludo.