Crítica Huntress: Rune of the dead

Bienvenidos a este análisis/opinión de una cinta muy fuera de lo que podíamos llamar primera línea. Algunos títulos desvelan por su composición qué nos vamos a encontrar en el filme que vamos a ver pero Huntress: Rune of the dead me engañó bastante, debo reconocer. Vikingos y no-muertos me hizo pensar en Asylum y sus “mockbusters” o su excesivo amor por aquello que contenga tiburones (ya sean fantasmas, en tornados, de dos o tres cabezas o en la nieve) pero me encontré con algo muy alejado de eso.

Una Incursión que no salió bien

Huntress: Rune of the dead es una cinta sueca de 2019 de 105 minutos de duración que nos va a contar la historia de la familia de Runa cuando han pasado dos años de la marcha de su padre.  Una familia formada por su abuelo ciego, su hermana pequeña, su madre y ella que tratan de sobrevivir al día a día con Runa haciendo el papel de su padre (cazando para alimentarlos a todos). Pronto toda la monotonía se verá alterada por la aparición de un guerrero moribundo en el bosque cercano a la cabaña.

El parco presupuesto de esta cinta se nota en la escasez de localizaciones y en la forma en que está rodada. En lugar de mostrarnos grandes hordas de no-muertos y convertir esto en una versión vikinga de las películas de Resident Evil se centra en crear tensión a través de la historia que cuenta el guerrero una vez recuperado. Un relato en el que nos adentran en la mitología nórdica para presentarnos a los draugr, también conocidos como aptrgangr, que (simplificando mucho) serían la equivalencia a los zombis aunque con muchas más “habilidades mágicas”.

Rune of the dead es una cinta muy lenta en la que no tendremos acción hasta la recta final y una vez enfrascados en ella no es que sea muy épica. Toda la trama va a girar en cómo la esposa e hijas viven la desaparición de su cabeza de familia y los conflictos que ello ha desatado. Runa ha debido crecer antes de tiempo y se ha convertido en toda una cazadora que ve en el guerrero (parte del grupo de su padre) a esa figura paterna que le falta en ese momento.

Todo se origina con un tesoro maldito que se nos presenta a través del relato del guerrero y como éste afectó a todos los que lo encontraron. Aquí todo tiene un ligero olor a Piratas del Caribe pero recordemos que lo que se nos contó en la cinta de Disney no es tampoco muy original que digamos. Creo que todos podremos sacar alguna similitud con alguna otra película o historia mitológica de cualquier cultura.

Como ya he dicho, la aparición de los draugar será en el acto final y la familia deberá defenderse del ataque y aquí es donde más cojea esta cinta. Los combates son demasiado confusos y la cámara tiembla demasiado y resta mucho dinamismo a las luchas. Quizás esto se haya hecho (como suele ser común) para tratar de tapar errores en las coreografías o la simplicidad o cutrez de las mismas. Un artista en hacer temblar la cámara y que el resultado sea decente es el señor Michael Bay pero este no es ese caso.

Conclusión

Partiendo de la premisa que esta cinta es de muy bajo presupuesto y que la calidad técnica es muy inferior a lo que nos tiene acostumbrados Hollywood, nos encontramos con un filme bastante decente. Maneja bien la tensión y nos va dejando con intriga hasta que vemos por primera vez a los draugar y muy de pasada. Supongo que para evitar el sobrecoste del maquillaje, pocas veces veremos sus rostros. No es una de esas cintas de serie Z que te pones para echar unas risas, es un producto serio.

Rune of the dead es una cinta disfrutable sabiendo que no vas a ver mucha acción ni efectos especiales espectaculares. No es El Guerrero número 13 de McTiernan pero tiene ese regustillo aunque con un presupuesto muy, muy limitado.

Un dato para quienes quieran verla es que hay escena post-créditos… qué daño (de forma positiva) está haciendo el UCM de Marvel.

Si os gusta esta temática echadle un ojo a los dos cómics francobelgas de Alex y Sergio A. Sierra llamados “Hel’Blar: Los cazadores de draugar” y “El rey bajo el túmulo”.

Saludos desde los atrios del Valhalla.