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Fase Extra: La debacle de Diablo Immortal, ¿Han perdido los desarrolladores el contacto con su audiencia?

“¿No tenéis teléfono móvil?” Preguntaba Wyatt Cheng, diseñador principal de Blizzard Entertainment, tras anunciar el nuevo juego de la saga Diablo, Diablo Immortal, ante una atónita audiencia en la BlizzCon de este año. Uno de los estupefactos fans preguntaba al respecto “¿Es una inocentada fuera de temporada?” mientas que el desarrollador, con un nerviosismo palpable, respondía “no”. Y es que quizá no sea la mejor idea del mundo terminar tu conferencia de pago, a la que tus fans acérrimos de PC de todo el mundo acuden anualmente, con un juego para móvil dirigido al mercado asiático.

A partir de ese momento la polémica estaba servida, una creciente avalancha de quejas en redes sociales, videos subidos y resubidos en YouTube con una cantidad de dislikes por las nubes, boicots, campañas pidiendo la cancelación del juego, la prensa especializada llamando a los fans ‘malcriados’, bajadas en bolsa y una ansiedad creciente ante el hecho casi incontrovertible de que la creciente lucha entre apaciguar a los fans veteranos y la expansión hacia nuevas audiencias había llegado por fin a las puertas de Blizzard, afectando directamente a una de las sagas más queridas y afamadas de la industria.

Sin embargo, por mucho que duela, la estrategia de la compañía es más que comprensible. El mercado asiático manda hoy en día y al igual que ocurre en la industria cinematográfica, la perra gorda se la lleva el que logra conectar con las audiencias orientales que además son mucho más receptivas ante el mercado móvil. Por lo tanto, desde cierto punto de vista es difícil culpar a Blizzard por lo que a fin de cuentas viene a ser un spin-off o producto complementario en principio inofensivo. Si, es cierto, nadie ha pedido un Diablo para móviles y menos uno licenciado y desarrollado por una compañía ajena (NetEase, infame por sus clones del propio Diablo que han llegado hasta Steam) pero tampoco es el fin del mundo. El problema no es ese, el problema es que como la propia Blizzard admitía poco después del desastre ‘ni ellos mismos esperaban una respuesta tan negativa’ lo cual demuestra lo alejados que están de la realidad y deseos de sus comunidades.

Cualquier fan podría haber adivinado que reunir a una multitud de aficionados de todo el mundo que pueden llegar a pagar miles de euros por acudir a tu convención, sabiendo que la gran mayoría juega en PC y esperan el gran próximo capítulo de tu saga, para despedirles con el anuncio multitudinario un juego de móvil es una idea horrible. Algo que, aparentemente, Blizzard no ha podido predecir y que se podría haber mitigado con un simple teaser de lo que realmente venían buscando, Diablo IV, una estrategia que otras compañías como Microsoft y Bethesda han utilizado últimamente para anunciar sus productos móviles. No es que Gears of War Pop! y The Elder Scrolls Blades (los spin-off móviles de sus sagas correspondientes) hayan levantado pasiones, pero el anuncio de Gears 5 y TESVI durante la misma conferencia aseguraba una acogida más receptiva ante productos considerados (quizá injustamente)  ‘secundarios’, complementos de experiencias mayores que sirven como ‘relleno’ entre entregas. El problema con Diablo Immortal es que Blizzard no lo ha tratado de esa guisa, sino que para ellos Diablo Immortal es el gran nuevo capítulo de la saga, algo que, si bien se corresponde con la realidad del mercado (no podemos ignorar que el mercado móvil abarca más usuarios que el PC y las consola juntos) choca directamente con los deseos de su audiencia occidental más veterana y con la percepción general del mercado móvil en dichas audiencias.

Y es que el susodicho ámbito de los juegos móviles tiene una gran acogida en oriente, donde géneros como el infame ‘Gacha’, trufado de micropagos, amasa cantidades ingentes de dinero todos los años utilizando técnicas de manipulación psicológica que rozan lo ilegal y, por supuesto, todas las grandes editoras están deseando meter la zarpa dentro, no de forma tan aviesa (esperemos) pero sin perderse su parte del pastel. Esto es especialmente cierto respecto a Blizzard que gracias a propiedades como StarCraft tiene más que un pie una pierna entera metida en el mercado asiatico (de hecho sin Asia no serían quienes son hoy) y se ve acuciada, según transcurren los años, a contar con un producto fuerte dentro del mercado móvil. Por el contario, e independientemente de las necesidades de la compañía, los juegos móviles cuentan con un estigma en la cultura occiental no solo debido a la insatisfacción de un producto que se antoja menos complejo, o a los inconvenientes de jugar en dicha plataforma (los sistemas de control, a los que la audiencia asiática está más acostumbrada, resultan exasperantes aún en occidente) sino al miedo a que Diablo Immortal esté plagado de técnicas agresivas de monetización que arruinen la experiencia, algo que los fans de Activision-Blizzard tienen aún muy presente tras la polémica de Destiny 2, otro juego que está pasando por momentos muy dificiles por culpa de sus pobremente implementadas cajas de botín y los ardides de los desarrolladores a la hora de manipular la experiencia recibida por los usuario etc., en aras de fomentar los micropagos.

Todos estos elementos han desembocado en una tormenta perfecta que ha cogido a la desarrolladora ‘con los pantalones bajados’ y que no solo ha afectado a los usuarios, sino a sus ‘verdaderos’ clientes, los inversores, que han respondido ante la negatividad general con una bajada de un 6.74% de las acciones de la compañía en bolsa, algo que se traduce en perdidas millonarias. Estas pérdidas no significan gran cosa ya que como hemos visto otras veces, las acciones suben y bajan como las mareas (EA y el escándalo de Star Wars Battlefront 2 es un ejemplo claro) pero siempre sirven como un toque de atención momentáneo que refleja la profunda insatisfacción de las grandes audiencias. Por supuesto, esta no es la primera vez que Blizzard recibe un golpe a su reputación, las cajas de botín de Overwatch, si bien más benignas que las de otros productos, han sido harto criticadas y Diablo III (que desde entonces ha mejorado considerablemente) supuso una decepción para muchos fans, debido a su cambio de estética y al fiasco de sus casas de subastas que se tuvieron que cerrar porque estaban desequilibrando la economía (ficticia y real) del juego.

fase extra diablo immortal cosas felices 01

Ninguna de estas controversias habían provocado, sin embargo, una ira tal entre los fans ¿por qué? Porque elementos discordantes dentro de productos de calidad son más o menos aceptables y siempre se pueden arreglar, pero Diablo Immortal es el primer producto de Blizzard que ha causado una sensación de que la compañía está ignorando a su audiencia veterana a sabiendas y eso abre la puerta de un futuro incierto. La ya infame cita del móvil con la que empezábamos este artículo era una respuesta a si el juego llegaría alguna vez a PC y se puede considerar bastante condescendiente, al igual que la reciente declaración de la compañía de que va a trasladar a gran parte de sus desarrolladores más importantes al desarrollo móvil, proponiendo como justificación el hecho de que ‘muchos de ellos han cambiado sus hábitos de juego’ hacia esa plataforma, como si eso tuviese algo que ver con su audiencia. ¿Por qué deberían los usuarios jugar más a juegos de móvil solo porque los desarrolladores hayan adoptado dicha costumbre? No hay que ser demasiado conspiranóico para darse cuenta de que ese ‘cambio de hábitos’ tan conveniente a quién beneficia directamente es a los inversores que necesitan seguir expandiendo su influencia por el jugoso mercado asiático y a esa fabulosa y desdibujada ‘nueva audiencia’, pero no se alinea en absoluto con los deseos reales de los aficionados veteranos de la saga.

Aún así, hay que recordar que el desarrollo de videojuegos es un negocio y el único pecado de Activison-Blizzard en esta situación ha sido un fallo enorme de relaciones públicas, están en pleno derecho de buscar nuevas fuentes de ingresos y para ellos el mercado asiatico es más una neceidad que una opción, amén de que sin duda hay muchos jugadores interesados en Diablo Immortal que no tienen porque ser veteranos de la saga. Por supuesto eso abre otro melón ¿Se debe Blizzard a las nuevas audiencias o a los fans que les han encumbrado hasta su posición actual? en todo caso ya han anunciado que están trabajando en diferentes proyectos de la saga Diablo, confirmando implícitamente que la cuarta entrega está en pleno desarrollo algo que, si bien no deshace el ‘deshonor’ de tratar a los veteranos como segundo plato, si debería apaciguarlos un poco. Con todo, sigue resultando preocupante que una compañía históricamente enfocada en los fans no solo haya llegado a estar tan alejada de las inclinaciones e intereses de sus consumidores, algo que vemos en muchas editoras en transición hacia el modelo de los juegos como servicio, sino que se vea tan incapaz de lidiar con las respuestas negativas de manera elegante y siga reafirmándose en su postura de forma tan testaruda, si bien la existencia de Diablo Immortal no debería suponer una ofensa para nadie, reconocer que no era el  momento ni el lugar, ni la forma de anunciarlo no estaría de más.

En conclusión, Blizzard tiene mucho que enmendar con su audiencia más veterana a raíz de este fiasco, si quieren recuperar su confianza van a tener que demostrar que no están dispuestos a sacrificar la calidad de sus sagas más prominentes por rentabilidad a corto plazo y que escuchan a sus fans, cosa que probablemente van a tener que demostrar a base de concesiones. Plantearse el lanzamiento de Diablo Immortal en PC sería un buen paso en la dirección correcta, aunque aún está por ver si están dispuestos a claudicar. Por suerte no es la primera vez que se ven en una situación peliaguda y en el momento de la verdad suelen cumplir, así que esperemos que hagan gala de la elegancia que les ha faltado en estos últimos días a la hora de subsanar la situación.

Álvaro Pache
Álvaro Pachehttps://www.clippings.me/kreidart
Graduado en Estudios Ingleses por la Universidad Autónoma de Madrid. Aficionado a la literatura, el arte, el cine y el mundo de los videojuegos, con una especial predilección por el género de ciencia ficción en todos los medios.
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