Cómo nos gusta un argumento de prestigio. Es decir, una recomendación de alguien de primer nivel que nos descubra algo nuevo. Algo así fue lo que ocurrió con Stephen King, uno de los escritores más importantes de la última década, que publicó un tweet recomendando una pequeñísima película española que, al menos, yo no tenía la fortuna de conocer. Hablamos de La Mesita del Comedor, película de 2022 que ahora tenéis en Filmin y que se ha convertido en uno de los grandes fenómenos de público de la plataforma.
Las malas adaptaciones de Stephen King.
Las buenas adaptaciones de Stephen King.
La mesita del comedor es una película de la que apenas hay que conocer un detalle. Si acaso, su punto de partida. Un matrimonio que acaba de tener un hijo va a comprar una mesa de comedor. Durante la venta quedan en evidencia las fisuras de la pareja. Él no tenía tan claro el tener un hijo y, dado que no ha podido elegir nada en su matrimonio, se empeña en una mesa de comedor bastante cutre, sin saber que esta decisión marcará sus vidas para siempre.
La mesita del comedor es insultantemente barata y simple para el impacto que nos produce. Dirige Caye Casas, director de cortometrajes al que personalmente no conocía y que tiene un largometraje previo, Matar a Dios, en el que queda patente su gusto por una comedia negra negrísima, tanto que genera en el espectador una sensación extraña y desagradable: la de estar riéndose continuamente de algo de lo que no habría que reírse.
La película apenas tiene localizaciones y sorprende porque, una vez vista y por los medios que se han invertido, podría ser una producción que realizaría cualquiera. Pero dudo mucho que la mayoría tenga el talento que ha demostrado Caye Casas con esta producción.
Porque, pese a los cuatro duros que se han invertido en este peliculón, Casas demuestra con La mesita del comedor que teniendo grandes actores y un gran guion eres capaz de todo.
Centrándonos justamente en el guion y sin entrar en spoilers, la gran baza de la historia escrita por su director junto a Cristina Borobia se apoya en dos aciertos que espero ver en más producciones suyas en el futuro.
Por un lado, el uso del suspense. Alfred Hitchcock, en su conocida entrevista con Francois Truffaut, diferenciaba de forma magistral entre la sorpresa y el suspense mediante una escena de una explosión. La sorpresa se definiría por una conversación anodina a la que asistimos como espectadores y que termina de forma impactante por el estallido de una bomba. Sin embargo, el suspense, lo que siempre definió a Hitchcock, suponía mostrar cómo alguien colocaba esa bomba y, posteriormente, asistíamos a una conversación anodina en la que nuestra tensión aumentaba porque, mientras los personajes desconocían lo que iba a pasar, nosotros esperábamos la detonación de una bomba.
En este sentido, La mesita del comedor maneja el suspense de forma magistral, destacando no por lo que muestra sino por lo que produce en nuestra imaginación. Una tensión y un horror que convierten a la película en una visión difícilmente olvidable. No en vano los propios actores protagonistas, en la publicidad de la película, juegan con la crueldad de la misma, cuando la actriz le dice al actor que no pueden promocionar un largometraje que es tan cruel.
Y aquí vamos al segundo punto del guion. La crueldad. Porque los diálogos son tan políticamente incorrectos como destinados a generarnos aun más incomodidad. La mesita del comedor aborda el matrimonio con sus relaciones de poder, los familiares que no aguantamos, la falsa cortesía de las visitas de familiares que no te caen bien y, en general, lo que supone tener que plegarse a unas convenciones sociales que nos exasperan.
Y aunque el guion sea muy bueno, podría haber quedado en nada en manos de actores poco comprometidos. No es el caso de David Pareja y Estefanía San Juan, que lo bordan como pareja protagonista acompañados de un plantel de secundarios que cumplen perfectamente su función.
En definitiva, La mesita del comedor es una auténtica sorpresa en este 2024. Una cruel comedia negra que alcanza tintes del terror más puro por su capacidad para llevar nuestra imaginación a extremos que pocas veces había visto. Tenía razón el maestro Stephen King con esta recomendación, una rara joya de, como leí en una crítica, “gore psicológico”. No os la perdáis, pero vedla solo una vez.
¡Un saludo y sed felices!
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