Netflix ha estrenado la que es sin duda la película más nostálgica del verano. Hablamos de Live is Life: la gran aventura, dirigida por Dani de la Torre (director y creador de La Unidad) a partir de una historia de Albert Espinosa (creador de la mítica Pulseras rojas). La cinta tuvo su estreno oficial en el Festival de cine de Málaga el 6 de junio de 2021. Aunque su estreno nacional en cines iba a ser el 13 de agosto de ese mismo año, la pandemia la ha llevado a los cines en junio de este año y apenas un mes después a nuestra plataforma amiga. En estos tiempos apocalípticos, Live is Life se muestra como una película simpática, bien intencionada y que deja al espectador con un buen sabor de boca.
De qué va
Live is Life cuenta la aventura de cinco chicos en el inicio de sus vacaciones en el verano de 1985, en la Galicia rural. Es la noche de San Juan y la leyenda dice que, en lo alto de una montaña, crece una flor mágica que puede curar cualquier mal. Los chicos se embarcan en su búsqueda para poder curar al padre de uno de ellos, en coma tras un accidente, y el cancer de uno de los integrantes de la pandilla.
Chicos adolescentes que emprenden un viaje de superación, de maduración personal, enfrentados a retos minúsculos pero que para ellos son enormes y una canción para dar título a la película. Si, Live is Life es la versión española de Cuenta conmigo (Stand by me), aunque menos cruda, menos dura, con menos épica americana y más costumbrismo español. Y lo señalo no como un defecto sino todo lo contrario. No quiero que nadie se lleve a engaño por la comparación, pero es inevitable. La cinta de Rob Reiner fue un referente para los adolescentes de la época pese a estar ambientada en décadas anteriores y cualquier historia similar bebe directamente de ella.
Una historia entrañable, un escenario espectacular
Los que busquen emociones fuertes que se abstengan. Live is Life es una comfort movie de manual, de esas que te hacen sentir como si estuvieras al lado de la chimenea con un chocolate caliente. Nada más empezar ya sabes que la historia acabará más o menos bien, sin que haya sangre ni escenas desenfrenadas. Y lo sabes sobre todo por esa música maravillosa y acogedora escrita por Manuel Riveiro y por esa fotografía de Josu Inchaustegui, retratando la Galicia rural (que no profunda, ojo) que parece tal cual la Tierra Media. Es imposible que con esa música, esa fotografía y esos paisajes suceda nada malo.
La historia es entrañable, de esas que son un canto a la amistad y que te llevan a pensar que por qué no tuviste una adolescencia como esa, llena de colegas hasta la muerte, huyendo de quinquis en bicicleta, engañando a tus padres para pasar la noche al raso,… Aunque aviso: la línea entre lo entrañable y lo ñoño es muy difusa cuando hablamos de Albert Espinosa pero en este caso aceptamos el envite, gracias especialmente al quintento protagonista.
Los cinco jóvenes que protagonizan la historia desprenden química y naturalidad, cada uno en su papel (más o menos estereotipado, eso si), lo que supongo que es un gran acierto del director Dani de la Torre y su equipo de casting. Es verdad que alguno podría vocalizar más pero eso es un mal endémico en el cine español y no ha impedido a nadie llegar lejos.
En resumen, una película más que recomendable pese a que pueda tener algún defectillo, como que la historia avanza a trompicones pero es más importante la atmósfera, la camaraderia, los sentimientos de los protagonistas, y ese defectillo que a otra película le valdría un aprobado raspado, aquí se lo pasas por alto porque pesan mucho más las virtudes.