Con el próximo estreno de The last duel, la esperada película de Ridley Scott, he creído oportuno revisitar los mejores combates de espadas (y otras armas) de la historia del cine y la televisión.
Para ello, os he dejado un orden cronológico que abarca todos (o casi todos) los géneros en los que hemos podido contemplar este tipo de combates. Entre ellos encontramos a grandes duelistas que se batían sin especialistas, la mejor puesta en escena y lo que subyace bajo el enfrentamiento entre dos duelistas: historias de venganza, afecto paternofilial o, incluso, seducción.
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El signo del zorro (1940), de Rouben Mamoulian.
Puede que no sea la película más representativa del cine de aventuras clásico norteamericano, pero El signo del zorro contiene el mejor duelo de espadas de la historia del cine (con permiso de El capitán Blood o Robin de los bosques). Al menos si lo enfocamos desde el virtuosismo de la esgrima y la espectacularidad de ver a dos actores enzarzarse en complejos movimientos sin la necesidad de especialistas.
Y es que tanto Tyrone Power como, sobre todo, Basil Rathbone, eran excelentes esgrimistas, con el nivel suficiente como para competir a nivel olímpico. Carece de la intensidad dramática y la profundidad psicológica de otros duelos, pero se suple con creces con la continua demostración de la habilidad de sus contendientes.
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Yojimbo (1961), de Akira Kurosawa.
El cine de samuráis tiene la suficiente categoría para tener su propio ranking aparte. Igual que el cine de Akira Kurosawa, su autor más universal, capaz de retratar los géneros más clásicas desde su óptica particular. Solo así se explica que Yojimbo sea la película de samuráis que cambió la historia del western. Al fin y al cabo, es la historia que Sergio Leone plagió en Por un puñado de dólares, pistoletazo (nunca mejor dicho) de salida al spaghetti western.
Como si de un duelo con revólveres (de hecho, aparece un arma de fuego) se tratara, el mercenario samurái se enfrenta a un grupo de villanos con sus habilidades con la katana y su avasalladora presencia física.
Toshiro Mifune saca a relucir su innegable carisma y acaba con la vida de todo un grupo de enemigos a base de demoledores golpes de espada. Sin haber desenvainado, Yojimbo ya había ganado.
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Harakiri (1962), de Masaki Kobayashi.
En una óptica radicalmente distinta al western oriental que era Yojimbo, Harakiri es un drama desmitificador sobre la figura del samurái. Cargada de psicología y lirismo, una de sus escenas cumbres es el duelo contra el maestro de espadas de la casa Iyi.
Harakiri es la muestra perfecta de lo que debería suponer un duelo (y cualquier escena) en el cine. Texto y subtexto. La dimensión externa y la interna. El combate entre ambos duelistas a través de los movimientos de sus katanas y su enfrentamiento a nivel mental.
Esto se refleja a través del lirismo que Kobayashi otorga a su obra, con el duelo en una llanura azotada por un viento que se agita al mismo ritmo que los movimientos de sus protagonistas, siempre atentos al mínimo fallo de su rival para lanzar la estocada final. Nada de agotarse con movimientos tan espectaculares como innecesarios. Eso, en Harakiri, solo lleva a la muerte.
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Los duelistas (1977), de Ridley Scott.
El mayor defecto de Los duelistas es que se trata de la primera película de Ridley Scott. Es decir, que antecede a Alien, el octavo pasajero y Blade Runner. Dos obras maestras incontestables que no deberían empañar la notable adaptación de Joseph Conrad.
Las 10 mejores películas de Ridley Scott
Una vez más, el combate de espadas se convierte en un duelo mental. Y de todos los duelos que aparecen en la película, ninguno como el primero. El rostro imperturbable de un Harvey Keitel que ha nacido para batirse de duelo en duelo refleja la superioridad mental ante su débil enemigo. Además, Scott utiliza la cámara en mano como si se tratara de un documental, lo que ayuda a enfatizar el realismo de su escena.
https://www.youtube.com/watch?v=JOBTFfHJjV8
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Star Wars: El imperio contraataca (1980), de Irvin Keshner.
Si antes hablamos del cine de samuráis como merecedor de un ranking propio, lo mismo se podría decir de los duelos de sables láser de la saga Star Wars.
Puede que no sea el más espectacular en sus movimientos, pero se trata del combate más abrumador de toda la saga. Un villano con aire de invencibilidad se enfrenta al héroe en horas bajas. Y, flotando en el ambiente, una de los secretos revelados más importantes de la historia del cine.
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Indiana Jones: En busca del arca perdida (1981), de Steven Spielberg.
Vale, esta es trampa. Como todos sabemos, Steven Spielberg reavivó el cine de aventuras y actualizó los códigos clásicos de las películas del género de los años 50.
Pero ni siquiera él estaba preparado para la improvisación de un Harrison Ford aquejado de diarrea antes de un largo duelo de espadas.
El resultado, aquí lo tenéis.
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La princesa prometida (1987), de Rob Reiner.
Cumbre del cine fantástico de los 80, La princesa prometida es un acontecimiento único que mezcla ingenio e ingenuidad para subvertir los códigos clásicos del género, incluidos los duelos de espada.
El duelo entre el hombre de negro e Íñigo Montoya se mueve en los límites de lo clásico, pero lo que le hace merecedor de un puesto en esta lista es la genial línea narrativa del combate, plagada de estilos de esgrima con nombres propios y habilidades ambidiestras.
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Rob Roy (1995), de Michael Caton-Jones.
Infravalorada y desconocida película que cometió el error de estrenarse el mismo año que Braveheart, Rob Roy es dura y adulta aventura que contiene uno de los mejores duelos de la historia del cine.
Por un lado, un inmenso (en todos los sentidos) Liam Neeson. Por el otro, un elegante y despiadado Tim Roth. Uno porta un mandoble escocés. El otro, un estoque británico. El resultado, un violento enfrentamiento tanto físico como psicológico que refleja como nadie el desgaste de un combate de estas características.
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La máscara del Zorro (1998), de Martin Campbell.
Otra vez el Zorro. Otra vez una película de aventuras clásica. Y otra vez la mano de Bob Anderson, esgrimista olímpico y el principal coreógrafo de películas de aventuras de los años 50, Star Wars o El señor de los anillos.
Aunque el duelo entre el Zorro y Elena se mueve dentro de los previsibles movimientos de la esgrima tradicional, lo que aquí nos interesa es el antes mencionado subtexto: como un duelo de espada encubre la historia de una seducción. En ese sentido, la química entre Antonio Banderas y Catherine Zeta Jones es brutal.
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La amenaza fantasma (1999), de George Lucas.
Dieciséis años después, George Lucas resucitó la saga más conocida de la historia del cine con una nueva trilogía llamada a contar lo que los efectos especiales no podían en los años 80.
Podéis profundizar más en la historia de las distintas producción de la saga en este artículo: Star Wars: una historia de amor, dinero y odio.
El resultado fue la floja Episodio I: la amenaza fantasma, con muchos androides, pocos Jedis, menos Sith y Jar Jar Binks.
Pero hubo un rayo de esperanza.
El duelo entre Qui Gonn Jinn, Obin Wan Kenobi y Darth Maul.
Si bien fue el punto de partida de las excesivas acrobacias de los combates de la saga, lo verdaderamente destacable es el uso del doble sable láser del villano y, por encima de todo, la inmensa composición musical de John Williams. La tragedia sobrevuela en todo momento la escena y somos conscientes de que, probablemente, toda la película se rodó pensando en este momento. Lo que no habla muy bien de George Lucas, por cierto.
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Tigre y Dragón (2000), de Ang Lee.
En China y Taiwán, ajenos a las películas de samuráis, tenía gran éxito el wuxia, historias melodramáticas, con conflictos relacionales que desbordaban por su intensidad, que enfocaban de una forma lírica tanto su trama como los combates de artes marciales.
El género que llevaba tantos años triunfando en sus países de origen obtuvo éxito internacional gracias a Ang Lee y su Tigre y Dragón, que obtuvo 4 Óscar y, entre otras muchas cosas, nos regaló un duelo entre dos mujeres con distintas armas, repleta de ritmo, acrobacias y comicidad (Michelle Yeoh incapaz de levantar un arma de gran peso).
12. Kill Bill (2003), de Quentin Tarantino.
Tras sorprender a todo el mundo con Reservoir Dogs y Pulp Fiction, Tarantino “defraudó” con la fantástica e infravalorada Jackie Brown. Los críticos atacaron la escasa violencia de una película y pedían al director sangre y vísceras.
Su respuesta fue el díptico friki Kill Bill. Y es en esta primera entrega donde vemos el mítico enfrentamiento entre la Novia y los 88 asesinos.
Excesiva hasta decir basta, consciente de lo ridículo de la situación y con un uso casi paródico del gore, Tarantino sacó todo su talento visual para decir al mundo que podía hacer lo que le diera la gana…y hacerlo bien. El resultado es todo un himno a la violencia (cuando, paradójicamente, busca ridiculizarla).
13. Troya (2004), de Wolfgang Petersen.
Superproducción rodada en la cresta de la ola del cine épico de principios de siglo XX. Y, porque no decirlo, del inicio de la Guerra de Irak. No olvidemos que Troya es una película que, alejada en muchos aspectos de la Odisea de Homero, ensalza la guerra combatida de forma “honorable”. De defender la integridad de los reinos.
Una de las escenas más destacables de la película es el esperado duelo entre los dos protagonistas: Aquiles y Héctor. Brad Pitt y Eric Bana lucieron atractivo y habilidades casi superheroicas en un combate atípico por el particular uso de la lanza y el escudo.
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Alatriste (2005), de Agustín Díaz Yánez.
Floja desde su planteamiento de querer abarcar la estupenda saga histórica de Arturo Pérez Reverte en una sola película, Alatriste también tiene el honor de ser la última película en la que participó Bob Anderson, el mayor asesor de esgrima de la historia del cine, a petición de Viggo Mortensen, protagonista de la película, con el que colaboró en El señor de los anillos.
Anderson fallecería pocos meses después, pero nos regaló la sobria coreografía de un duelo fotografiado como si de un cuadro del Greco se tratase. Una lucha de espadas fiel a las costumbres del siglo XVII con arma larga y corta y el táctico uso de la capa como importante aderezo.
15. Juego de Tronos: Oberyn Martell contra Gregor Clegane, de Alex Graves.
Juego de Tronos nos ha regalado algunos de los mejores combates de espada de la televisión (y de las mejores batallas, porque no decirlo). Eddard Stark contra Jaime Lannister, Bronn contra Vardis Egen, Beric Dondarrion contra Sandor Clegane… pero ninguno tiene la fuerza y el carácter climático del duelo entre La Montaña y La Víbora.
Aunque no se puede comparar con el libro, lo cierto es que el combate entre Oberyn Martell (carismático Pedro Pascal) y Gregor Clegane, la Montaña, es un prodigio de tensión narrativa. Sobre todo porque la vida de Tyrion Lannister está en juego.
La lucha entre un ágil Oberyn con su lanza frente al gigante armado con su mandoble se mueve en una continua oscilación de tensión en el que los espectadores temen el más mínimo fallo del habilidoso dorniense. Y lo mejor es que, gracias a la maestría de George R. R. Martin, tenemos la sensación de que sabemos el final del duelo…y no tiene porque ser así.
https://www.youtube.com/watch?v=50FzMwnp5YI
16. The Witcher 1×01, “El principio del fin”, de Alik Shakarov.
Sin lugar a dudas, el combate de espadas más impactante de la historia de la televisión y del medio audiovisual reciente.
Probablemente, The Witcher se haya visto lastrada por las comparaciones de Juego de Tronos. Y eso que tiene la capacidad para establecer su propia identidad tanto en el desarrollo de una fantasía occidental distinta a la que estamos acostumbrados como con las particulares habilidades del brujo interpretado por un Henry Cavill que no solo ha nacido para interpretar a Superman.
El combate del primer capítulo es impactante por la violencia mostrada y lo rápido de su resolución. La fisicidad a la hora de manejar la espada de Cavill y lo demoledor de sus golpes la convierte en la mejor actualización de la escena que ya hemos comentado de Yojimbo.
Buena lista. No concuerdo del todo con la escena de Geralt vs Banda Renfri, pero….ok.
Luego tenemos el cine asiatico, que en cuanto a coreografias con espadas estan a otro nivel.
La saga Live-action de Rurouni Kenshin se pasa por la piedra a la mayoria de las coreos made in Hollywood. La reciente Coreana Geom-Gaek (The Swordsman) tiene momentos de espada en manos bien vistosos tambien. Saludos.
Un acierto meter la pelea de The Witcher, para mi gusto, demasiado infravalorada por su comparación con GOT. La batalla de los bastardos no cuenta como duelo a espada? Jajaja ese plano secuencia es espectacular. Muy buena lista con un poquito de todo.
Un saludo y a ser felices.
Hola Fernando, gracias por el artículo. Falta un duelo legendario e histórico. El duelo Final de la peli “El príncipe Valiente”.
Un saludo y sed felices!!
Ah! y claro, la famosa PIMPINELA ESCARLATA! tiene un Duelo maravilloso y superconocido.
Estan difícil hacer un listado…
Un saludo y sed felices!!
Hecho de menos Excalibur, la lucha entre Arturo y Lancelot.
Creo que era de Jon Boorman.