¿Habéis descansado estos días sin mi? ¿Si? Me alegro por que para que lo que os traigo necesitáis energías. Si creíais que “Megatiburón contra El Pulpo Gigante” os había robado el aliento. Si eráis de los que perdisteis la cabeza en “Megatiburón contra Crocosaurio“… estáis de enhorabuena. El tiburón mas querido por los colaboradores de Las Cosas Felices (y con esto me refiero a mi en exclusiva) ha vuelto. Megatiburón tiene un nueva película.
Si no os emocionáis con esto, es que no tenéis corazón. Al lío.
Ha vuelto
Con su habitual prosa, fluida y cálida, el film nos sitúa en el puerto de Alejandría donde, a modo de moderna maravilla del mundo, un único hombre transporta en su pesquero de tamaño normal, la mayor de las cargas de hielo jamas vista. En la carga helada se adivina una sombra que podría ser cualquier cosa… un tesoro escondido, un tiburón gigante… Quien sabe. ¡Que bien juegan estos de The Assylum al despiste! Tampoco os creáis que se esmorran mucho que en el minuto tres de la película (y esto es literal), el tiburón ya se ha escapado, se ha cargado una esfinge de mil años y ha salido en la prensa. Otro megadolón nos ataca.
Agarraos que esta vez el animalico está en casa. En el Mediterráneo. Ay que miedo. Pero no os preocupéis, ahí están Rossy y Jack, que son mega listos y mega guays (lo sabemos porque se dicen cosas como “nena” y “baby”) que han construido un megatiburón mecánico. Para hacer una pequeña elipsis temporal, el mecatiburón debe enfrentarse a unos calamares gigantes. ¿Os recuerda a algo? Joder, que derroche de recursos narrativos. Yo casi lloro en esa escena. El gobierno ha replicado el diseño y lo ha mejorado. Estamos listos.
El primer round
Bien, megatiburón ha salido de aguas extranjeras y se dirige a donde pasan las cosas molonas: AMÉRICA. Rossy y Jack (que están liados) se apuntan a pilotar al bicho. ¿Os acordáis de Emma MacNeil? ¿No? Era la protagonista de la primera película, y ha vuelto. Esto va de retornos. Como ya viene siendo habitual, el primer turno contra el tiburón termina en desastre. Jack se queja de que la culpa es del gobierno, que ha dado tiempo a que instalaran el Nero, que es como el Siri de los tiburones gigantes mecánicos. Así que se pone a ello. Lo raro es que después del coñazo que ha dado, está celoso del aparato mecánico.
Con el GPS/amante tecnológico instalado, la rubia y su marido se ponen manos a la obra dentro del bicho. Y si recordáis ¿Cual es el segundo asalto típico en las películas de megatiburón? Así es, también han vuelto las cabezas nucleares. Y por si la morriña de tiempos pasados aún no ha podido con vosotros, vuelve otro clásico: el problema medioambiental que no tiene nada que ver con el guión pero que deja claro que los portas son buenos y están a favor de la paz verde, por mucho que estén conduciendo una chatarra nuclear por el mar para matar a una criatura al borde de la extinción.
Y mientras, totalmente ajenos al resto de la película, un avión vuela tranquilamente por su ruta. Por desgracia, casualmente se está quedando sin gasolina justo encima de donde han visto al tiburón por última vez. ¿A cuanta altura vuela un avión? No la suficiente, desde luego, porque pasa esto:
Amazing. Pero las acrobacias aéreas no satisfacen al gobierno que se empeña en matar al tiburón en lugar de exhibirlo y hacer fortuna. Y el tiburón, el pobre escualo que soñaba con ser trapecista, se enfada y ataca un barco. Aquí mi pregunta es si no sería mas eficaz un psicólogo de animales, rollo el encantador de perros, que el ejercito. Bien, Rossy sale herida y nos enteramos de que Megatiburón sería capaz, llegado el momento, de hacer sus propios bebes. Encantador.
La clásica pelea final
Bien, antes de la pelea se nos presenta el dilema moral de Rossy. Rossy y Jack tuvieron un hija. La hija murió. Ella se dio a la bebida. Fin. Vale, como motivación es mas bien pobre. Mas bien como una mierda que no tiene nada que ver y que nos han pegado ahí con una elipsis to chunga porque el director es un amante de Passolinni y ha querido hacerle un homenaje. Pero ya está, sabes. Que te lo deja ahí y ya el resto de la historia te la montas tu en tu cabeza, rollo Ikea.
Volvemos al lío, porque la NAVY le ha hecho unas mejoras al mechatrasto y ahora además de andar por la tierra, también se ha vuelto un poco loco. Pero ¿A que no adivináis que idea superinnovadora que tienen las dos rubias de la peli ¡ENFRENTAR A LOS DOS MONSTRUOS Y QUE SE MATEN ENTRE ELLOS! Pero antes, la rubia nueva (la que no salía en la peli anterior) decide ponerse en peligro e infartar a su marido sin motivo una vez mas.
Pero no os vayáis, que aun hay mas. Supongo que recordáis que había un Mechatiburón original, que aún no se ha vuelto loco. Pues el marido de Rossy lo coge y ya van tres megabichos en el agua. Esto no os lo esperabais. ¿Eh? El pequeño mechatiburón con los héroes llega a la playa a tiempo para que ambos corran mojados a cámara lenta escapando de una explosión que mata al mechatiburón loco y al megatiburón… ¿o no? ¡CHAN CHAN CHAAAAN!
Ay Señor. Maravilloso. Sublime. ¿Os habéis fijado? Que maestría la del director al autoreferenciarse y superarse creando tres diferentes monstruos, que deben destruirse entre ellos. Que magnifico reparto, sobre todo la pareja principal, que muestran sin palabras lo devastados que están por la pérdida de su retoño volcando todo su amor en el software sin alma. Que maravilla el derroche de emoción final al perder a la querida tripulación de la marina por causas tan bien explicadas y razonables.
En definitiva, que delicia.
¿Y vosotros? ¿Esperando el desenlace de esta saga irrepetible? Espero que sí. Hasta entonces… sed felices.
¿Cómo puede un artículo ser mejor que la película es si?
Esta es la prueba irrefutable, ojala tuviese la suficiente fuerza mental para poder terminar de ver estas películas sin cambiar de canal efusivamente por indignación y algo de vergüenza ajena. Lo que haces es como una labor social muy buenos tus artículos y como explotas los tópicos de este género de “Cine”.
Un saludo!