“Esta senda misteriosa que transita La Bruja Escarlata tiene que ver con el arquetipo de la hechicera como revolucionaria y una propuesta de resignificación: la de la bruja como feminista, custodia de la historia de las mujeres, cuya misión no es otra que hacer justicia (super)heroica para todas ellas, empezando por sí misma“.
Elisa G.McCausland
La Bruja Escarlata: El estereotipo convertido en fortaleza
Como ya empezará a hacer en la década de los 70 del siglo pasado, Marvel está incluyendo en sus cabeceras a cada vez más personajes de las llamadas “minorías”. Y no ya como secundarios sino como protagonistas absolutos de sus títulos. Así tenemos una Ms.Marvel paquistaní, un Spiderman afroamericano o un Hulk asiático. Personajes que no habitan en un universo alternativo experimental sino que forman parte del Universo Marvel principal por lo que, además, su participación en los grandes eventos de este universo de ficción está asegurado.
Otros primero han sido llevados al cine, por lo que su popularidad se ha disparado y ha propiciado colecciones dedicados a ellos. Tal es el caso de La Bruja Escarlata. Su condición de Mujer, Gitana, Bruja y, en principio, Mutante así como su participación en las películas Los Vengadores: La Era de Ultrón (2015) y Capitán América: Civil War (2016), la hacían un personaje idóneo a desarrollar en esta nueva Marvel. Vamos, que encajaba como un guante en su nueva política editorial.
¿Quién es La Bruja Escarlata?
La Bruja Escarlata fue creada por Stan Lee y Jack Kirby en The X-Men #4 (64). En sus orígenes era una villana, miembro de la primera encarnación de la Hermandad de Mutantes Diabólicos, liderada por el que entonces se creía que era su padre, el mutante Magneto. Aunque eso sería algo que ella descubriría más tarde.
Está relación se modificaría a raíz de que la Fox tenía los derechos de los X-Men, así como de sus personajes relacionados, para sus producciones cinematográficas. Pero Marvel quería a la Bruja para sus películas de Los Vengadores, dado que es un miembro emblemático de los mismos. Razón por la que se cambió su origen en los cómics. Dejó de ser Mutante e hija de Magneto para pasar a ser una humana normal alterada genéticamente por el Alto Evolucionador, para convertirla en una Metahumana.Después, fue devuelta a sus verdaderos padres, los gitanos Django y Marya Maximoff de Transia, una nación ficticia del Este de Europa.
Dada su educación tradicional y el machismo imperante en el medio, el rol de Wanda Maximoff era el de personaje femenino secundario, siempre necesitada de un acompañante masculino, ya fuera su hermano Pietro, Mercurio, o el ser artificial Visión, con el que estuvo un tiempo casada y tuvo, magicamente, gemelos.
Asimismo sus poderes oscilaban entre sus habilidades sobrehumanas -alterar las probabilidades, haciendo que cosas imposibles o poco probables ocurrieran- con ciertos conocimientos mágicos, adquiridos durante el tiempo que fue aprendiz de una auténtica bruja, la hechicera Agatha Harkness. Si bien estos últimos solían darse de lado a favor de los primeros en un intento de hacer más creíbles los poderes de la heroína. Lo que provocaba que, según el guionista que la tratara, el nivel de poder de Wanda variara con las consiguientes contradicciones en la evolución del personaje.
Si bien, a lo largo de los años, guionistas como Roy Thomas, Dan Abnett y Andy Lanning o Kurt Busiek la convirtieron en líder de Los Vengadores y Fuerza de Choque, para tratar de darle más entidad al personaje, aquello no solía durar demasiado, por la forma de ser de Wanda, que la hacían volver a roles tradicionales.
Además, el que fuera poseída por la deidad demoníaca del caos, Chthon, como su avatar para regresar a La Tierra, hizo que siempre se volviera a tratar de sumergir al personaje en el descontrol, la locura y el caos. Dando a entender que es una mujer emocionalmente inestable, lo que la incapacita para aprender y usar correctamente la magia.
Es más, el guionista Brian Michael Bendis llegará a insinuar que a sido la presión de su vida como Vengadora la que le ha impedido llevar la vida que ella entendía que como normal: Formar una familia.
¿No es esto algo machista? ¿Qué se nos está vendiendo? ¿Qué una mujer no puede ser buena profesional y madre a la vez? Que al final eso le pasa factura. Que lo mejor es que sólo sea madre. Que tenía que elegir. ¿Acaso ese problema de compatibilizar la faceta laboral y paternal no es también un problema de los hombres que quieran formar una familia? Y si es así ¿no es, más bien, un problema de la sociedad o del modelo social en que vividos, con independencia del sexo?
Una nueva Bruja Escarlata
El guionista James Robinson es consciente de todo este bagaje pero opta por darle un giro. Respeta el pasado de Wanda pero le da un nuevo estilo a la vengadora. Se trata de una nueva manera de enfocar la magia que no haga que parezca un Dr.Extraño en mujer sino de mostrar la magia desde la perspectiva de todas aquellas hechiceras olvidadas. Magia con mirada de mujer a través de Wanda Maximoff que, esta vez en solitario, tratará de redimirse a si misma y al colectivo que engloba su nombre de guerra.
Con la excusa de arreglar los desbarajustes que percibe en el mundo de la magia, La Bruja Escarlata iniciará un viaje por todo el globo, con la compañía espiritual -en el sentido “literal” de la palabra- de su mentora, Agatha Harkness.
Esta aventura, que abarca los cuatro primeros tebeos de Scarlet Witch, se cierra con el enfrentamiento de La Bruja con un místico irlandés que tiene todas las papeletas para convertirse en uno de los archienemigos de Wanda. Hablamos del Hechicero Esmeralda (Declan Dane). Personaje creado, en retrocontinuidad, por Robinson, junto a Marc Laming y Jose Giles, en Uncanny Avengers Annual Vol 2 #1 (16).
El tomo La Bruja Escarlata: La senda de las brujas, editado por Panini Comics, se cierra con Scarlet Witch Vol.2 #5. Wanda viaja a un monasterio en Logroño para llevar a cabo un exorcismo. Historia que es aprovechada por nuestro guionista para llevar a cabo una crítica a la Inquisición Española así como una puesta en valor de esas mujeres injustamente tratadas y olvidadas, al ser calificadas como brujas.
Recordemos que la palabra Bruja está llena de connotaciones peyorativas. La razón está en las mujeres a las que, tradicionalmente, se les ha asignado ese calificativo.
En la Edad Media se consideraba Bruja tanto a la herbolaria, la curandera o la partera como a la libertina, la promiscua antisistema, la adúltera, la prostituta o la hereje. En definitiva, a aquellas mujeres que, con su manera de vivir, se desmarcaban de las normas establecidas por la sociedad feudal. Lo que provocó que fueran estigmatizadas, perseguidas, torturadas y asesinadas. Y esto es lo que al final ha quedado en el imaginario popular.
Es a través de estos viajes y batallas como Robinson nos descubre la importancia de la genealogía para quienes practican la magia. En concreto, el recuerdo de esas mujeres que practican la magia, las brujas. Siendo La Bruja Escarlata la última representante de esas feministas, esas revolucionarias, injustamente tratadas en uno de los períodos más oscuros de la historia.
Los dibujantes de La Bruja Escarlata: La senda de las brujas
Esta especie de tratado de brujería es bellamente ilustrado por Vanesa Del Rey, Marco Rudy, Steve Dillon, Steve Visions y Javier Pulido. Cada uno aporta su peculiar estilo a cada tebeo, lo que los convierte en una pieza única acorde con la aventura que se cuenta. Si añadimos las soberbias portadas de David Aja nos encontramos con un producto fresco e innovador al que merece la pena darle una oportunidad.
Nos leemos en otros posts de Las cosas que nos hacen felices.