Retro-Análisis: Antes del Amanecer (Before Sunrise, 1995), la fantasía de la realidad

Revisitamos hoy Antes del Amanecer (1995), drama romántico que, dirigido por Richard Linklater y filmado en su totalidad en Viena, marcaría época e iniciaría una trilogía con una pareja protagonista que es pura química como la que componen Julie Delpy y Ethan Hawke.

La historia detrás de la película

En 1995, Richard Linklater estrenó su película más aclamada, Antes del Amanecer (Before Sunrise), pero la historia de la misma comienza mucho antes, en una noche de 1989, cuando Linklater caminaba por las calles de Filadelfia. Entró en una juguetería y conoció a Amy Lehrhaupt, con quien entabló una conversación, y después de eso pasó la noche caminando y hablando con ella.

Al terminar la velada, ambos intercambiaron sus contactos, pero, a medida que las semanas pasaban, la chispa entre ambos se apagó y cada uno tomó su propio camino. Aun así, él recuerda esa noche como una de las más mágicas y su principal inspiración para  la creación y estreno en 1995 de la película Antes del Amanecer.

La película empieza con un tren que, como el tiempo mismo, está en constante movimiento y no se detiene sino en los momentos importantes.  Próximo a llegar a Viena y dentro de sus vagones, una pareja de casados, que suponemos llevan muchos años de matrimonio, empieza una discusión que incomoda a Céline (Julie Delpy), quien decide cambiarse de asiento y, por casualidades del destino, termina al lado de Jesse (Ethan Hawke), empezando así una pequeña plática y sintiendo rápidamente una conexión de uno con el otro.

Aquí, el director empieza a exponer sus ideas sobre cómo el amor puede llegar en cualquier momento y no necesita comenzar con situaciones mágicas e idílicas; puede surgir de pequeñas coincidencias, pero si la conexión es real, se puede sentir como ninguna otra.

Después de continuar su conversación, Jesse y Céline deberían haberse despedido, pero él, al sentir esa conexión tan especial en tan poco tiempo, le pide a ella que lo acompañe a caminar una noche por la ciudad hasta que sea la hora de su vuelo. Ambos tienen destinos diferentes y Céline no está muy segura, pero luego Jesse le habla de cómo, dentro de algunos años, podría arrepentirse de lo que pudo haber sido esa noche.

El director ha comentado que Julie Delpy le dio la idea de esto, ya que sentía que Céline sería consciente de la locura que supondría pasar una noche en Viena con un desconocido. Pero el arrepentimiento es algo que todos experimentan y todos los espectadores han lamentado algo en su vida, por lo cual es comprensible que, después de sentir una conexión tan única, Céline decida no perder la oportunidad para evitar atormentarse con lo que pudo ser ese sentimiento tan hermoso que nació con un desconocido en el tren.

El amor según Richard Linklater 

Cuando Jesse y Céline empiezan a caminar por las calles de Viena, tienen conversaciones o situaciones donde aparentemente no hay propósito alguno, pero en las cuales los conocemos mejor, como en el metro, donde se refleja mejor la personalidad de cada uno al conocer algunos de sus sentimientos más profundos.

El director, al carecer de situaciones extraordinarias en su guion, convierte algo ordinario en algo maravilloso al expresar lo que sienten sus personajes a través de pequeños gestos, como cuando Jesse intenta tomar a Céline del hombro pero tarda en decidirse, la sonrisa constante de ambos por saber que los dos están al tanto de todo lo bonito que sienten, o en la escena de la tienda de música, donde ninguno puede sostener la mirada del otro porque no pueden dejar de expresar entre sí una mirada de amor y porque ese sentimiento es algo único que saben que no se puede repetir en su vida.

Pero ese sentimiento de ver algo e identificarse con ello no se entiende sino por las magníficas actuaciones tanto de Ethan Hawke como de Julie Delpy que cargan sobre sus hombros todo el peso narrativo de la historia. El desempeño de ambos co-protoganistas se entiende desde su química inigualable en pantalla, desde los pequeños gestos antes mencionados hasta las miradas y sonrisas que ambos intercambian y que es difícil describirlas si no como miradas y sonrisas de personas profundamente enamoradas.

Jesse y Céline refuerzan sus sentimientos en la noria, donde se dan un beso luego de que ella toma la iniciativa. Aquí, el director rompe con uno de los cánones al hacer que el personaje femenino tome las riendas de la situación, mostrando que no es una historia convencional sino una real, donde lo importante no es lo común, sino lo extraordinario de la situación.

En las siguientes escenas, el director refuerza su idea del amor como algo mágico y que no se puede comprender solo en lo físico, sino en lo emocional, como en la escena de la vidente, del poeta o de los cuadros de arte, donde los personajes empiezan a entender lo doloroso de la situación que viven.

Pero el director refuerza al máximo su idea en la escena de la iglesia, un lugar de fe donde las personas van esperando lo mejor sin tener en cuenta la realidad de sus vidas, como el amor mismo. En la misma, Céline le dice a Jesse que le parece asombroso cómo un lugar puede tener tanta alegría y tristeza al mismo tiempo, como su noche, que está llena de felicidad pero también de tristeza al saber que será la única vez que se verán.

La noche pasa y el tiempo se agota. Caminando, Céline le da un monólogo inmortalizado en la historia del cine, donde expresa todo lo que siente al contarle a Jesse cómo percibe que los demás esperan que sea una mujer fuerte y con ideales, pero que ella, sin embargo, siente muchas veces que lo más importante es sentirse amada.

Este monólogo resume la idea central de la película, donde el amor puede surgir en cualquier parte y es algo que no se encuentra en el día a día; que muchas veces esperamos algo racional en un tema completamente irracional, que hace que las personas cambien, que sientan esa chispa ardiendo en su interior y comprendan que lo hermoso del amor no es sentirlo en sí mismo, sino la capacidad única de compartirlo con los demás.

Jesse y Céline acuerdan no intentar volverse a ver, ya que es lo lógico, porque para ellos las relaciones a distancia fracasan, como le sucedió al director en su realidad. Su noche continúa y su conexión se fortalece, pero la mañana llega y comparten sus últimos momentos bailando, recitando poesía o simplemente hablando.

La hora de la despedida llega y, al intentar separarse, se dan cuenta de que sus sentimientos son más grandes y deciden volverse a ver en seis meses, despidiéndose por lo tanto con esa esperanza. Ambos toman sus respectivos caminos con la esperanza de reencontrarse y vemos ahora vacíos y a simple vista sin alma a los lugares que antes se veían tan vivos, pero que para el espectador guardan los recuerdos de Jesse y Céline, ahora parte imborrable de la memoria.

Antes del Amanecer es una película que apela al lado más romántico de las personas, y que el director creó con la intención de que estas se atrevan a sentir todo lo que él sintió en una noche, mostrando cómo el amor es algo que todos llevamos dentro y cómo en nuestro ser se encuentra ese anhelo de sentirse amado por encima de todo lo demás. Así, Richard Linklater entrega la fantasía más real del cine romántico.

Por último,decir que la película es el inicio de una trilogía que, con idénticos director y pareja protagonista, se continúa con Before Sunset, 2004) y Before Midnight (2013), estando la primera de ambas (traducida al español como Antes del Atardecer), incluida en nuestro listado de las mejores películas que transcurren en un único día o noche, al que invito a echar ojo en nuestra web.

¡Un saludo y sed felices!