Existe un curioso fenómeno que generalmente afecta a clásicos de terror de los años 70 y 80 y que me tiene desconcertado. El fenómeno no es otro que el de fabricar productos subalternos procedentes del original, extendiendo -en teoría- su mitología, aunque en la mayoría de los casos lo único que consiguen extender es un odio y una repulsión hacia la saga sin parangón. Pero realmente es algo que yo vivo muy de lejos, porque el terror no es de mis géneros en preferencia y no suelo conectar bien con clásicos al estilo de Halloween o La Matanza de Texas, a pesar de que los valoro como lo que fueron. Pero la película que hoy traigo a reseñar fue una excepción. Como ya habéis visto en el título, la cinta en cuestión es Hellraiser.
Había leído algo acerca de la saga, creo que fue cuando se anunció la décima parte, Hellraiser: Judgment, estrenada este 2018. No conocía nada sobre ella e informándome un poco descubrí que la original Hellraiser, del año 1987, se basaba en la novela de Clive Barker, el mismo que la dirigió y guionizó. La historia presentaba a unos curiosos personajes salidos del infierno llamados cenobitas, liderados por el mítico Pinhead, que en líneas generales se dedican a torturar a la gente de formas un tanto escandalosas. También se hablaba acerca de una cajita cuyo mecanismo, de ser activado, abriría una puerta entre el mundo de los mortales y el infierno, para que los cenobitas pudieran pasar. Toda esta ficción macabra llamó mi atención y añadí Hellraiser a mi lista de pendientes. La he visto esta semana por primera vez, 32 años después de su estreno, y lo que tengo que decir sobre ella es bastante bueno.
La historia, más que nada, se centra en la familia protagonista; la figura de los cenobitas es algo mucho más secundario y utilizado como recurso explicativo de la ficción al final de la cinta, pero no por ello resultan meros decorados. Ya desde el principio se intentan dar unas bases consistentes para ir construyendo la historia de amor y desamor que lleva el hilo conductor de la película, y aunque en ocasiones resulte poco creíble, se acaba asimilando como lo que realmente es, una fantasía con toques de horror. Barker va creando una linealidad que no se pierde en nimiedades durante el transcurso del metraje, haciendo un producto, en líneas generales, bastante sólido. El drama, a mí particularmente, no consiguió transmitirme lo que quizás sí tuvo efecto el año de su estreno, pero eso no quita que me tuviera lo suficientemente interesado como para querer resolver las incógnitas que se planteaban. El desenlace llega en el momento indicado, quizás alargándose demasiado, pero finalizando de una forma más que digna el que es, según dicen, un clásico de culto dentro del género.
El reparto se rige por el mismo patrón que todas las películas del estilo, con caras más conocidas que otras pero, en general, con un nivel bastante mediocre. No llegan a ser de lo más creíbles pero tampoco resultan molestos, simplemente se dejan ver. La banda sonora es uno de los puntos fuertes de la cinta, que aunque no tenga ningún tema memorable o pegadizo como el de Halloween, la dota de una magnífica ambientación. La fotografía o demás apartados técnicos son poco destacables, quizás sí el maquillaje, que consiguió convertir a Doug Bradley en uno de los personajes más temidos e inolvidables del cine de terror. Los efectos especiales son cutres, dejémoslo ahí, pero teniendo en cuenta el presupuesto con el que contaba Barker, tampoco le podíamos pedir mucho más.
Todo el éxito que tuvo en su época marcó lo que sería el inicio de su gran destrucción, comenzaron a llegar sus secuelas. No las he visto, claro, pero no tardaré en hacerlo, o por lo menos hasta el punto en que sean tan vergonzosas y deplorables que no se merezcan un minuto de mi tiempo. Y no lo digo por decir, la opinión popular está de acuerdo en que la calidad de estos subproductos no es lo importante ya, ahora lo único que interesa es seguir alargando el nombre Hellraiser hasta donde sea y como sea. He aquí mi gran duda. ¿Por qué? Según la información extraída de IMDb, el beneficio de Judgment ha sido nulo. El caso de estas secuelas es parecido al de las Serie Z, pudiéndolas incluir de hecho en este subgénero, tanto por su calidad como por su presupuesto.
En definitiva, Hellraiser es una película que trata una idea bastante interesante, alejada de los slashers convencionales como Viernes 13, Scream o la misma Halloween que a mí tanto me cansan. Por ello, y por la leyenda que construyó creo que es de recomendable visionado, y obligado para los amantes del género. Es triste ver como la denigran tanto al cabo de los años, pero su primera parte siempre quedará intacta, para poder ser vista una y otra vez sin importar lo que se haya hecho después. Aún así, esperemos que este fenómeno cese de una vez por todas.
En el ínterin, sed felices.
No me parecen nada cutres los efectos la verdad, para la época que se hicieron.