Yo soy todas ellas, es una película incluida en Netflix dentro de sus novedades para el mes de mayo. La cinta nos llega desde sudáfrica de la mano de Donovan Marsh, director conocido por Hunter Killer, del 2018.
Está catalogado como un thriller policiaco basado en hechos reales que pone de manifiesto la pedofilia existente en una época oscura, y no muy lejana en el tiempo, donde personas anónimas se mezclan con altos cargos del gobierno para llevar a cabo la venta de niñas.
La historia de Yo soy todas ellas
Yo soy todas ellas, nos cuenta la incansable lucha de la detective Jodie Snyman (Erica Wessles) por detener la pedofilia y el tráfico de niñas. Snyman es una mujer cuya vida personal está tocada debido a su trabajo. Su compromiso con las víctimas de abusos sexuales es tal que se convierte en una obsesión.
La detective trabaja en Johannesburgo, donde por desgracia estos hechos parecen ser algo demasiado habitual. A lo que hay que añadir que los recursos que se destinan a este tipo de investigaciones son cada vez más reducidos. Lo que acabará creándole una sensación de impotencia que refleja muy bien en la película.
Quizá esta sea la única percepción que tenemos sobre el carácter de Snyman: una mujer que cada vez se siente más desesperada por no poder resolver los casos que se acumulan por no disponer de medios. Esto está afectando a su vida convirtiéndola en alguien que actúa por impulsos e incluso fuera de lo legal.
Como apoyo cuenta con su compañera de trabajo Ntombizonke Bapai, con la que mantiene una relación de amistad, y cuyos diálogos son lo único que tenemos para intentar conocer a ambas mejor.
La aparición de un hombre asesinado con unas iniciales grabadas en su pecho se convierte en su nuevo caso. Se trata de un intento por parte de su jefe de alejarla de su trabajo habitual. Sin saber, que esto lo que va a conseguir es meterla de lleno en un caso que sucedió en 1994.
Gert de Jager se declaró culpable de la desaparición de al menos 40 niñas. Con la ayuda de su mujer, secuestraban a sus víctimas para llevarlas a una granja donde altos cargos del gobierno traficaban con ellas, llegando a abusar sexualmente de algunas y asesinando a otras.
Un supuesto thriller
El fallo que tiene como thriller Yo soy todas ellas, es que es todo demasiado sencillo. Solo con ver los primeros segundos de la cinta eres capaz de desentramar la historia conforme se nos va presentando.
Esto le quita esa emoción, y lo convierte más bien en una historia dramática con toques trágicos que se nos van presentando en forma de flash backs, y que el espectador sabe de quien son.
Lo que empieza pareciendo una interesante película policiaca se va convirtiendo, conforme avanzan los minutos, en una cinta que denuncia una situación social que siempre crea polémica. Por eso tenemos que decir que la película no es para personas sensibles, ya que el tono que va adquiriendo se transforma hacia una historia con un final trágico, que también se ve venir.
Y no es que esto sea algo malo para Yo soy todas ellas, ya que conforme la vas viendo, su historia inquietante te engulle y se le perdona que no tenga mucho de thriller, aunque hubiera deseado un final diferente, y no lo digo por sus tintas trágicas. Lo digo por que todo parece acabar en un caos de imágenes mezcladas, como si tuvieran prisa por acabarla.
Yo soy todas ellas: basada en hechos reales
Si hay una coletilla en el mundo del cine que llame la atención es sin lugar a dudas la de basada en hechos reales. Los hermanos Cohen ya jugaron muy hábilmente con ella demostrando que el éxito de una película podría incrementarse al saber el espectador que lo que está viendo ha sucedido en realidad, puro morbo.
Yo soy todas ellas, empieza con esa coletilla. Por lo que damos por hecho que todo lo que se nos presenta en ella es real y fue así como sucedió. Pero, ¿qué tiene de real la película?
Está basada en la figura real de Gert van Rooyen, un pedófilo y asesino en serie que secuestro a seis niñas entre 1988 y 1989. Su última víctima consiguió escapar y alertó a las autoridades. El hombre sintiéndose acorralado asesinó a su esposa, cómplice de los secuestros, y poco después acabó suicidándose.
Su hijo Flippie van Rooyen, manifestó que su padre trabajaba en una red de pedofilia y de tráfico de niñas en la que participaban tres exministros del Partido Nacional. El joven no tenía pruebas de sus acusaciones y su palabra no era de fiar debido a su historial, por lo que se cree que la historia fue un invento suyo para ganar dinero.
Lo cierto es que en ningún momento de la investigación se relacionaron con estas desapariciones a altos cargos del gobierno. Hoy en día, aun se siguen pistas para poder encontrar a las seis niñas desaparecidas.
En resumen, y volviendo a la película que es lo que nos ocupa: Yo soy todas ellas, es una cinta con una historia impactante, de la cual se habría podido sacar más de haberse definido mejor como thriller o como drama. Yo me quedo con que es más un drama que otra cosa. No es apta para personas sensibles, no por sus escenas, sino por los temas que trata. Una película de esas que te muestran la realidad de un mundo donde hacen falta más súper héroes.
Saludos y sed felices.
No creo que sea un thriller policiaco en sí aunque tenga tintes. Y sobra ya los súper héroes para todo. Me parece más realista y humano esa frustración de policías, asociaciones… como pasa en el final de El Niño *spoiler* precisamente ante un mar de contenedores *fin spoiler*. Puedes cerrar un caso pero sigue y seguirá la trata de personas, la droga, las armas etc y no puedes hacer otra cosa que seguir con tu trabajo por lo que significan individualmente.
Insinúa sin enseñar (la relación de las detectives, los actos…) para no desviar la atención del tema, por lo que tampoco se esfuerza en mantener el misterio sino precisamente cuál es la motivación de quien asesina.
Eso sí, me viene a la cabeza el concepto de “white savor”.