Análisis de Predicador. Temporada 1. Capítulo 10

Tras diez semanas esperando el momento culmen de esta serie, hemos llegado al final. Por ahora, por que ya hay confirmada una segunda temporada de las aventuras de Jesse Custer. Mientras esperamos podéis ver como ha ido la primera temporada, y leer atentamente el análisis de este último capítulo de Predicador. Vamos allá.

Empezamos con Jesse corriendo delante de la policía, el pueblo revolucionado ante la próxima visita de Dios, Cassidy en el calabozo y Donnie y su mujer jugando a juegos masoquistas. El Sheriff interroga a Cassidy sobre el paradero del Predicador, pero el vampiro no se siente muy hablador. Además, nadie se creería que Jesse ha encontrado cobijo en casa de Donnie, como Tulip ha descubierto.

El Sheriff ha descubierto, por su cartilla de arrestos, que Cassidy no es tan joven como podría parecer, ni tan humano. Ahora que sabe que es un vampiro, tal vez no le cueste tanto creer que su hijo está en el infierno. La que se muestra un poco incrédula es Tulip, que no acaba de tragarse la conversión de Donnie en un tipo piadoso, pero en vez de pedirle explicaciones, lo que le pide es que mate a Carlos, al que lleva en el maletero.

Y hablando de Carlos, por fin sabemos que pasó. Carlos, Tulip y Jesse están atracando un banco y pasando un buen rato (¿Quien dice que son excluyentes?), cuando pasa algo inimaginable: a Carlos se le mojan los zapatos de ante. Y la tontería, que es eso, una tontería, provoca en Carlos una ida de olla tal, que se pira dejando a Jesse y a Tulip tirados, con el cadáver de un seguridad y a Tulip con lo que parece un aborto espontaneo. Pues oye, normal que estén mosqueados.

Después de toda una noche de balazos y cigarrillos, Cssidy se pone en plan psicólogo con el Sheriff y le pregunta si de verdad quiere recuperar a su hijo. En casa de Donnie, Jesse y Tulip discuten sobre si han de matar a Carlos o no. Al final gana el sí, y eso a Tulip le parece lo más del romanticismo, así que cambia de idea y decide que es mejor no matarlo. Pero eso no significa que vayan a dejar que se vaya tan tranquilo, no se crean ustedes, que le dan una señora paliza.

La fiesta de Tulip y Jesse no acaba de gustarle a la señora Donnie, que corre a contárselo a la policía, pero de mentirijillas. Así ella y su marido dejan a los tortolitos en la iglesia, donde los cuatro se preparan para la llegada de Dios, quien por cierto, viene con videoconferencia. El domingo, con la iglesia llena, y tras un “inspirador” discurso de Odin, Jesse se empeña en llamar a Dios… y a Dios le da por aparecer. Tulip y Jesse se ponen en plan gallitos con el todopoderoso, y tras algunas preguntas absurdas, y con voz superpoderosa mediante, Jesse obliga al tipo a reconocer que no es Dios y que, siendo sinceros, nadie saber muy bien donde está. 

Con esto, acaba la extraña videollamada, y nadie sabe muy bien que hacer. Así que Jesse, Tulip y Cassidy se van a por patatas fritas mientras Odin grita y el Sheriff renuncia a la ley. La gente, como es normal, lo flipa. Y luego de fliparlo, destrozan la iglesia. Y más tarde aún, la gente empieza a estar chiflada. Un tipo vestido de vaquero se suicida, unas niñas con sus vestiditos se cargan al pederasta que conducía el bus, la madre de la chica en coma mata su hija, y Odin abraza a un montón de intestinos de vaca con forma de ser humano y la ropa de su hija. y una puta que acab de ver morir a un cliente, intenta por todos los medios que el reactor eléctrico de metano no estalle.

No, la chica con el arnés en la boca no consigue parar la explosión y tenemos que decir adiós al encantador pueblo de Annville. Y después de todo esto, ángel arquitecto vuelve de su visita al infierno. Una gran explosión, un ángel que viene del infierno, y nuestros chicos en una cafetería discutiendo sobre “El Gran Lebowski” (Cassidy tenía que tener algún fallo ¿A quien no le gusta “El Gran Lebowski”?) y decidiendo salir a buscar a Dios, al de verdad, y darle una paliza. No es mal plan.

Así que con un beso, un puñetazo y un cigarillo, el trio calavera se lanza a la carretera; mientras de las cenizas de Annville, el arcángel y el pistolero del infierno se alzan, ambos en busca de la misma persona: El Predicador.

Es una pena que, cuando se ponía interesante, esto se acabe, y mas sabiendo que seguramente no volveremos a ver a Odin. Pero aquí estaremos la siguiente temporada para ver que es de nuestros chicos. Hasta entonces, ¡¡¡sed felices!!!