Bienvenidos todos y todas al análisis del sexto capítulo de la segunda temporada de 30 monedas, titulado Resetear el mundo. Los responsables de la serie ponen toda la carne en el asador con el objetivo de que el desenlace de esta temporada, para el que quedan solo dos episodios, pueda llegar de manera desahogada y cerrando de manera coherente todas las tramas abiertas. Nada mejor para ello que poner negro sobre blanco el plan de Barbrow mientras que el resto de los personajes se va situando en el tablero.
Aquí puedes ver los análisis de los episodios anteriores
Dejamos a Paco y Elena en las manos de un falso Cardenal Lombardi. Pero rápidamente descubren que es un doble y pueden huir con tan buena suerte que acaban encontrándose con el verdadero Lombardi en una cafetería. El sacerdote resulta ser de mucha ayuda y aclara varios puntos. El libro que llevan es el original del que se copió el que Barbrow robó en el capítulo tres. Este grimorio contiene un conjuro para invocar a Dios gracias al poder de las 30 monedas, una situación que acabaría con el mundo tal y como lo conocemos y daría lugar a uno nuevo, el objetivo declarado de Barbrow. El problema es que las últimas páginas están en clave y sólo hay una persona en el mundo capaz de descifrarlo. Cierto matemático danés que casualmente esta recluido en un sanatorio que conocemos bien.
Lombardi les dice a Paco y Elena que deben partir a Nazca para impedir el plan de Barbrow, pero antes de ponerse en marcha, el cura acaba partido por la mitad en un accidente realmente perturbador. La pareja no tiene otra opción que refugiarse en un hotel de Roma del que tienen que huir ya que Antonio les advierte de que van a por ellos. En su huida, Paco cae a una piscina en la que hay una presencia inesperada. Merche utiliza el poder de su moneda para raptar a su marido y llevarlo consigo hasta la flotilla de barcos de un Barbrow que se muestra molesto por el uso interesado de Merche de las monedas. Pero la mujer le dice que tener a Paco es la mejor manera de asegurar que Elena vaya a por ellos y así poder quitarla el libro.
La muerte de Lombardi se deja notar en todo el mundo, incluso en el Infierno. Lucifer toma consciencia de que Barbrow le lleva la delantera así que toma una decisión, mandar a la tierra a Vergara y Santoro, que resucitan en plan zombie en Pedraza gracias a la vieja bruja. Los dos antiguos rivales no van a tener más remedio de que trabajar juntos, dando lugar a unas graciosas escenas en las que ambos intentan arreglar los destrozados cuerpos con los que han vuelto del infierno. A pesar de verse obligados a colaborar, sus objetivos reales siguen siendo bien distintos ya que Vergara quiere proteger a Elena mientras que Santoro solo piensa en el libro.
Salcedo está en Londres investigando Highclare, que no deja de ser una reunión de ricos, más bien muy muy ricos, en la que Barbrow expone su plan. Todos creen que el mundo se va a acabar, pero no saben cuándo. Así que Barbrow propone una solución muy sencilla. Ser ellos los que lleven a cabo el apocalipsis para así estar preparados y poder ser quienes rehagan el mundo a su antojo. Incluso ya tiene fijada la fecha: el 31 de marzo. Después de mucho tiempo por fin tiene casi todos los medios y el conocimiento para ello. Le falta muy poco. Algo que Salcedo descubre mientras acaba haciéndose con habilidad con el portátil del sr. Johnson el segundo al mando de Barbrow para después volver a España.
En el sanatorio, Laguna encabeza una rebelión y gran parte de los habitantes de Pedraza logran huir gracias a que Sole, la joven protagonista del segundo episodio de la primera temporada, ha desarrollado poderes telequinéticos como vimos la semana pasada. El grupo acaba en un minibús con Haruka, Antonio y Salcedo, sin olvidar que con ellos se ha escapado cierto matemático del que ya sabemos su importancia.
Valoración del capítulo
Ya tenemos claro el plan maligno del villano de la serie mientras nuestros protagonistas empiezan a reunirse para tratar de oponérsele. La parte principal de este episodio está dedicada a que Barbrow exponga sus intenciones, recordando a los malvados típicos de las películas de James Bond. No nos tiene que extrañar. Esta serie tiene muchas influencias y a pesar de su barniz de sofisticación tampoco aspira a más que a entretener al público con un enfrentamiento básico entre las fuerzas del bien y el mal.
Lo que no me ha gustado demasiado es lo fácil que lo tiene Salcedo para infiltrarse en Highclare. Aparece por allí y entra como Pedro por su casa sin que nadie le diga nada y para colmo, robando de una manera un tanto chusca un portátil que seguro que es un elemento clave del plan de Barbrow. Creo que los guionistas deberían haberse currado un poco más esta parte. Si, Merche descubre a Salcedo, pero en vez de delatarla lo único que hace es pedir a la expolicía que advierta a Paco del peligro que corre.
Por el contrario, la evolución de Merche es sencillamente perfecta. Se muestra como la fiel aliada (¿y amante?) de Barbrow pero está claro que tiene sus propios planes. Unos planes que afectan a Paco, un marido al que sigue amando y que quiere proteger pese a lo que le diga a Barbrow.
Tampoco me acaba de gustar como se desarrolla la trama del falso Lombardi. Mientras Barbrow lo controla parece engañar a Paco y Elena, pero como el villano se tiene que ir a la reunión de Highclare deja a uno de sus subordinados al cargo. Me parece un poco tonto tomarse tantas molestias para luego dejar al cargo a un segundón con pocas luces que al final acaba cagándola. Y para más inri, luego Elena y Paco acaban encontrándose de casualidad al verdadero Lombardi que estaba tan pichi después del ataque del doble del capítulo anterior. Al menos este encuentro sirve para hacer avanzar la trama resolviendo muchas cuestiones pendientes y tiene un final espectacular, con esa muerte que recuerda a una de mis películas favoritas, la magnífica La Profecía (la de 1976 de Richard Donner, no el olvidable remake de 2006).
En cuanto a la parte de Vergara y Santoro, sólo puedo decir que me ha encantado. Tengo predilección por las historias de los enemigos que tiene que colaborar, aunque oculten agendas propias y la manera en que estos dos personajes se relacionan me parece genial. Es de resaltar cómo, con unos personajes y situaciones tan serias, esta sea la parte más divertida del capítulo, con un humor muy bien llevado que por los pelos no cae en lo absurdo y que recuerda mucho a la película La muerte os sienta tan bien, del siempre añorado Bruce Willis.
La parte de la historia relativa a Haruka y Antonio no tiene demasiado peso, más allá del papel del “loco del pueblo” como comodín que los guionistas usan para hacer que los protagonistas sepan algunas cosas gracias a sus poderes. Mención aparte merece el papel de Sole, la niña con poderes que recuerda a la Eleven de Stranger Things. Ahora que Haruka, Antonio, Laguna y Salcedo están reunidos otra vez, llevando a los habitantes de Pedraza y al matemático danés, habrá que ver que hacen. Previsiblemente en los dos próximos capítulos todos los protagonistas acabarán reunidos en Nazca para evitar los planes de Barbrow.
En resumen, estamos ante un buen capítulo que hace que la serie coja velocidad, aunque fruto de ese afán de hacer avanzar la trama tenga pequeños fallos como los que hemos comentado. Tal vez hubiera sido aconsejable que esta temporada tuviera un par de episodios más, pero…
