Bienvenidos todos y todas al análisis del segundo capítulo de 30 monedas, donde quedan patente dos cosas sobre la serie. Una, que Álex de la Iglesia ha puesto toda la carne en el asador presentando un segundo episodio tan bueno como el anterior. Y otra, que estamos ante una trama rio que irá evolucionando entrega a entrega a la vez que cada capítulo nos va a contar una historia autocontenida.
Aquí puedes ver los análisis de los episodios anteriores
El principio del segundo episodio nos muestra a los “malos” de la función otra vez, como pasó con el primero. Un misterioso Cardenal (Manuel Soto) sabe que el Padre Vergara tiene la Moneda de Judas y desea recuperarla, pero lo que realmente quiere es que sea Vergara quien se la entregue. Se nota la animadversión que siente ante nuestro protagonista, quiere verle humillado y hundido a sus pies. Sin duda es un personaje del que estoy deseando saber más.
El universo de la serie crece y conocemos a un nuevo protagonista. Roque, el Marqués de Pedraza (Antonio Velázquez) es un hombre rico y engreído que parece muy interesado en Elena y que fue rival de Pedro en las últimas elecciones. En el análisis del capítulo anterior comentaba que se avecinaba un triángulo amoroso, pero ahora parece que más bien va a ser un cuadrado.
Volviendo a Pedraza, vemos a unos jóvenes del pueblo hacer una sesión de ouija que sale horriblemente mal ya que una de las chicas, Sole (Carla Tous), desaparece para volver después de otra sesión en la que también está presente Elena. Nuestra protagonista tiene una visión de un Concilio de Cardenales justo antes de que la desaparecida vuelva, pero Sole ha vuelto muy cambiada.
Puede ver el “aura” de las personas, sentir cuando van a morir. Esto hace que el pueblo se asuste y no se fie nada de ella. Sólo Elvira (Abril Montilla) parece confiar en ella y junto a Elena intentarán comprenderla y ayudarla.
Pero Elena tiene un precio que pagar. Ya sabíamos que su marido había desaparecido en extrañas circunstancias, pero ahora nos enteramos de que en el pueblo tiene fama de chalada, ya que decía que veía fantasmas. Todo ese pasado parece estar volviendo a ella, siempre está en medio de todo los extraño que pasa y eso lo puede pasar factura de cara a la gente de Pedraza.
Sole parece volverse cada vez más loca hasta que aparece en casa del Padre Vergara exigiéndole que le de la moneda. El cura intenta disuadirla con buenas palabras, pero la chica le dice que habla en nombre de sus enemigos, que oye esas voces en su cabeza y no puedo parar. Se corta un dedo y se raja la cara hasta que a Vergara no le queda más remedio que aceptar darle la moneda y se la lleva a casa de Elena, que es quien la tenia desde el capítulo anterior.
La casa de la veterinaria está vacía y empiezan a buscar el tesoro cuando llegan Elena y Roque. Sole acusa a Vergara de ser el quien ha entrado sin permiso y quien le ha rajado la cara, así que Roque le ataca, lo que la chica aprovecha para dar al pobre Marqués unas cuantas cuchilladas en el costado.
Desde este momento el elemento más sobrenatural se adueña del capítulo. Sole dice que los ve (las sombras del Concilio de Cardenales) y le pregunta a Vergara y Elena si también los ven ellos (que parece que sí). No puede dejar de oírlos en su cabeza. El cura le pide que no los escuche, que aunque le hayan prometido resucitar a su madre no van a poder hacerlo, que la única manera de sacarlos de su cabeza es negándose a escucharlos. Ella y solo ella tiene el poder para expulsarlos.
La chica acaba sacándolos de su cabeza y todos acaban en el hospital. Sole tiene que ser operada y le va a quedar una cicatriz en la cara que va a recordarle lo que pasó toda la vida. Roque ha tenido suerte y el cuchillo no llegó a herirle de gravedad y no va a presentar denuncia contra Sole.
Paco acaba hablando con Elena, una mujer que está al borde del colapso y que está pensando en irse del pueblo con Roque. Pero el alcalde le pide por favor que no se vaya, que el no puede abandonar Pedraza, que tiene muchas cosas que le atan allí pero que no puede pensar en enfrentarse a todo lo que se le viene encima sin ella. Según Paco el que debería irse del pueblo es otra persona: Vergara. Por otro lado, la atracción mutua que sienten el alcalde y la veterinaria es palpable en esta escena, así como el lastre que arrastra Paco y que le impide irse con Elena. Habrá que ver cómo evoluciona esta relación, sobre todo ahora que Roque se ha unido a la fiesta.
En la última escena vemos al malherido Antonio (el chico que se tiró del campanario) hablando con las sombras del Concilio de Cardenales diciendo que “hay que cuidarlo hasta que lleguen todos, hasta que llegue la hora de Judas”. Se avecinan problemas para Vergara y para el pueblo en general.
Valoración del capítulo
Parece que Álex de la Iglesia va a tocar muchos géneros dentro del terror en esta serie. Si en Telarañas vimos “una de monstruos”, en Ouija nos encontramos con un homenaje al Exorcista con unas gotas de la Profecía. La mitología de la serie aumenta con la inclusión del Concilio de Cardenales, un elemento con un claro gusto clásico que da personalidad a los villanos. No son demonios o diablos, es la propia iglesia las que está conspirando para conseguir las Monedas de Judas.
Es muy interesante el contrapunto que se estable entre un recurso básico del terror como es la ouija con el inteligente uso de las nuevas tecnologías como modo de comunicación entre los más jóvenes.
Poco a poco se aumenta tanto el elenco de personajes de la serie (con un Roque que puede dar mucho juego a la hora de contraponerse a Paco) como el trasfondo de los protagonistas. Las diferencias entre Paco y Roque son obvias y está claro que habrá un enfrentamiento entre los dos a cuenta de Elena y quien sabe si sobre el futuro de Pedraza. Los responsables de la serie no tienen tiempo para sutilezas y prefieren dejar las cartas sobre la mesa en este aspecto y guardar metraje para otras cosas.
Y vamos sabiendo un poco más del pasado de Elena y de Vergara, pequeñas pildoritas de información que no se interponen en el ritmo general de la historia que nos quiere contar el capítulo y que enriquecen la trama general. Sobre el cura hay que alabar la interpretación de Eduard Fernández. Vemos en su mirada que su escepticismo esconde mucho más de lo que aparenta, un conocimiento que puede estar detrás de su decisión de esconderse en un pequeño pueblo como Pedraza. ¿Qué relación tiene con el Concilio de Cardenales? ¿por qué le odian tanto?
En cuanto a la estructura formal del capítulo, se vuelve a repetir una larga preparación hasta el acelerón final, una preparación que permite crecer el universo de la serie hasta llegar a unos diez minutos finales que son realmente soberbios y que nos dejan pegados al sillón.
En resumen, Álex de la Iglesia mantiene firme las riendas de la historia sin caer en los excesos que a veces lastran sus obras, pero sin renunciar a dejar su firma en ciertas escenas (la muerte del “hombre de las flores” es genial). 30 monedas se confirma como una de las mejores series de terror que podemos encontrar, con el añadido de que en cada capítulo vamos a ver una “pequeña película” independiente dentro del marco de una absorbente trama general.