Continuamos analizando Ciudad de Dios: La Lucha Sigue (para América Latina Ciudad de Dios: La Lucha no Para), miniserie de HBO que, creada por Andrea Barata Ribeiro y Fernando Meirelles, se ambienta dos décadas después de los acontecimientos del cierre de la película Ciudad de Dios (2002). Hoy el segundo episodio…
Hola otra vez. Aquí estamos para analizar un nuevo episodio de Ciudad de Dios: La Lucha Sigue, el cual confirma a la serie apartándose de la película que le diera origen para contar una historia propia y diferente aun con base en la misma.
Una entrega en la que se configura claramente un enfrentamiento que viene a acabar con la “paz” que imperaba desde hacía algún tiempo en la favela y que ahonda en la relación de Buscapé con su hija Leka, así como nos permite conocer mejor a Delano, el hijo al que Mané Galinha nunca llegó a conocer.
Pasemos a ver qué ha ocurrido, no sin antes dejar de advertir que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA ni de recordar que pueden leer aquí el análisis del episodio anterior que, al igual que este, está disponible en Max. También, si lo desean, pueden echar ojo a mi retro-análisis de Ciudad de Dios, la superlativa película brasileña de 2002 de la que esta serie toma su base.
El Conflicto menos querido
Como era de prever, la guerra entre Curió y Bradock ha terminado estallando a pesar de ambos. Bradock siente culpa por tener que enfrentar a quien en su momento le acogiera como parte de su familia y si llegó al conflicto abierto fue empujado por Gerusa, pues cualquier posibilidad de conciliación o entendimiento quedó trunca cuando ella, sin mediar trámite, le metió un tiro en la cabeza a Valderrama (tal el apodo que, no sin justa razón, llevaba el enviado de Curió).
Pero por mucho que no le guste la idea del enfrentamiento abierto, Bradock sabe que es hombre muerto si no consigue rápidas alianzas para hacer frente a su ex jefe. Va a ver por lo tanto al rey de las riñas de las riñas de gallos en Ciudad de Dios, quien odia a muerte a Curió. Qué pasó entre ambos es algo que no sabemos y que quizás próximas entregas vayan revelando…
Guerra en las Calles
En este episodio conocemos mejor el grado de relación (o conflicto) entre Buscapé y su hija, con la cual vimos ya en el episodio anterior que había alguna tirantez por sus canciones de letras explícitas o sus contoneos y perreos provocativos. Pero hay más que eso…
Ella le recrimina estar “vendiendo carne negra” al conseguirle a sus patrones blancos las fotos que quieren y necesitan para estigmatizar a los habitantes de la favela. Él replica que arriesga su vida a diario para poder llevarle dinero a ella y a su madre, pero a la vez se queda rumiando las palabras de Leka porque sabe que en algún punto tiene razón…
En las calles hay batalla. Como si sonara una alarma de bombardeo, los comerciantes bajan sus persianas y los vecinos se encierran en sus casas mientras Cinthia, Berenice y Delano envían a las suyas a los jóvenes que tienen a cargo en sus instituciones. Impactante momento cuando vemos caer abatido a un muchacho al que instantes antes veíamos y oíamos tocar el chelo durante la clase de jiu-jitsu de Delano. Para colmo, Buscapé ha registrado la escena y es el tipo de fotografía que el diario quiere y el poder político necesita. Más culpas…
Bandera de Tregua
A la favela ha llegado Ligia (Eli Ferreira) periodista que anda detrás de investigar y dar a conocer lo que está ocurriendo con las guerras entre bandas y particularmente con los “escuadrones de la muerte”, grupos parapoliciales avalados en buena medida por la opinión pública y de los cuales incluso el propio Buscapé justifica su existencia.
Ni él ni Brabantinho logran disuadirla o convencerla de que está jugando con fuego si se mete con pesos pesados: de alguna manera la postura de Buscapé es coherente con la que mostrara en la película cuando, joven e inexperto, no se atreviera a dar a conocer las fotos que incriminaban a la policía. Los años pasan, pero los temores siguen siendo los mismos…
Ligia, no obstante, no se desanima y va en busca de Touro (Otavio Linhares), el tipo más poderoso y peligroso de la zona conocida como Gardenia, a quien recurre a los fines de conseguir un local para una ONG de fines benéficos.
Berenice, por su parte, tiene un novio estilista que la ayuda en la peluquería y que en el pasado ha estado en el ejército luchando en la zona de frontera con Colombia. Le llaman QPD y todavía no sabemos hacia dónde saldrá su personaje, pero por lo pronto ha sido reclutado por Curió, quien está armando un ejército poderoso para enfrentar a Bradock y comprando armas más eficaces.
Por lo pronto, parece que hay un pedido de tregua por parte de Bradock al que Curió, al menos en principio, estaría interesado en plegarse. Sin embargo ambos, cada uno desde su lado, son presionados para no hacerlo. Bradock por Gerusa y Curió por su hijo Geninho, mucho más impulsivo y atropellado. Uno de los motivos de este para ir a la guerra es que a su padre le ha sido enviada un ave muerta en clara provocación, aunque cuando Bradock se entera, no sabe de qué le hablan.
Balance del Episodio
Y ya tenemos otra guerra en Ciudad de Dios. Se veía venir, claro, como también que la serie iba a irse despegando de la película que la inspiró, pues si algo ha dejado claro este episodio es que las referencias del anterior, como presumíamos, obedecían más a fines introductorios que de nostalgia. Ya hay, por cierto, una historia diferente en curso y la misma está atravesada no solo por los conflictos externos y visibles, sino también por los internos propios de los personajes.
La culpa sobrevuela todo el capítulo: la de Bradock y Curió por tener que enfrentarse entre sí o la de Buscapé por las fotografías que se ve obligado a tomar para mantener felices a sus empleadores. En el primer caso, se advierte claramente que el vínculo que les unió en el pasado fue demasiado fuerte y en el segundo que las palabras de una hija tienen demasiado peso para un padre…
Es que el episodio, de hecho, está atravesado por las conflictivas relaciones entre padres e hijos. Vamos por un lado entendiendo que el choque entre Buscapé y Leka tiene bastante más sustancia que el que podría tener un simple padre conservador con una hija libertina, así como que el conflicto de Curió es de naturaleza doble, pues lo tiene tanto con su hijo biológico por diferencias de métodos como con su hijo adoptivo por cuestión de lealtades: César y Brutus…
La pregunta es si Curió se verá en algún momento forzado e elegir entre uno de los dos y además no sabemos quién le ha enviado el ave muerta, lo cual podría indicar que hay un tercer bando en conflicto que aún no vemos claro o bien que alguien busca sembrar cizaña desde las propias filas de Curió.
También la relación Mané-Delano es una que está fuertemente presente en la historia aun cuando nunca se hayan conocido y el padre lleve largo tiempo muerto, pues la filosofía de este (por lo menos la que practicaba antes de que violaran a su novia y balearan a su familia) es bastante reconocible en las palabras del hijo.
Habrá que ver si llegado el caso termina también por dar el mal paso, aunque ese pareciera más bien el camino de QPR, del cual aún nada sabemos, pero su pasado en el ejército y la circunstancial alianza con Curió (que recuerda a la de Mané con Zanahoria), hacen pensar que quizás termine con un rumbo similar: ya veremos.
Por otra parte, está claro que las gallináceas son casi un ícono del universo de Ciudad de Dios y las riñas de gallos, particularmente, un interesante objeto de estudio para entender relaciones de poder, criterios de inclusión y reglas internas en sociedades o grupos marginales. El gran antropólogo norteamericano Clifford Geertz, de hecho, ha realizado un profundo estudio de los simbolismos de dichas riñas en la isla de Bali.
En lo que sí se parece la serie a la película es en ubicar la historia de Buscapé como eje transversal de todas las subtramas, aunque acentuando más bien aquí su lugar como personaje a caballo entre dos mundos: uno del cual quiere salir, pero no puede dejar; otro al que quiere entrar, pero no termina de calzar…
La serie mantiene bien hasta aquí el interés pero existe, claro, el riesgo de que acabe siendo otra más de narcos. Afortunadamente hay personajes que podrían evitar que así fuese y ojalá tengan el suficiente recorrido y lugar para ello. En este episodio hemos sabido bastante de Delano, pero Berenice y Cinthia no terminan aún de despegar con el peso que podrían tener. Y en cuanto a Bradock, se sigue confirmando como uno de los personajes más interesantes y hay que decir que el trabajo de Thiago Martins en esta entrega ha sido formidable…
Lo que sería bueno es que se asumieran más riesgos a la hora de las muertes, pues las dos más impactantes hasta aquí han correspondido a personajes a los que acabábamos de conocer, mientras que en el filme nadie tenía su silla asegurada.
A ver con qué nos encontramos en el próximo episodio. Hasta entonces, y sean felices…